Asimismo, dicha institución estatal reportó que el 57 por ciento de la madera ilegal extraída en Bolivia sale de los municipios cruceños de San Ignacio, Pailón, Charagua, San José, El Puente, Cuatro Cañadas, San Julián y Santa Rosa.
En opinión del gerente de la Cámara Forestal de Bolivia (CFB), Jorge Ávila, el aprovechamiento ilegal de madera en Bolivia “es un cáncer” que, convertido en una competencia desleal, afecta a las unidades productivas legalmente establecidas que conforman la cadena forestal.
“No estamos de acuerdo con ese tipo de actividades por una razón ecológica, porque mientras nosotros peleamos porque los bosques se manejen adecuadamente e indefinidamente en el tiempo, hay gente inescrupulosa que no piensa igual y aprovecha ilegalmente la madera”, dijo Ávila.
Pero el tráfico de madera ilegal también ha desatado consecuencias negativas en el sector industrial, es decir, en las carpinterías. Según el secretario general de la Confederación Nacional de Carpinteros, Ebanistas y Artesanos en madera de Bolivia, Wilford Ojeda, la oferta de madera ilegal a bajo precio generó el interés de algunos de sus afiliados para adquirirla y generar mayores utilidades.
Sin embargo, esto conllevó al decomiso del producto. “Muchos de nuestros carpinteros han estado trabajando con madera informal, por ganar un poquito más, porque la madera ilegal está un poco más barata que comprar en el aserradero, pero han tenido muchos problemas porque se han hecho decomisar con la ABT”, explicó.
Ojeda indicó que las carpinterías atraviesan por una compleja situación económica debida a la falta de mercado, dado que la demanda interna de productos forestales está copada con productos importados de Brasil y China.