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El crecimiento de la porcicultura en Bolivia es inminente, impulsado por una demanda creciente y avances en genética, manejo y comercialización. Este dinamismo obliga a productores, técnicos y trabajadores de granjas a capacitarse constantemente, adoptando nuevas y mejores tecnologías para optimizar el control nutricional, la calidad de los insumos y el bienestar animal dentro de las unidades productivas.

El consultor en producción de granjas porcinas, Diego Lescano, explica lo que significa “nutrición para no nutricionistas”, un enfoque accesible y práctico destinado a optimizar la alimentación animal desde la perspectiva del productor.

La propuesta de Lescano se basa en aplicar conceptos fundamentales de calidad de materias primas, inocuidad, higiene de instalaciones, comprensión de curvas de alimentación y control de procesos. El objetivo, explicó, es claro: facilitar que el trabajo del nutricionista se traduzca efectivamente en beneficios reales para los animales en granja.

“Lo primero es organizar un equipo multidisciplinario, donde el encargado de producción, los veterinarios, el nutricionista y la genética estén sentados en una misma mesa para integrar el programa y atender las exigencias nutricionales en la región”, explicó Lescano.

El especialista remarcó que cada país tiene sus particularidades, por lo que no basta con aplicar modelos teóricos, sino que es necesario adaptar los programas de alimentación a la realidad local y promover una mejora continua basada en datos y evidencia.

Gestión de calidad: el primer eslabón de la cadena nutricional
Lescano subrayó la necesidad de contar con un programa de gestión integral de calidad, que aproveche tanto las tecnologías disponibles como los servicios brindados por los proveedores del sector.

“Durante años, la industrialización de las granjas impuso cuándo y cómo la cerda debía comer. Pero la realidad es que cada cerda come como quiere y cuando quiere. Con tecnologías como la alimentación electrónica en maternidad, podemos conocer ese comportamiento real y ajustar el manejo en consecuencia”

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“Creo que es fundamental trabajar sobre la educación continua de las granjas. Hay que mostrar los pros y contras de implementar un programa de gestión integral de calidad, y hacerlo no solo internamente, sino incluso desarrollando capacidades de análisis en laboratorio según la escala de la granja”, sostuvo.

Además, insistió en que el control de calidad no termina cuando el alimento sale de la planta, sino cuando es consumido completamente por el animal. El control debe comenzar en la recepción de materias primas, continuar con un correcto almacenamiento, seguimiento por muestreo, y extenderse hasta verificar que el alimento ha cumplido su propósito nutricional sin comprometer la salud del animal.

Los desafíos nutricionales más frecuentes
Uno de los temas más sensibles abordados por Lescano fue el impacto de la nutrición en hembras reproductoras. Señaló que, debido a los avances en genética, la prolificidad ha aumentado, pero esto también ha generado nuevos retos, especialmente en relación con la pérdida de reservas corporales en las hembras.

“Eso tiene un costo, no solo en la prolificidad futura, sino en la retención de hembras dentro del sistema productivo”, afirmó.

También destacó que ciertos problemas de inocuidad en las materias primas pueden ir más allá de lo nutricional. Casos como las micotoxinas o la calidad de las grasas añadidas impactan directamente sobre el sistema inmunitario, afectando la sanidad general del hato reproductivo.

Conocer a fondo el comportamiento del cerdo: clave para una alimentación de precisión
Finalmente, Lescano puso énfasis en la necesidad de entender el comportamiento alimenticio de las cerdas, especialmente en un contexto donde la tecnología ya permite medir y responder a sus hábitos de consumo.

“Durante años, la industrialización de las granjas impuso cuándo y cómo la cerda debía comer. Pero la realidad es que cada cerda come como quiere y cuando quiere. Con tecnologías como la alimentación electrónica en maternidad, podemos conocer ese comportamiento real y ajustar el manejo en consecuencia”, explicó.

También advirtió que factores como la estación del año o el diseño de las instalaciones pueden influir en los patrones de consumo. Por ello, apuntó que el futuro está en la alimentación de precisión, una tendencia que busca maximizar el bienestar y rendimiento individual de cada animal mediante datos y ajustes personalizados.

Diego Lescano concluyó alentando a los productores a profesionalizar aún más sus granjas, articulando mejor sus equipos técnicos y adoptando sistemas integrales de calidad para garantizar que la nutrición no solo sea efectiva, sino también segura, rentable y sostenible.

Fuente: Diego Lescano
Redacción: Publiagro