Impacto del Covid-19 en la agricultura boliviana

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Han transcurrido casi cinco meses desde que el país ingresó en una cuarentena social a causa de la pandemia sanitaria, la cual ha tenido efectos en diferentes sectores y regiones y, la agricultura no ha sido la excepción. El análisis del impacto del COVID-19 sobre la agricultura, se realizó tomando en cuenta 3 variables, la superficie cultivada, las importaciones y las exportaciones de productos de origen agrícola, comparadas entre el primer semestre del 2019 y del 2020.

Para el caso de las importaciones nacionales, se seleccionaron 7 cultivos que anualmente registran datos importantes de ingresos de productos agrícolas al país. Entre los cereales, el trigo es el que más se compra. En el primer semestre del 2020 se importó, tanto grano como harina de trigo, un valor de 57,73 millones de $us, es decir 6% menos que el 2019. Hay que resaltar que actualmente la producción nacional de trigo solo cubre el 29% de la demanda nacional, por lo que el déficit es cubierto por la importación y por el ingreso de trigo vía contrabando. Si no se han tomado las medidas adecuadas es altamente probable que, al tener las fronteras cerradas en los últimos meses, a fines del 2020 podría generarse una escasez de trigo en el país. Con relación a los frutales, la manzana es el producto más importado y registró 5,57 millones de $us en el 2020, es decir 16% menos que el primer semestre del 2019. De manera general, podemos señalar que, para los 7 productos seleccionados (Figura 1), el impacto del COVID-19, se ha reflejado en una reducción del 5% menos en las importaciones del primer semestre del 2020, en relación al 2019.

Figura 1. Bolivia: Importaciones de productos agrícolas del primer semestre 2019 y 2020

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En relación a las exportaciones nacionales, se seleccionaron 6 productos que tradicionalmente han generado la mayor incidencia en las exportaciones de origen agrícola (Figura 2). El valor de las exportaciones de la soya y sus derivados, entre enero y junio del 2020, fue de 359,8 millones de dólares, menor en un 6% a lo exportado en el primer semestre del 2019. Además de la soya, las exportaciones del banano y del cacao, también disminuyeron en un 4 y 14% respectivamente. Por su parte el café, el azúcar y la quinua registraron un incremento en las exportaciones en 24, 27 y 4% respectivamente. Al igual que en las importaciones, el impacto del COVID-19 en las exportaciones para los 6 cultivos evaluados, se tradujo en una reducción del 8% en el primer semestre del 2020, comparado con el mismo periodo del 2019.

Figura 2. Bolivia: Exportaciones de productos agrícolas del primer semestre 2019 y 2020

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Para el análisis de las siembras de invierno, se seleccionaron 7 cultivos (Figura 3), de los cuales se observa que el sorgo, tal como viene sucediendo en los últimos años, creció en mayor proporción en relación a los demás cultivos, en este caso en un 13% en el invierno 2020, respecto al 2019. Otros cultivos que tuvieron un incremento en el área sembrada fueron el trigo con 9%, la caña con 3% y el girasol con 2%, mientras que la chía y el maíz decrecieron en un 24% y 4% respectivamente. En suma, hubo un crecimiento en la siembra de los 7 cultivos seleccionados del 2%, lo que confirma el slogan “el agro cruceño no para” , a pesar de la pandemia. El incremento porcentual del área cultivada podría ser mayor si se logra sembrar las 335.000 hectáreas de soya proyectadas para el invierno 2020.

Figura 3. Santa Cruz: Superficie cultivada durante el invierno 2019 y 2020

Finalmente hay que destacar que, durante la cuarentena del COVID-19, el sector agrícola ha demostrado ser un factor fundamental para la sociedad boliviana, ya que no se observó la falta de alimentos de origen agrícola y, tampoco se percibió un incremento en los precios, ya que la mayor parte de estos productos son generados por los agricultores bolivianos, quienes en plena pandemia continuaron con sus actividades habituales, a pesar de las múltiples restricciones y el peligro sanitario que ello implicaba. Por otro lado, todo indica que la recuperación económica del país, post COVID-19, estará basada principalmente en el desarrollo del sector agrícola y pecuario, cuyo aporte al PIB, en los últimos 4 años, ha sido mayor que la contribución de los hidrocarburos, la minería y las manufacturas, sectores que tradicionalmente han tenido una mayor incidencia en el crecimiento de la economía boliviana.

Fuente: Jose Luis Llanos