Deisy Choque: «Otra cosa es producir con transgénico»

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La Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de las Cuatro Provincias del Norte Cruceño (FSUTC Norte), en su último ampliado puso casi un ultimátum al gobierno para que, vía el Comité Nacional de Bioseguridad, se libere la introducción de un nuevo evento transgénico para la soya, resistente a la sequía.

 

Deisy Choque, ejecutiva de la FSUTC Norte, en contacto con El Día, trasluce las razones, no solo  de dicho pedido sino del giro en su visión productiva con respecto a la biotecnología y en particular de lo transgénico. Esa postura, es ampliamente criticada y rechazada por sectores ambientalistas y activistas del país.

 

P. ¿Por qué ese clamor por los transgénicos?
D.CH.: Porque nos encontramos en una competencia desleal con los grandes (productores de soya) y el mercado internacional. En ese ámbito, el pequeño productor está sujeto a introducir una semilla transgénica sin saber qué tan beneficiosa es esa. Además, desde el 2005 adelante se produce soya casi en el 99% con semilla transgénica, cuyo evento es resistente al glifosato. Desde entonces, la actividad para los pequeños productores ha sido desventajosa. 
 

P. ¿Hay un doble discurso?
D.CH.: Creo que sí, dado que a nivel de grandes productores ellos lo pueden hacer con transgénicos, pero a nosotros se nos limita y nos han puesto a que produzcamos con semilla convencional. Por eso hemos pedido la conformación del Comité Nacional de Bioseguridad, para que de manera sincera se legalice lo que ya se produce con semilla que ingresa ilegalmente al país, con semillas resistentes a la sequía.

P. ¿A qué se debe ese fenómeno?
R.  El problema es ese. Las semillas transgénicas no solo para la soya sino para el maíz, ya han ingresado al país de manera legal e ilegal (contrabando).  Para cualquier tipo de homologación, investigación o trabajo de un proceso biotecnológico, se requiere la autorización del Comité de Bioseguridad, dado que la Constitución lo indica así. No se puede avanzar sin esa instancia.

 

Es que, desde el 2005, venimos consumiendo transgénicos en nuestros alimentos como la leche de soya hasta, aceites o los enlatados de maíz. Todos esos productos ya están sobre la base de transgénicos. Entonces, es una hipocresía seguir ocultando esa realidad.

 

P. ¿Y cuál y por qué el evento que proponen piden que se autorice?
D.CH.: El promedio de rendimiento de producción de la soya es baja con relación a los otros países, pero nos hemos quedado solo con una variedad solo resistente a la sequía. Con el nuevo evento, resistente a la sequía que al mismo tiempo permitirá incrementar los rendimientos productivos. Eso significa sacar más tonelada de producción por hectárea. 

 
P. ¿Cuáles serían las bondades de ese evento?
D.CH.: Se trata de una semilla con eventos «apilados», lo cual significa resistente al glifosato, resistente a la sequía y además de eso que mejore rendimiento. Eso facilitará al productor que no pierda todo, dado que con la sequía se pierde todo. Segundo, con el tema del glifosato, permitirá  cada vez menos la utilización de agroquímicos. Y tercero nos permitirá mejorar los rendimientos en campo. 

 

P. ¿Los rendimientos dependen solamente del evento?
D.CH.: La semilla resistente a la sequía no lo es todo. Obviamente el productor debe cambiar su manejo en terminos de proceso productivo. Lo ideal es tener sus propios eventos adaptados al medio en el que nos encontramos. Por eso se requiere tener un trabajo serio del Comité de Bioseguridad. 

P. ¿Qué le dice a los ambientalista que se oponen a esto?
D.CH.:   Los ambientalistas toda la vida se han opuesto, pero jamás han demostrado con hechos los mitos que ellos han contado como los efectos adversos a la saludo. Sabemos que el glifosato tiene incidencias a la salud, como todo químico que se hace mal uso. Si uno se automedica sin una prescripción, obviamente tiene efectos. Entonces, ellos no han demostrado nada con respecto cómo debemos a combatir el hambre, solo se cierran en su férrea oposición.

 

P. ¿Cuán difícil es producir con semilla convencional?
D.CH.: Producir un producto totalmente orgánico como ellos pretenden, implica por ejemplo que el kilo de tomate que significa al consumidor final cinco bolivianos suba a Bs 15. Y con eso definitivamente matamos al más pobre.  Lastimosamente ya hemos entrado a ese círculo vicioso a nivel mundial y los productores no podemos quedarnos al margen de esa realidad. Lo propio con el maíz, ahora mismo se está proponiendo un evento resistente al gusano cogollero. 

 

P.¿Qué representan los productores pequeños?
D.CH.: Nosotros representamos el 17% de la producción granelera del país.  Sin embargo esos 17% tienen que ver con el 80% de los productores del país. Y el 20% restante produce el 83% de los alimentos sobre todo en soya.

 

Por eso nuestra preocupación como sector ya que implica con la vida de miles de personas y familias que están en esta actividad. Los pequeños productores siempre nos encontramos en condiciones desfavorable, con mucha tendencia a perder. De hecho es el sector que mueve más empleos en el país, dado que el productor grande no solo utiliza grandes capitales sino también desplaza tecnología con grandes maquinaria y escasa mano de obra o empleo directo. 

 

Fuente: El Día