A pesar de que los mercados internacionales demandan café boliviano por su oferta orgánica y de especiales, el investigador y docente de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) Lucio Tito señala que existen 10 problemas que frenan el crecimiento y la oferta exportable, baja densidad de plantaciones y productividad, entre las principales.
Dese el 2017 se implementó el Programa Nacional del Café que ayudó a incrementar la producción y capacitó a los productores en el manejo de las enfermedades así como con la dotación de plantines.
Tito informó que el sector enfrenta 10 problemas: plantaciones de café con una edad superior a los 15 años que representa el 80 % de la superficie cultivada; baja densidad de plantación; baja productividad; desconocimiento de prácticas agrícolas cafetaleras adecuadas; deficiente zonificación de las plantaciones para su determinación de calidades; dimensionamiento adecuado de plantas de beneficio húmedo; insuficiente tecnología para aprovechar los subproductos generados por el café; falta de estándares y normas de calidad; falta de financiamiento para el acopio y proceso de café cereza; y débil estrategia de posicionamiento del café boliviano en mercados internacionales y carencia de una estrategia de promoción al consumo nacional.
En la celebración del Día Internacional del Café, realizado el pasado viernes, el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Café (Anproca), que reúne a los productores no organizados, Felix Chuquimia, informó que el programa estatal incrementó la producción, esperan alcanzar más de 150.000 sacos el 2022.
Superficie
Hasta la presente gestión 2021, Bolivia contabiliza una superficie cultivada de 25.548 hectáreas, obteniéndose 23.452 toneladas de producción y el rendimiento promedio en los 73 municipios productores del país es de 919 kg/hectárea, informó el investigador.
Señaló que el cultivo del café se desarrolla en zonas cálidas, semicálidas con precipitaciones promedio de 1,500 mm anuales y la variedad más cultivada es la especie arábica.
“Es importante destacar entre los logros alcanzados, el incremento de los destinos finales de exportación, pues además de los tradicionales países europeos destinatarios del café boliviano, se han consolidado mercados como Estados Unidos, Japón y Rusia”, apuntó.
Aseguró que una de las causas del incremento de la demanda por el café boliviano y la apertura de nuevos mercados obedece a la diversificación de la oferta orgánica y especiales.
La producción del café en la actualidad es ampliamente difundida a nivel mundial, principalmente de las especies: Coffea arábica L. y Coffea canephora Pierre.
En América se cultiva el café arábico, que significa aproximadamente dos terceras partes de toda la producción del mundo y se constituye en el producto básico de exportación de los países centroamericanos.
La especie, económicamente más importante, Coffea arábica, constituye aproximadamente el 79 % de la producción mundial, la Coffea canephora (robusta) cerca del 20 % y la Coffea Iberica el 1 %.
El café toma importancia económica en Bolivia desde los años 70, durante este periodo existieron serios problemas de sanidad con la aparición de dos importantes plagas: la roya (1979) y la broca (1985), que pusieron en riesgo la producción nacional de café concentrada en la región de los Yungas, señaló Tito.
En la década de los años setenta surge la necesidad de contar con una organización representativa de los productores de café en el país, en respuesta a esta reivindicación nace la Asociación Nacional de Productores de Café (Anproca), que se crea mediante Resolución Suprema No 181364 de 5 de marzo de 1976, como el organismo matriz que agrupa en su seno a todos los productores de café de las diferentes zonas y regiones productoras del país.
La nueva entidad nació bajo el objetivo principal de promover y fomentar el cultivo del café. Goza de autonomía propia y de plena capacidad jurídica, y trabaja en el marco de la Constitución política del Estado y las Leyes del Estado Plurinacional de Bolivia.
El experto señaló que el trabajo de Anproca rompió el monopolio de la exportación de café, que estaba en manos de empresas exportadoras, y ahora varias organizaciones de base venden libremente su producto al mercado externo.