Producir una arroba de café cuesta $us 22, y en los centros de acopio se paga $us 21. En 2016 la libra en el exterior se cotizaba en $us 1,5, hoy menos de un dólar.
En la meca mundial del café suave, productores colombianos están vendiendo la cosecha a pérdida y algunos ya tumbaron sus arbustos. Dentro de poco Santuario podría dejar de ser un municipio netamente cafetero por el “comercio injusto” del grano.
Las quejas retumban en la primera recolección del año. La intensa temporada de sol multiplicó la plaga de la broca y los granos están saliendo picados.
Con esta merma de calidad y los bajos precios internacionales, los cafeteros no alcanzan ni a cubrir los costos de producción. “Nos pagan una miseria”. Gustavo Echeverry, de 50 años, resume así la frustración que se apoderó de este poblado de las montañas del centro-oeste de Colombia.
Producir una arroba de café (12,5 kilos) cuesta el equivalente a 22 dólares, pero en los centros de acopio la pagan a 21 dólares en promedio. El motor que desde hace décadas mueve a Santuario parece detenerse. “No dejamos de pensar que de pronto podemos desaparecer como cafeteros”, deplora Ramón Jiménez, de 77 años, en San Antonio.
Antes de caer en números rojos, productores como Echeverry decidieron abrir las puertas de su finca al turismo aun cuando Colombia es el tercer productor mundial del grano -después de Brasil y Vietnam- y el primero en café suave, de mayor calidad.
El sector lidera las exportaciones, tras el petróleo y la minería, y da sustento a 540 mil familias. Pero en Santuario dos anuncios a la entrada de la sede de la Federación Nacional de Cafeteros anticipan lo peor: “Se vende finca cafetera”.
Los Jiménez llevan tres generaciones produciendo café. Javier, de 19 años y nieto de Ramón, creció en los cafetales de su familia, pero la tradición podría perderse. “Tengo mucho la ilusión de seguir con la finca, lo que lleva mi padre y mi abuelo, pero pues la verdad si la crisis sigue como va (…) tendré que buscar otras posibilidades y hasta irme para los Estados Unidos”, dice.
Con 15.700 habitantes, Santuario ha sido históricamente un municipio de migrantes. Y aunque guerrilleros y paramilitares han forzado la salida de muchos, el éxodo se acentúa cada vez que estalla una crisis del café, según el alcalde Everardo Ochoa.
Esta situación la detonó un “comercio injusto”, enfatiza Echeverry. En 2016 la libra se cotizaba internacionalmente a 1,5 dólares en promedio, este año el precio cayó al mínimo histórico, por debajo de un dólar.
En la Bolsa de Nueva York se negocia en “futuros” contratos con un precio estimado antes de que se encuentre comprador o destino, pero también a conveniencia de corredores, que especulan con los títulos de valores de café.
A esto se suma la sobreoferta. Según la Organización Internacional del Café, se prevé una producción 2018/2019 de 167,47 millones de sacos de 60 kilos, mayor al consumo mundial, que será de 165,18 millones de sacos.
Así, lo único que explica que aún estén en pie los cafetales de Santuario es que a muchos productores les “corre café por las venas”, sostiene Echeverry.
Para salvar sus dos fincas, Diego Henao tuvo que migrar. Con la crisis de precios de 1993 viajó a Estados Unidos (EEUU) “por el hueco” (ilegalmente), se quedó 13 años y volvió con la ciudadanía norteamericana.
Desde entonces, en época de vacas flacas como ahora viaja cuatro meses al año a EEUU, trabaja como pintor de viviendas y todos sus ahorros los “inyecta” en la finca para no endeudarse con los bancos.
El paisaje cafetero colombiano fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 2011, pero cada vez hay menos cultivos. Gabriel Ochoa, de 70 años, decidió acabar con los suyos. “Tumbé los palos de café (…) sembré caña para producir panela y no me arrepiento”.
Fernando Morales de La Cruz es el fundador de Café For Change, una iniciativa que promueve un comercio más justo del grano. Según este experto, una libra de café verde produce 55 tazas y las multinacionales pagan solo 0,90 dólares la libra. Esto quiere decir que el productor recibe ahora menos de 0,02 centavos de dólar por taza. “La cuarta parte de lo que recibía en 1983”, explica.
Por los bajos precios el Gobierno anunció ayudar por 80 millones de dólares, y la federación de cafeteros busca zafarse de las tarifas de Nueva York.
La oferta del grano en mayo cayó en 6,1% en Colombia
La producción de café en Colombia durante mayo de este año alcanzó 1,1 millones de sacos de 60 kilos, lo que significa una reducción del 6,1% con respecto al mismo mes de 2018.
La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC) detalló en un comunicado que en los cinco meses que van de este año la cosecha cafetera fue de 5,5 millones de sacos, ligeramente superior a los 5,4 millones producidos en el mismo periodo del año pasado.
La información añade que en los últimos 12 meses, la producción de café cerró en 13,6 millones de sacos, lo que supone una caída del 5,1% frente a los 14,3 millones producidos en el ejercicio anterior.
En lo que va del año cafetero, comprendido entre octubre de 2018 y mayo 2019, se cosecharon 9,1 millones de sacos, 2,5% menos que los 9,4 millones del mismo periodo anterior.
Por otra parte, las exportaciones del grano en el quinto mes del año subieron un 7,6% al vender un millón de sacos, contra los 951 mil sacos puestos en el mercado exterior en mayo de 2018. Asimismo, en lo que va del año, enero-mayo, las exportaciones crecieron 7,6%, al pasar de 5,1 millones de sacos a 5,4 millones de sacos de 60 kilos.
La FNC también informó de que las exportaciones del grano en los últimos 12 meses (junio 2018 a mayo 2019) retrocedieron un 2,3% y se situaron en 12, 8 millones de sacos, mientras que en el periodo comparado habían sido de 13,1 millones. Y en lo que va del año cafetero (octubre 2018 a mayo 2019), las exportaciones de café fueron superiores a los nueve millones de sacos, lo que significa un incremento del 5,3 % en comparación con los 8,6 millones de sacos vendidos de 2018.
Fuente: Periódico Página Siete