Producción de Uva
El 60% de la producción departamental es uva de mesa, que se comercializa en mercados locales, además de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, el 40% se destina para producir vino y singani. Tarija produce anualmente 16 millones de litros de vino y 5 millones de litros de singani.
A pesar de los factores climatológicos adversos, Tarija se vuelve a ratificar como la principal región productora de uva en Bolivia, con el 85% de la capacidad productiva del país. Según datos de la Asociación Nacional de Productores Vitivinícolas (Anavit), en 3.700 hectáreas (ha) de vid se cosecha alrededor de 59.200.000 kilos de uva, lo que se traduce en 1.286.956 quintales, o 2.800.000 cajas de 20 kilos.
El restante 15% de producción está distribuido en Santa Cruz y Cochabamba, y con menor escala participan Potosí y Chuquisaca.
La información proporcionada por Anavit, es producto de un análisis realizado con datos obtenidos del Plan Departamental Vitivinícola Tarija (PDVT), la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), el Instituto Nacional de Estadística (INE), Fautapo, Idepro y Captura Consulting, entre otras entidades que manejan información oficial referida a la viticultura.
La situación de Bolivia
El vocero de Anavit y miembro del Comité de Competitividad Cadena Uva Vinos y Singanis, José Luis Sánchez, señala que, a nivel mundial, Bolivia representa el 0,04% del total de la cantidad de hectáreas en producción.
Pues la superficie de viñedos en el mundo, al 2020, se estimaba en 7.402.000 hectáreas cultivadas, el podio es ocupado por países como China con 843.407 ha con una capacidad de producción de 16.912 kilos por ha; le sigue Italia con 668.087 ha (12.597 kilos por hectárea); y Estados Unidos con 409.947 ha (18.172 kilos por ha).
En Latinoamérica, hasta el 2020, Bolivia ocupaba el sexto lugar en producción con 3.700 ha. Más adelante se encuentra Argentina con 223.944 ha; Chile con 203.127 ha; Brasil con 76.997 ha; Perú, 27.946 ha; Uruguay, 6.343 ha; Bolivia, 3.700 ha; Colombia, 2.207 ha; Venezuela, 1.160 ha; Paraguay, 346 ha; y Ecuador con 76 hectáreas.
Sin embargo, Sánchez hace hincapié, que si bien Bolivia ocupa el sexto lugar en hectáreas cultivadas, la capacidad de producción tiene mejor rendimiento, ya que se estima que por hectárea la producción ronda entre los 16.000 a 17.000 kilos, similar al Paraguay; mientras que en comparación con Argentina y Chile la producción alcanza los 11.790 kilos. El podio es para Brasil y Perú con 21.377 kilos y 19.836 kilos respectivamente.
Haciendo una comparación, Bolivia apenas produce el 1,6% de la cantidad productiva de Argentina.
Sánchez menciona que a la gestión 2013, el INE, Fautapo, Idepro y Anavit reportaban el establecimiento de 3.200 hectáreas de vid en Bolivia, situada en departamentos como Tarija, Santa Cruz, Cochabamba, Chuquisaca y Potosí. Sin embargo, al 2023 se estima que los terrenos de cultivo de la vid fluctúan entre las 4.000 hectáreas en todo el territorio nacional.
Producción en Tarija
En Tarija, la actividad vitivinícola está establecida en los municipios de Cercado, Uriondo, San Lorenzo, Padcaya, El Puente, Yunchará, Yacuiba, Villa Montes, Caraparí, que generan tres productos principales, la uva de mesa, vino y el singani.
“Estamos hablando que cerca de 60 comunidades en Tarija son especializadas en producir vid. Uriondo tiene 25 comunidades, Cercado con 9, Méndez con 5, primera sección de Arce con 2, en la zona alta el municipio de El Puente con 12 comunidades y en el Chaco son 7 comunidades”, mencionó Sánchez.
Detalla que el factor que juega a favor de Tarija son las condiciones del terreno, acceso a agua, además del clima, lo que no se da en regiones productoras del interior del país.
Estas condiciones, mantienen la perspectiva que Tarija pueda incrementar y llegar a expandir su producción en unas 6.000 hectáreas, esto a partir de una inversión y planificación adecuada, en el marco del Plan de Desarrollo Vitícola de Tarija 2024.
Considerando que la capacidad productiva del país es de 4.000 ha de vid, y que 3.700 de estas están en Tarija, con una capacidad de 16.000 kilos por hectárea, se estima que actualmente la producción anual es de 59.200.000 kilos de uva, lo que se traduce en 1.286.956 quintales, o 2.800.000 cajas de 20 kilos.
En cuanto a la cantidad de hectáreas en producción generadas por pequeños productores y empresas industriales en Tarija, Sánchez explica que de las 3.700 hectáreas que hay en el departamento, 2.960 está en manos de los pequeños productores (3.200 familias), lo que representa aproximadamente el 80%, mientras que el restante 20% (740 ha de vid) están en manos de productores industriales.
Pérdidas para el sector
En lo que respecta la pérdida de producción de uva provocada por factores climáticos, plagas y otros, se identifica una afección anual de 20% a la producción, esta afección es cíclica, fluctuante dependiendo de diferentes factores. Para este año, haciendo un cálculo matemático, se estima que el 20% representa unos 11.840.000 kilos de uva perdida por año.
“Según datos de ANIV, Tarija produce anualmente 16 millones de litros de vino y 5 millones de litros de singani”
También, otros de los factores que va en desmedro de los productores es el morreo o entendido como el sobrepeso que tiene la caja de 20 kilos, medida que en promedio lleva unos 4 kilos más de lo debido, pero puede variar incluso hasta los 6 kilos.
Para Sánchez, esta pérdida se genera a raíz del “capricho” de quienes comercializan la uva, que se aprovechan porque los pequeños productores no tienen las condiciones para poder comerciar.
Se estima que por año, los productores tienen una pérdida de 7.104.000 kilos de uva que a un precio de 5 bolivianos el kilo, representa una pérdida directa de 35.520.000 bolivianos para las familias productoras.
“Ha surgido la mala costumbre, que si no se pone el morreo, el comercializador no quiere llevar la uva y si el productor quiere llevar la uva en su propio camión, en los mercados son los mismos revendedores los que controlan los puntos de venta, no te dejan vender el producto, incluso hablamos de los mercados nacionales de Cochabamba, Santa Cruz y La Paz”, explicó Sánchez.
Desde Anavit lamentan que pese a existir una Resolución emitida en 2008 por el Senasag, que establece el cambio a la caja de 20 kilos, las autoridades no tomen en cuenta este factor, que a partir de ello puedan asumir medidas que garanticen a los productores vender el producto en los principales mercados del país o en lo posible que la caja sea entregada sin el morreo.
Respecto a las pérdidas que se han tenido en esta última vendimia, tanto por la helada y granizada, Sánchez hace énfasis en que el municipio de Uriondo ha emanado dos declaratorias de emergencia, y que en estos establece el 85% de pérdida en la producción vitivinícola, cifra de la que discrepan, ya que han podido evidenciar que este año hubo comercio en los mercados.
“A partir del diálogo con las comunidades afectadas, y nosotros mismos tras constatar con algunas viñas, hemos establecido una pérdida promedio del 50%, fluctuamos un poco en esto, porque nos falta información efectiva y fidedigna, y no estamos compartiendo el criterio del municipio, porque con un 85% de pérdidas, significaría que no hubiéramos tenido nada de uva para vender, pero sí se ha estado comercializando”, aclaró.
Entonces, desde Anavit detallan que considerando una pérdida del 50% de la producción, y que Tarija tiene la capacidad productiva de 59.200.000 kilos de uva, restando la mitad de pérdidas, esto se traduce en 29.600.000 kilos, lo que deja un registro de pérdida de 109.391.298 de bolivianos.
Sin embargo, hacen notar que los reportes de declaratoria de emergencia desde el municipio de Uriondo en febrero de 2023 se indica un 85% de perdida en la producción lo que representaría 50.320.000 kilos, dejando para uva para el mercado e industrialización 8.880.000 kilos que claramente no son suficientes para la demanda del mercado local y nacional y el sector industrial.
Sánchez apunta que manejar una estadística de pérdida del 85% de la producción hasta puede ser contraproducente para el sector, refiere que en años pasados, por esta situación el Gobierno incluso ha dado paso a la importación de uva, lo que ha perjudicado a los productores locales que se vieron obligados a bajar más el precio de la uva.
“Entiendo que esto también se lo hace como una manera de captar recursos, pero creo que hay que ser responsables con las cifras. Por ejemplo, si hablas de un 85% de pérdidas en las familias productoras, hacer una kermes no soluciona, tendríamos que seguir haciendo kermeses para ayudar a este sector y esa no es una lógica de política real, y esto nos muestra actualmente dónde está la condición y planificación de la gestión pública para apoyar al sector productivo vitivinícola”, cuestiona.
En cuanto al contrabando, solo por la venta de uva, Anavit estima que ingresan al país cerca de 13.959.168 kilogramos de manera legal e ilegal, lo que se traduce en 62.816.256 bolivianos de perdida directa.
Fuente: El Pais