Se ha vuelto común en las últimas semanas leer y escuchar cifras sobre el contrabando, empleos afectados y millonarias pérdidas económicas del Estado y los bolivianos, que si la población las analiza se asusta y/o sorprende.
Oscar Mario Justiniano
Presidente Cámara Agropecuaria del Oriente
El gran problema de esta actividad ilícita -principalmente para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria- es que atenta directamente a la producción primaria. Hoy es conocido por todos que la situación productiva, económica y cambiaria de Brasil, Argentina, Perú y Paraguay favorecen la salida de materias primas (granos, carnes, frutas y hortalizas, etc.) y productos industrializados (aceite, azúcar, lácteos, embutidos y otros) hacia Bolivia, colocando en nuestro país productos de menor costo para el consumidor final. No obstante, se debe entender que esta situación es coyuntural, pues en el corto o mediano plazo puede cambiar la situación política o económica de los países vecinos o del nuestro y la volatilidad del tipo de cambio de las monedas tiendan a estabilizarse en el marco de la dinámica natural del comercio exterior, esta figura es parte de los ciclos económicos a lo largo de la historia de Latinoamérica.
Para graficar la situación crítica que atraviesa la producción nacional por causa del contrabando, veamos el ejemplo del sector lechero y la industria láctea. Datos del Observatorio económico de la Cámara de Industria y Comercio de Cochabamba (ICAM) y de la Federación Departamental de Productores de Leche (Fedeple), señalan que el 25% del consumo nacional de lácteos corresponde a contrabando.
Hoy ingresan lácteos extranjeros en grandes cantidades, por lo que el productor nacional vende diariamente menos litros de leche a la industria, y con el paso del tiempo la industria produce cada vez menos. Como resultado, el productor deja de producir y cierra su lechería dejando a cientos de familias sin empleo; la industria disminuye su capacidad operativa y deja sin ingresos a otro gran número de familias. Sin embargo, en el mediano plazo los lácteos empiezan a ser requeridos en grandes cantidades por los mercados asiáticos y el contrabando deja de ser un negocio rentable, ¿usted cree que la producción local se reactiva de la noche a la mañana?, ¿que el ganado vuelve a producir?, ¿que las lecherías automáticamente recuperan sus niveles productivos?, ¿que la industria se reactiva por sí sola sin capital de inversión?
Imaginemos este ejemplo del sector lechero y la industria láctea trasladado a otros rubros como los productores de hortalizas, legumbres, frutas, verduras, huevos, carnes, arroz, maíz o soya.
Si no existe una lucha frontal al contrabando, este terminará matando la producción nacional, y cuando eso suceda pasaremos a depender única y exclusivamente de la importación para consumir alimentos, pero a precios internacionales.
Es muy importante la participación de los 3 niveles de gobierno, de forma coordinada, constante y sostenida. Sin embargo, en esta lucha, el consumidor es una pieza clave en la cadena; sin demanda el contrabando pierde mercado.
Es tiempo de cuidar lo nuestro, la economía de los bolivianos y las fuentes de empleo; de apoyar la producción nacional y decirle no al contrabando.