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¿Y en Cochabamba cuál es la posición de los agricultores frente a la onda de los transgénicos? Pues, de emergencia. La incursión de las semillas genéticamente modificadas pondrá en riesgo la subsistencia de al menos 28 variedades nativas muy utilizadas en la elaboración de chicha, pasanqalla, ch’uspillo, api y otros.
Al menos eso dicen productores del valle alto y otras instituciones de apoyo al sector campesino. Del otro lado, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf) indica que la semilla transgénica, de aprobarse, sólo se adoptará en oriente.
Hace dos semanas, el Comité Nacional de Bioseguridad estableció procedimientos abreviados para la evaluación en campo de semillas genéticamente modificadas. Los resultados de estas pruebas se conocerían en dos años, pero la polémica sobre el tema volvió a saltar en la mesa.
La semilla transgénica, según los productores cochabambinos, pone en riesgo a la nativa, que fue seleccionada desde hace miles de años por los productores de maíz. “Estaríamos corriendo el riesgo de perder toda esa diversidad de la región valles. El problema es en la polinización de la semilla transgénica, que tiende a desaparecer a la nativa. En México la variedad que tenían ha desaparecido por la introducción de esa semilla genéticamente modificada”, dice el gerente de la Mancomunidad del Valle Alto, Franulic Huanca.
Los productores de esta región cochabambina, con el apoyo de Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca), preparan un informe y pronunciamiento para la próxima semana. Adelantan que realizarán movilizaciones para proteger la producción de sus maíces.
Huanca explicó que la chicha se hace del maíz choclero o kulli; el ch’uspillo se cultiva en Villa Rivero, y el maíz morado del api, en Tarata, Arbieto y Cliza.
Por ello, el representante considera que cuando se pierda la variedad de especies de maíces ya no se podrá elaborar chicha, refrescos, lawas, tostados, humintas, api y otros, por lo que la seguridad alimentaria estaría en riesgo.
El 98 por ciento de los productores del valle alto se dedica a la producción de maíz, y cuentan con una Asociación de Productores, que desde hace 14 años envía semilla nativa o criolla a Santa Cruz y exporta a Argentina y Perú.
“Ellos no tienen la semilla como nosotros. Entonces llevan a esos países y nosotros, como valle alto, estamos viendo de tener un centro de acopio de semilla y por eso tenemos un proyecto germoplasma a nivel nacional”, indicó Huanca.
El Gobierno debía implementar una estación de germoplasma a nivel nacional para conservar la calidad de semilla, pero el proyecto demanda más de 22 millones de dólares y actualmente se encuentra estancado. Este proyecto nació por la exportación de semilla nativa a Perú y Argentina, explicó el dirigente.
COCHABAMBA
Bolivia produce mil T de maíz al año
Cada año, Bolivia produce cerca de mil toneladas de maíz (987.503 toneladas el último año). Santa Cruz produce el 57 por ciento, Tarija el 16 por ciento, Cochabamba y Sucre 10 por ciento cada uno, según datos de Iniaf.
Se estima que el consumo de maíz en Bolivia es de 17 a 60 kilos por persona al año.
Es un cereal muy versátil, ya que se consume de diferentes formas y es la base para la elaboración de alimentos para animales.
El rendimiento promedio del cultivo de maíz oscila entre 2,08 y 2,72 toneladas por hectárea.
En la gestión 2018-2019, el rendimiento fue de 2,11 toneladas por hectárea. Los mayores rendimientos fueron en Tarija con 2,78 y Santa Cruz con 2,64.
En el país, hay 51 mil productores de maíz, de los cuales 21 mil están en el Chaco, 15 mil en los valles y otros 15 mil en el trópico y Amazonía.
Entre las gestiones 2010 y 2019, la superficie cultivada de maíz amarillo duro en Bolivia aumentó en 165.335 hectáreas, con una tasa de crecimiento promedio anual de 5,33 por ciento.
El maíz se cultiva en el 13 por ciento del total del área cultivada a nivel nacional, mientras que la producción equivale al 7 por ciento de la producción agrícola de Bolivia, cubriendo la demanda nacional de 950 mil toneladas, según el Iniaf.
OFERTA
Muchas variedades de maíz en Bolivia
Las variedades más consumidas en Bolivia son el waltaco de Cliza, morados o kullis, morochos, wilkaparu, kellu, overo, pasanqallas y otros.
Otras variedades en peligro de extinción son el blanco waltaco, blando amarillo, perla, overito blandito, overo blanco, gateado oscuro, sangre de toro, moradito, chejwa, pisancalla, blando criollo, cubano amarillo, opaco, choclero, pipoca, pipoca espinudo, morocho, vallegrandino y otros.
Fuente: Periódico La Prensa