La Red Experimental de Nutrición de Cultivos de Anapo informó los importantes resultados que alcanzó en cuatro años de ensayos de validación en plantaciones de soya, maíz, trigo, sorgo y girasol en el norte, este y Chiquitanía del departamento de Santa Cruz
En un esfuerzo continuo por mejorar la productividad agrícola en diversas regiones del país, la Red Experimental de Nutrición de Cultivos de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) reveló resultados alentadores que destacan la importancia de una nutrición balanceada para maximizar los rendimientos de los cultivos.
Los hallazgos de la red experimental evidencian que las prácticas de nutrición equilibrada ayudan a aumentar significativamente los ingresos para los productores y, por encima de ello, el rendimiento y la productividad de los campos con visión de sostenibilidad.
En los experimentos que se llevaron a cabo en los municipios de la denominada zona Norte, se observó un aumento de hasta 50% en la productividad y, por ende, en los ingresos de aquellos productores que adoptaron esta estrategia. Mientras que en la zona Este, donde los suelos aún conservan su fertilidad, se registró un incremento del 15 al 20%.
De la misma manera que en el Norte, en áreas como la Chiquitanía -específicamente en San Ignacio, donde los suelos presentan limitaciones de fósforo y nitrógeno- se obtuvo aumentos casi del 50% en la producción.
La red realiza ensayos desde San Pedro, en el norte de Santa Cruz; pasando por Cuatro Cañadas, San Julián, El Puente y Concepción, en el este del departamento; hasta San Ignacio de Velasco, en la región de la Chiquitanía.
“El análisis de suelos destaca como una herramienta para la toma de decisiones de los productores. Esto porque los cultivos de soya, trigo, maíz y girasol están cada vez más limitados por la disponibilidad de nitrógeno, lo que sugiere la necesidad de utilizar fertilizantes como la urea”
El aporte de la urea
El nitrógeno emerge como un elemento clave para mejorar los rendimientos, especialmente en cultivos como el girasol, el trigo y el maíz, siempre y cuando se disponga de suficiente agua. Ejemplos concretos se vieron en El Puente, donde se alcanzó un aumento de hasta 700 kilos por hectárea en rendimiento de girasol, lo que se traduce en un beneficio económico de más de 100 dólares por hectárea para el productor.
Asimismo, los resultados de la Red Experimental de Nutrición de Cultivos de Anapo registraron incrementos de 450 kilos en promedio en la producción de trigo en sectores como Okinawa.
El proyecto es liderado por Fernando García y Nahuel Reussi, expertos investigadores especializados en nutrición de cultivos en Argentina, proporcionó en recientes días información valiosa sobre los resultados del trabajo de la nutrición balanceada en diferentes cultivos.
“El análisis de suelos destaca como una herramienta para la toma de decisiones de los productores. Esto porque los cultivos de soya, trigo, maíz y girasol están cada vez más limitados por la disponibilidad de nitrógeno, lo que sugiere la necesidad de utilizar fertilizantes como la urea”, recomendó el investigador, especialmente para regiones como el norte, donde el fósforo también desempeña un papel crucial en el desarrollo inicial de los cultivos.
Estos hallazgos subrayan la importancia de adoptar prácticas agrícolas informadas y basadas en evidencia para maximizar la productividad y asegurar un futuro sostenible para el sector agrícola boliviano.
Fuente: ANAPO