De acuerdo a un informe realizado por Hotspots de Deforestación en la Amazonía 2021, publicado por el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina, Brasil con el 70% y Bolivia con el 14% son las naciones del área en las que más se ha detectado la deforestación.
Un informe de Hotspots de deforestación en la Amazonía 2021, publicado por el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina señala con claridad que los bosques de América Latina se encuentran bajo grave amenaza por la deforestación acelerada que vienen experimentando.
El referido estudio establece, por ejemplo, que solo en 2021 se estimó “la pérdida de 1,9 millones de hectáreas de bosque primario en los nueve países del bioma amazónico”.
Bolivia ocupa el segundo lugar en deforestación
La mayor parte de la deforestación ocurrió en Brasil (70 %), seguido por Bolivia (14 %), Perú (7 %) y Colombia (6 %).
Global Forest Watch reportó que en 2020 Bolivia perdió casi 300.000 hectáreas de bosque tropical, el “cuarto más alto del mundo”.
De 2002 a 2020, Bolivia perdió 3,02 millones de hectáreas de bosque primario húmedo, lo que representó el 51% de su pérdida total de cobertura arbórea en el mismo período. Es decir, que el área total de bosque primario húmedo en el país disminuyó un 7,4% en este período de tiempo.
De 2001 a 2020, Bolivia perdió 6,11 millones de hectáreas de cobertura arbórea, equivalente a una disminución del 9,5% en la cobertura arbórea desde 2000, lo que implica unas 2,67 gigatoneladas de emisiones de CO 2, señala la nota.
En el país, de acuerdo con el estudio de Global Forest Watch, de 2001 a 2019, el 74% de la pérdida de cobertura arbórea ocurrió en áreas donde los principales impulsores de la pérdida resultaron en la deforestación.
Otra investigación realizada por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático también llama la atención sobre la necesidad de priorizar la preservación de los bosques en ecosistemas biodiversos como la Amazonía, el Chaco.
Los bosques son reservorio de carbono vivo
Ernesto Raez, ecólogo e investigador peruano, asegura que los bosques son un gran reservorio de biomasa de carbono vivo: plantas, animales y materia orgánica. A su vez, son reguladores del clima porque absorben grandes cantidades de CO2.
Pero este investigador también destaca que su aporte no solo es ambiental, sino también económico, social y espiritual. Las comunidades, han tenido un papel importante en su preservación.
Según el informe los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques, del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), son las organizaciones que han conservado mejor los bosques.
Indígenas ocupan 404 millones de hectáreas de bosques
“Los pueblos indígenas ocupan 404 millones de hectáreas en América Latina y el Caribe, alrededor de la quinta parte de la superficie total de la región”, destaca el documento.
El informe añade que estos bosques tropicales han generado una gran captura de CO2 y, por ejemplo, “entre 2003 y 2016 el carbono que capturaron los territorios indígenas en la Cuenca Amazónica equivalía al 90 % de todas las emisiones de carbono por la deforestación y la degradación forestal en esos territorios”.
Por eso, la participación activa de las comunidades es vital para mantener estos ecosistemas y es compatible con ingresos que provengan de alternativas económicas sostenibles.
Recalcan que en la Amazonía ecuatoriana, el achiote produce semillas que dan sabor a las comidas y, ahora, esta planta también se ha convertido en una alternativa económica para tratar de reducir la tala de árboles en el país.
En Perú, comunidades de las etnias Shipibo Conibo y Cacataibo han emprendido una valiente defensa del bosque en el departamento de Ucayali, tanto así que se han enfrentado a madereros e invasores porque, para ellos, el compromiso de cuidar el bosque no es negociable.
Cientos de kilómetros más arriba, en la selva colombiana, las comunidades afro que habitan la costa del Pacífico están haciendo cambios profundos en sus actividades económicas y han formado escuadrones de defensa para proteger los árboles que siguen en pie en sus territorios.
Especialistas como Ernesto Raez insisten en la importancia de “iniciativas de conservación de escala suficiente que, además, puedan tener la sostenibilidad necesaria para generar un impacto positivo”.
Fuente: Mongabay
Redacción: Publiagro