Brasil: El negocio de la soja. El 45,8% fue para el Estado y solo 0,34% al productor que alquila.

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De lo generado en la última campaña por una hectárea de soja, los productores que trabajaron en campo alquilado se quedaron con el 0,34% del ingreso, en tanto que el Estado en todos sus niveles, por los diversos impuestos -entre ellos las retenciones- se llevó la mayor parte y sin riesgos: el 45,8%.

Roulet evaluó el ingreso de una hectárea de soja en la campaña que finalizó en un campo a 300 kilómetros de los puertos del Gran Rosario. Allí contempló un rinde de 35 quintales y el pago de un alquiler de 12 quintales de la oleaginosa por hectárea.
Según el informe, el ingreso generado por la hectárea de soja en ese caso fue de 1155 dólares por hectárea. De esta cifra total, el 45,8% fue para el Estado por los distintos impuestos. Son unos 529 dólares por hectárea.

En el caso puntual de los derechos de exportación, fueron US$346,5 por hectárea de soja lo que se llevó el gobierno nacional.

Roulet precisó que el productor tuvo que arriesgar mucho para ganar muy poco. De acuerdo a su análisis, en este modelo arriesgó 741 dólares por hectárea para «obtener una ganancia de tan solo 3,96 dólares por hectárea».

Dicho de otro modo, invirtió US$741 dólares por hectárea (entre costos de producción, alquiler y otros gastos) para después quedarse con apenas el 0,34% de lo que generó la hectárea de soja.

El productor que alquila tuvo un ingreso de 785,75 dólares por hectárea, pero después de afrontar los costos de producción (representaron el 40,3% del negocio), las retenciones y el alquiler obtuvo un margen bruto de US$44,78 dólares por hectárea. Y luego de pagar Ganancias, Ingresos Brutos y el impuesto al cheque se quedó con los 3,96 dólares por hectárea mencionados.

Roulet también analizó el caso del productor que hace «otras alternativas productivas y alquila parte de su campo» para que otro lo trabaje.

«De esta manera al ingreso bruto por hectárea del alquiler le descontamos el costo de infraestructura (que parte lo compensa con las otras producciones alternativas) y el costo impositivo, cuyo resultado es el ingreso final por hectárea alquilada», señaló.

Para este caso, de un ingreso por alquiler de US$276 por hectárea, descontados costos de infraestructura (US$20 dólares) más Ganancias, bienes personales, tasas, ingresos brutos y sellado del contrato de arrendamiento (141,89 dólares en total por estos tributos) ese productor se quedó con 114,11 dólares por hectárea. El productor que dio en alquiler para que produzca otro se quedó así con el 9,88% de lo que generó una hectárea de soja.
Por otra parte, el informe calculó la rentabilidad que obtuvo el productor que sembró en campo alquilado y el dueño del campo que alquiló.

Según Roulet, el que arrendó para producir se quedó, tras una inversión de US$741 dólares por hectárea, con una renta anual del 0,53%. Por su parte, el dueño que dio en alquiler, que tiene cada hectárea valuada en US$12.000, tuvo una rentabilidad del 0,95% por el arrendamiento a 12 quintales por hectárea.

Fuente: La nación