Trópico de Cochabamba. Falta de gasolina paraliza al agro y productores migran de rubro

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“Los peces no tienen carnet. No pueden esperar un día a la semana por oxígeno”, comenta Jorge Loza. Es uno de los 5 mil productores piscícolas que hay en la mancomunidad del trópico y que debe recoger peces muertos cada día por la falta de oxígeno que genera una bomba a gasolina; un combustible que escasea desde el inicio de la cuarentena y la gente ruega por un litro.

La falta de este carburante afectó a gran parte del sector agropecuario del trópico.
Jorge recién incursionó en la producción piscícola. Antes iba al río a pescar, pero cada vez hay menos peces y la tarea de conseguir algunos es más compleja. Su salud se vio afectada, pero eso no lo detuvo para cavar cuatro piscinas. Cada una costó un promedio de 12 mil bolivianos que logró con apoyo de dos proyectos.

Sembró los peces en tres de las cuatro piscinas y tiene aproximadamente 3 mil tambaquís en cada una. Los estanques tienen unos dos metros de profundidad con agua que debe ser removida a diario entre las 4:00 y las 6:00.

El objetivo de esta acción es la generación de oxígeno para los peces en ese día. Esto también ayuda a purificar el agua y mantener el buen estado de salud de los peces.

Las bombas de oxigenación requieren cuatro litros de gasolina como mínimo para funcionar tres horas diarias. La cantidad aumenta según las dimensiones del estanque. Esta labor debe realizarse en la madrugada cuando la curva de oxígeno se reduce y es nula; es el periodo de mayor mortandad, explicó el encargado piscícola de la Alcaldía de Villa Tunari, Mario Correa.

Es por esta situación que la escasez de combustible del último mes ha generado la muerte de 23.558 peces en toda la mancomunidad del trópico hasta el 27 de abril, según el reporte que llegó a la Asamblea Legislativa Departamental. Esto representa más de medio millón de bolivianos en pérdidas económicas.

Sólo en la última semana murieron 800 peces más en Villa Tunari. Jorge encontró una docena de ellos flotando en la superficie la mañana del miércoles cuando Los Tiempos visitó sus piscinas.

“Por kilo invierto hasta 15 bolivianos en alimento balanceado que llega de Tarija, cal, sal para purificar el agua y gasolina para las bombas de oxigenación. La venta al consumidor se hace entre los 20 y 25 bolivianos”, señaló Jorge.

Los productores piscícolas recorren unos 20 kilómetros el día que su carnet les permite para llegar al surtidor más cercano y acceder a entre 10 y 15 litros de gasolina.
El jefe agropecuario de la Alcaldía de Villa Tunari, Víctor Crespo, explicó que a los píscicolas se les trata de dar un poco más de gasolina que a otros productores, debido a las bombas de oxigenación que utilizan.

“Deben venir con una certificación de su sindicato y de acuerdo a la cantidad de piscinas se les da más de cinco litros”, indicó.

Sin embargo, esto no es suficiente. Necesitan al menos 25 litros por semana.

Pero ¿por qué se debe racionalizar el combustible en el trópico?
Desde que comenzó la cuarentena, se generó una disminución en la dotación a los 14 surtidores que hay en la mancomunidad.

Según algunos funcionarios de las estaciones de servicio, antes recibían entre 10 mil y 15 mil litros de combustible por día. Hubo una semana que no obtuvieron más de 3 mil, durante la primera etapa de la cuarentena, actualmente no superan los 7 mil.

El sindicato al cual pertenece Jorge logró adquirir cuatro oxigenadores a electricidad que son para 75 productores. “Cuando uno necesita viene y yo no me puedo atajar. Tengo que entregar porque son para rotar”, contó.

Pero estos oxigenadores sólo sirven para quienes tienen electricidad en sus piscinas. Esa no es la situación de todos. Los que no pueden tienen pérdidas mayores.

La situación se denunció hace semanas, pues la gente debe dormir en los surtidores para conseguir gasolina. Médicos de la zona dijeron que estas filas son un peligro para el contagio del coronavirus.

El Gobierno central respondió que parte de la gasolina en el trópico se usa para estupefacientes. El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, anunció procesos penales a quienes denunciaron la situación, como es el caso del dirigente Leonardo Loza. La autoridad nacional aseguró en una entrevista que se encubre a los narcotraficantes. “Conozco de memoria todas las mañas de los chapareños y de los narcotraficantes, se acabó el auge del narcotráfico”, dijo Murillo.

Asimismo, restó importancia a la denuncia del sector productivo. “Los peces no se alimentan con gasolina (…) Son pocos los lugares donde obviamente (usan combustible), pero pueden hacerlo con un bidoncitó”, agregó.

Producción agrícola
La producción agrícola del trópico también se ve afectada por la escasez del carburante. Parte del trabajo que se hace en parcelas de palmito, piña, banano y otros productos agrícolas requiere herramientas como motofumigadoras o motorozadoras que funcionan con gasolina, señaló el presidente de la Cámara Agropecuaria de Cochabamba (CAC), Dietter Villca.

La mayoría de estas herramientas requieren unos cinco litros para que funcionen de media a una hectárea. Elizabeth Pereira tenía 18 hectáreas destinadas a la producción de palmito. Hoy tiene 13, pues en las otras cinco comenzó a sembrar maíz, copoazú y guanábana.
El primer cambio de rubro lo hizo en 2015 cuando el precio por tallo de palmito bajó de 1,20 bolivianos a 0,40 centavos; ahora está a 0,60.

Pero la situación del combustible está llevándola a un segundo cambio de rubro. “Aunque nos duela quemar nuestro trabajo de 15 años, no queda otra que migrar”, dijo Pereira a tiempo de señalar los palmitos que están excediendo los dos metros de alto.

El productor Roberto Orellana explicó que se debe retirar la maleza con una motorozadora para que el palmito crezca sano y tierno y se pueda hacer la cosecha cada tres meses. Si crece demasiado, ya es producto perdido.

“Si la maleza está alta, los cosechadores no quieren entrar. Hay víboras y el trabajo es demasiado para un producto que no es de la misma calidad”, dijo.

La mayoría de estos productores deben recorrer distancias de 28 kilómetros hasta el surtidor más cercano para conseguir cinco litros de gasolina.

Jorge se las ingenia para tratar de dar oxígeno a sus peces y a veces se mete en las piscinas para mover el agua. Mientras, Elizabeth observa con pesar los cultivos de palmito que le costaron tantos años de trabajo.

LA GASOLINA EN “OTROS MERCADOS”
Es un secreto a voces que la gente susurra en el trópico. La escasez de gasolina ha generado que algunas personas ofrezcan de manera clandestina algunos litros.
El surtidor vende a 3,74 bolivianos el litro, pero estas personas la ofrecen a 15 bolivianos y hasta a 20 el litro. No están visibles en las calles, pero se sabe que existen. Dar con ellos es complicado. “No sé de dónde consiguen, pero tienen”, comentó una persona.

Fuente: Periódico La Prensa