Mecanismo para reducir emisiones de C02, genera una lógica perversa

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El director Ejecutivo de la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra (APMT), Iván Zambrana, es la cara visible de Bolivia en la PreCOP25, el encuentro que reúne en San José de Costa Rica a representantes de 86 países con miras a la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP25), que se realizará en diciembre en Santiago.

Zambrana, actualmente jefe de negociación hacia la COP25 sobre los temas de prioridad para Bolivia, resalta que el mercado de carbono genera una lógica perversa, por lo que el país plantea que el trabajo en bosques se enmarque “en la complementariedad y en la búsqueda de justicia que debe existir para la reducción de la deforestación”.

Por eso, enfatiza, que no se puede transferir la responsabilidad que tienen en cuestiones ambientales los países desarrollados a las acciones en desarrollo. En una entrevista con Los Tiempos habló sobre estos y otros temas relacionados al encuentro de San José.

¿Cuáles son las propuestas de negociación de Bolivia?

Bolivia, desde antes de 2015, ha sido instrumental para incorporar desde cosas simbólicas pero relevantes en el preámbulo, como la mención de la Madre Tierra, hasta elementos constitutivos del Acuerdo de París que tienen que operativizarse, entre ellos los enfoques que no son de mercado, el artículo 6.8, y también los enfoques alternativos de políticas sobre bosques como los que combinan mitigación y adaptación para el manejo sustentable de los bosques, que están en el artículo 5.2.

Además de esos dos elementos, en la decisión de la COP21 de París, se estableció la plataforma de pueblos indígenas y comunidades locales por propuesta de Bolivia, que ya está funcionando. La PreCOP nos sirve para tener un acercamiento con algunos países e ir avanzando respecto a la búsqueda de acuerdos. Es bastante difícil porque existe toda una estructura mundial que impulsa los sistemas de mercado y no quiere hablar de otros enfoques.

Sin embargo, Bolivia no se opone a otros mercados y dentro de las negociaciones de la COP25 los de carbono serán importantes.

Bolivia no está en contra de los mercados, pero los mercados tienen que servir a los pueblos no a la inversa. Mercantilizar los bosques genera el peligro de conectar la inestabilidad del sistema financiero con la base natural que tenemos y eso se ha visto en otros países. Europa ha tenido un mercado de emisiones que ha colapsado, y el Protocolo de Kyoto nunca logró funcionar debido a los mismos cuestionamientos que Bolivia tiene. Ahora se está intentando refreír la propuesta a través de los artículos 6.2 y 6.4 para ese propósito.

Nosotros no creemos que no debamos trabajar en bosques, pero ese trabajo debe enmarcarse en la complementariedad y en la búsqueda de justicia que debe existir para la reducción de la deforestación, por ejemplo. No se puede transferir la responsabilidad de los países desarrollados a los países en desarrollo, se debe llegar a un acuerdo justo y el Mecanismo Conjunto que plantea Bolivia tiene precisamente esa lógica, tan en lo correcto estamos que REDD+ (la reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación de los bosques) cada vez está modificándose para incorporar los criterios que Bolivia propuso desde el principio.

¿Cuáles son esos criterios?

Tener un enfoque integral que ataque a las causas estructurales, que tenga salvaguardas… Todo eso recién lo están empezando a discutir los que manejan REDD+ porque han visto que como tal no funciona y no va a funcionar. Inclusive en el caso de Costa Rica para el sector que funciona es para los medianos propietarios de tierra, y genera un proceso regresivo porque ellos se ven cada vez más desaventajados respecto al manejo de la tierra: el día que se acabe el pago se va a acabar la reducción de la deforestación.

El mecanismo de Bolivia intenta resolver los problemas locales que genera la deforestación, y no generar la idea de que las comunidades valoren a los bosques solo en tanto estos les brinden un ingreso monetario adicional. La idea de Bolivia es que la forma de resolver esa disyuntiva debe ser que las comunidades se acerquen más a los bosques, no que se alejen y el pago por servicios sistémicos más bien los aleja. Bolivia rechaza el pago por servicios ambientales porque genera una relación perversa.

¿Qué le falta entonces al mecanismo que propone Bolivia para que sea aceptado por los otros países?

Hasta ahora no se le ha dado la importancia que tiene los bosques para la adaptación, todos hablan sobre la mitigación, las ventanas de financiamiento sólo se han abierto para mitigación y se olvidan que para muchos países, incluyendo Bolivia, es más o tan importante la adaptación. Lo primero que tenemos que lograr es que el balance del Acuerdo de París se refleje en su implementación, hasta ahora no hay ese balance más bien hay un intento de reinterpretar el Acuerdo de París en función de los intereses de los países desarrollados.

A nuestro mecanismo no le falta mucho, desde el año pasado ya hemos implementado 10 proyectos piloto y hemos invertido alrededor de 11 millones de bolivianos, el proceso postincendios que se hará también va a avanzar hacia el desarrollo de ese enfoque. Además, hay interés de otros países de trabajar esta nuestra misma lógica como El Salvador o Colombia, que tienen desarrollo de REDD+ pero que han visto que este mecanismo tiene demasiadas limitaciones.

¿QUÉ ES EL REDD+?

Es un mecanismo internacional en construcción por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), cuyo objetivo es ayudar a que las emisiones de dióxido de carbono producidas por la deforestación y degradación de bosques (selvas), se reduzcan, para así atenuar el Cambio Climático.

Con REDD+ se espera además contribuir a conservar y mejorar los servicios que prestan los bosques (selvas) y al desarrollo de las comunidades que los habitan o dependen de estos.

Fuente: Periódico La Prensa