



Ubicada en el corazón productivo del país, en la región de Okinawa, la cabaña Capiguara se ha consolidado como un verdadero referente en la cría y selección de toros reproductores de alta calidad genética. Mediante un trabajo técnico riguroso, una inversión constante en genética de punta y una pasión inquebrantable por la ganadería, esta hacienda ha logrado posicionarse como una fuente confiable de animales mejoradores, capaces de responder a las exigencias del productor moderno.
Cada ejemplar que egresa de Capiguara no solo destaca por su excelente conformación y adaptabilidad, sino también por su desempeño comprobado en campo. Esta combinación los convierte en una herramienta estratégica para elevar la productividad y la rentabilidad en los rodeos donde son incorporados.
Yusei Chibana, gerente de la cabaña, resalta que los animales que crían se caracterizan por mantener un equilibrio entre funcionalidad y eficiencia, desarrollando un biotipo que responde a las necesidades reales del sistema productivo boliviano. “Estamos hablando de animales que tienen mayor proporción de costillas y menor proporción de piernas”, explicó Chibana, haciendo referencia al enfoque productivo que siguen.
Este resultado no es casualidad. Capiguara ha incorporado tecnologías de vanguardia, incluyendo evaluaciones genéticas y genómicas, lo que permite una selección más precisa y predictiva. Sin embargo, uno de los aspectos más destacados que menciona Chibana es la rusticidad de sus toros reproductores. “Nosotros tratamos de criar animales a campo, en las condiciones en las que van a trabajar nuestros clientes”, señala, destacando que la adaptación es una prioridad en su sistema de selección.
Funcionalidad
El enfoque de la cabaña va más allá de la estética y los números. Chibana hace énfasis en que los animales deben estar preparados para enfrentar las condiciones reales de producción.
“Los animales no van a sufrir en el nuevo ambiente al que van a llegar, porque precisamente tratamos de que se críen a las condiciones más extremas y que se parezca mucho a las condiciones donde van a trabajar los animales”, afirma. Y agrega: “Creo que eso es lo que más éxito nos ha dado en Capiguara, por eso es que muchos de nuestros clientes son asiduos y todos los años vuelven por reproductores”.











“El animal tiene que tener menor exigencia nutricional para mantenimiento y poder llegar a una terminación ideal para frigorífico en un corto periodo de tiempo. Se trataría de un Nelore precoz de ciclo corto”











Biotipo adaptado a Bolivia
En cuanto al biotipo, el gerente de Capiguara explica que han decidido enfocar su trabajo en animales de un Frame mediano.
“Ya no buscamos animales grandes”, sostiene. Según Chibana, este tamaño intermedio es el más funcional y productivo para el sistema que predomina en Bolivia, particularmente en Santa Cruz.
“El animal tiene que tener menor exigencia nutricional para mantenimiento y poder llegar a una terminación ideal para frigorífico en un corto periodo de tiempo. Se trataría de un Nelore precoz de ciclo corto”, detalla.
Acompañamiento postventa
Capiguara no se limita a vender reproductores: mantiene un contacto constante con sus clientes para conocer cómo se están desempeñando los animales en sus respectivos campos.
“A veces los clientes nos llaman, no por un feedback de nuestros reproductores sino por problemas específicos que tienen en sus campos, por lo que tratamos de brindarle asistencia constantemente, manteniendo una comunicación fluida para mantener la fidelidad de los clientes”, relata Chibana.
Genética probada, selección rigurosa
Con más de 28 años de selección en las razas Nelore y Nelore Mocho, la cabaña Capiguara ha establecido parámetros claros y exigentes para su proceso de selección. Todos los animales pasan por rigurosos filtros basados en cinco pilares fundamentales:
- Fertilidad de las matrices
- Habilidad materna
- Precocidad sexual
- Rusticidad
- Temperamento
“Esos cinco parámetros son los que hemos venido seleccionando”, afirma Chibana. Y es precisamente esta constancia, sumada al trabajo técnico y la experiencia de campo, lo que da forma a la marca Capiguara, sinónimo de confianza.
Más allá de vender un toro, Capiguara entrega todo un paquete genético. Como señala su propietario, “lo que está vendiendo es todo el material genético y trabajo en un reproductor”, un animal que, en cruces con vacas comerciales, permite que sus terneros hereden todo el potencial que ha sido cuidadosamente trabajado generación tras generación.
Fuente: Yusei Chibana
Redacción: Publiagro












