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El tiempo que se tarda para obtener hortalizas para consumo, desde la siembra hasta la cosecha, es de 30 a 40 días, el caso de la lechuga y las acelgas suele tardar hasta 60 dependiendo de su maduración gradual.
Tener un huerto familiar ya sea en el área rural, periurbana o urbana no es cosa de otro mundo, solo se trata de aplicar criterios y practicas agroecológicas en cualquier entorno con un buen manejo de suelo y uso del agua, de esta manera se pueden obtener verduras y hortalizas que permiten mantener a una familia de hasta cinco miembros durante todo el año.
El ingeniero agrónomo y responsable de la organización no gubernamental Centro de Estudios Regionales para el Desarrollo de Tarija (Cerdet) en Yacuiba, Máximo Román González Castro, sostuvo que solo es necesario tener un espacio de tierra en el patio de una vivienda para implementar un huerto familiar.
Explicó que para preparar la tierra se hace una remoción del suelo con una picota, si es muy dura, arcillosa o poco fértil se le incorpora materia orgánica como ser rastrojo de plantas, malezas, hojarasca, tierra de monte, incluso estiércol de vaca o chiva, dependiendo con lo que se cuenta en el entorno, esto garantiza contar con una fertilización básica para establecer el cultivo.
Si el suelo es sumamente árido o arcilloso y no se cuenta con mucho espacio, es mejor aplicar el sistema de cultivo biointensivo o de doble excavación, semejante a construir un plantabanda o macetas, que es un sistema muy útil para aplicar en zonas urbanas o periurbanas. El espacio es aprovechable hasta 3 años de manera continua y puede proveer verduras durante todo el año.
El tiempo que se tarda para obtener hortalizas, desde la siembra hasta la cosecha, es de 30 a 40 días, el caso de la lechuga y las acelgas suele tardar hasta 60 dependiendo de su maduración gradual y la cebolla tarda hasta 120 días. Pero si se utiliza plantines de hortalizas – que pueden comprarse en el mercado -, se ahorra hasta un 50 por ciento de tiempo.
“No es caro implementarlos”, apuntó, si es en un espacio muy grande, con una malla de alambre de entre 30 a 40 metros de largo se puede cerrar el terreno cultivable, tampoco es necesario comprar un tarro de semillas, se puede adquirirlas al raleo con tres a cinco bolivianos y así tener de manera escalonada e intensiva las verduras.
Contó que en tres comunidades guaraníes de Yacuiba, Timboy tiguazú, Pozo del Anta y Yaguacua, brindó talleres de capacitación a familias sobre este tipo de huertillos, además de la preparación y aplicación de abonos e insecticidas orgánicos, sistemas de riego, para una alimentación sana y saludable.
“Hubo un empoderamiento muy fuerte de parte de esas familias en zonas donde es muy sentida la falta de alimentos a causa de la cuarentena, si bien no pueden tener abarrotes, por lo menos esto ha hecho de que garanticen sus alimentos, por lo menos tienen verduras que pueden ser consumidas de manera diversificada”, sostuvo.
Las experiencias
Mirtha Vallejos Coimbra de la comunidad Pozo del Anta, expresó que la experiencia de aprender a instalar un huerto familiar fue muy productiva “en esta crisis que se vive a causa de la enfermedad”. Indicó que en cuestión de verduras no sufren nada porque ya tienen cebollas, lechuga, tomate y acelga, “de cada cosita un poco, es una ayuda grande”.
Pero antes tuvieron que preparar la tierra, retostarla, almacigarla, también prepararon insecticidas caseros para combatir las plagas, algunas mujeres le echaron agua hervida al sitio donde sembrarían las verduras, otras la abonaron con estiércol de gallina, también lo hicieron con cascaras o con otras plantas.
A su turno, Irenia Soruco de la comunidad Timboy tiguazú, contó que primero ablandó su parcela y le puso tierra negra del monte, luego hizo los surcos para trasplantar los almácigos y los regaba tres veces a la semana “y la verdura salió bonita”.
“Con esta cuarentena nos ha servido mucho, nos da para consumir verduras, vivimos muy lejos de Yacuiba y con eso nos estamos manteniendo, sirve para toda la familia” dijo, a tiempo de mencionar que cultivó cebolla, acelga, remolacha, tomate, brócoli y lechuga, además participó toda su familia.
Entretanto, Mary Isabel Córdova de la comunidad de Yaguacua, subrayó que aprender a realizar un huerto familiar le fue muy útil, ya que no puede salir de su casa a causa de la cuarentena, pero ahora tiene su propia verdura que sirve para el consumo de su familia, cuenta con acelga, repollo y cebolla y espera que su plantita de tomate empiece a dar frutos.
Fuente: Periódico El País