El uso estratégico de herbicidas preemergentes se ha convertido en una herramienta fundamental para el manejo efectivo de malezas en el cultivo de soya. Frente al incremento de especies difíciles de controlar y la creciente resistencia a principios activos de uso común, los productores deben adoptar enfoques preventivos que actúen desde el inicio del ciclo del cultivo. Esta estrategia no solo minimiza la competencia temprana por recursos—agua, luz y nutrientes—sino que, además, reduce la necesidad de aplicaciones posteriores de postemergentes, optimizando costos y disminuyendo el impacto ambiental.
Marcelo Metzler, ingeniero agrónomo y magíster en Producción Vegetal, explica que cuando se habla de herbicidas para el control de malezas en soya, “hablamos de malezas de chiori, Orizaha, maicillo, arrocillo, golondrina”.
Estas especies suelen emerger en los primeros estadios del cultivo y, si no se las controla de forma preventiva, pueden generar pérdidas por competencia superior al 30 % del rendimiento potencial. Sin embargo, la eficacia de los herbicidas preemergentes no depende únicamente de la dosis ni del principio activo escogido, sino también de condiciones ambientales y del uso inteligente de coadyuvantes.
Para maximizar la acción de un preemergente, es crucial considerar factores como temperatura, humedad del suelo y velocidad del viento. Según Metzler, “aplicaciones con bajas temperaturas y alta humedad, escasa velocidad del viento, pero prestarle demasiada atención dos horas después del amanecer y dos horas antes del atardecer, hay condiciones de inversión térmica que impiden que la gota de aplicación caiga sobre la maleza quede en la atmósfera y cuando se revierte esta condición y viene el viento de la lleva y las deriva a un lote vecino generando daños en otros cultivos”.
En otras palabras, si la aplicación se realiza en un período de inversión térmica —situación en la que la capa de aire cercano al suelo está más fría que la capa superior—, las gotas tendrían dificultad para depositarse en las malezas objetivo, aumentando los riesgos de deriva hacia áreas no deseadas.
Por esta razón, las ventanas de aplicación recomendadas se concentran en los momentos del día en que la atmósfera está más estable y la humedad relativa ya ha disminuido levemente tras el rocío matutino. Así, la combinación de dos horas después del amanecer y dos horas antes del atardecer, resulta la más propicia para evitar la inversión térmica y garantizar una adecuada deposición de la gota de spray. Además, aplicar bajo condiciones de humedad suficiente en el suelo promueve la activación del preemergente, pues estos herbicidas necesitan incorporarse a la zona de germinación y ser absorbidos por las raíces incipientes de la maleza.
Más allá de la aplicación puntual, Metzler hace hincapié en la relevancia del monitoreo constante de las malezas. “Controlar las malezas en estado muy pequeño es fundamental, ya que cuando se quiere entrar con herbicidas post emergentes con malezas de 15 a 20 cm ya es tarde o se debe tomar acciones de rescate, que inexplicablemente va haber algún escape que algunos productores no les gusta ver: el cultivo sucio con maleza. Pero cuando no monitoreamos o entramos muy tarde a los cultivos a controlar las malezas, es altamente factible que se nos escapen y tengamos importantes pérdidas en el rendimiento de cultivos.”
Diagnóstico y selección del herbicida preemergente
Antes de efectuar la aplicación, es indispensable conocer el espectro de malezas presente en el lote y su dinámica de germinación. De esta forma, el productor puede optar por un principio activo o una mezcla adecuada para las especies predominantes. La rotación de modos de acción —incluso en preemergentes— ayuda a retardar la aparición de resistencias dentro del banco de semillas.


“Aplicaciones con bajas temperaturas y alta humedad, escasa velocidad del viento, pero prestarle demasiada atención dos horas después del amanecer y dos horas antes del atardecer, hay condiciones de inversión térmica que impiden que la gota de aplicación caiga sobre la maleza quede en la atmósfera y cuando se revierte esta condición y viene el viento de la lleva y las deriva a un lote vecino generando daños en otros cultivos”


Preparación de la cama de siembra y manejo del suelo
Una cama de siembra bien trabajada, con los residuos de cosecha incorporados y sin malezas vivas, es el primer paso para que el preemergente actúe con mayor eficiencia. Si el rastrojo queda demasiado entreverado en la banda de siembra, las gotas pueden quedar retenidas en la parte superior y no lograr el contacto directo con el suelo. Además, se recomienda ejecutar un pase de rastra o grada ligera para nivelar la superficie y garantizar que el producto se distribuya de manera homogénea. De esta forma, el herbicida queda exactamente en la capa superficial donde germinan las semillas de soya y las malezas.
Aspectos técnicos del momento de aplicación
- Incorporación al suelo: Algunos preemergentes requieren un ligero movimiento del suelo para activarse correctamente. Sin embargo, en sistemas de siembra directa, es esencial depender de la precipitación natural o de un riego ligero para incorporarlos.
- Humectación: La humedad del suelo en el momento de la aplicación es un factor crítico. Un suelo con muy poca humedad hace que el herbicida se quede en la superficie sin moverse hacia la zona de germinación; por el contrario, un suelo saturado podría causar escorrentía superficial y, nuevamente, deriva fuera del área objetivo.
- Velocidad y amplitud de boquillas: Emplear boquillas que generen gotas medianas o grandes (que reduzcan la deriva) y ajustar la velocidad de avance de la máquina para lograr una cobertura uniforme sin riesgos de arrastre aéreo.
Integración con prácticas culturales y postemergentes
Aunque el objetivo principal del preemergente es reducir la emergencia de malezas, este no debe entenderse como una solución aislada, sino como parte de un sistema de manejo integrado. Una vez que la soya emerge, es necesario continuar con el monitoreo para detectar escapes o especies que hayan superado la barrera química. En esos casos, se recurre a herbicidas postemergentes específicos para cada especie y etapa de crecimiento, evitando que la maleza pequeña alcance los 15–20 cm y se vuelva más difícil de controlar, tal como lo advierte Metzler.
Ventajas y limitaciones
Entre los beneficios más evidentes del uso de herbicidas preemergentes en soya se encuentran:
- Reducción significativa de la presión inicial de malezas, al actuar sobre semillas que todavía no han emergido.
- Menor dependencia de postemergentes, lo cual disminuye los costos y retrasa la aparición de resistencias.
- Mejor desempeño agronómico del cultivo, al evitar la competencia temprana por recursos.
No obstante, existen limitantes que deben gestionarse adecuadamente:
- Variabilidad de la residualidad: La persistencia del producto en el suelo puede verse acortada por alta actividad microbiana o por lluvias intensas que provoquen lixiviación.
- Condiciones climáticas adversas: Heladas tempranas o largos períodos de sequía luego de la aplicación pueden reducir la eficacia.
- Selección inadecuada del principio activo: Usar un producto cuyo espectro no incluya las malezas predominantes en el lote resulta ineficaz y genera falsos porcentajes de control.
Hacia un manejo preventivo y sostenible
En el contexto actual, donde muchas malezas de soya muestran tolerancia o resistencia a herbicidas postemergentes, el uso estratégico de preemergentes se consolida como la primera línea de defensa. Sin embargo, para lograr un control sostenible y prolongar la vida útil de estos productos.


Fuente: Marcelo Metzler
Redacción: Publiagro



