ONU: 43 % de trabajadores agrícolas son mujeres, pero no reciben apoyo

0
2100
Foto: Sputnik Mundo

Así lo describe un informe del Fida, dependiente de la ONU, en el que se sostiene que a pesar de que las mujeres producen gran parte del alimento en los campos agrícolas, se mantienen sin acceso a los mismos recursos que obtienen los hombres. En Bolivia, el PNUD busca fortalecer la labor de las mujeres en los campos agrícolas.

Un estudio del Fida, organismo dependiente de las Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha demostrado que las mujeres no tienen acceso a tierras, financiamiento, capacitación, insumos y equipos, por tanto no pueden producir con eficacia, ni alcanzar la estabilidad financiera o la seguridad alimentaria, ni hacer crecer sus propios negocios.

En Bolivia buscan fortalecer a las mujeres agropecuarias

En el caso de Bolivia el pasado mes se realizó un conversatorio denominado  “Los nuevos escenarios y desafíos para las mujeres agropecuarias”, evento en el que se analizó a fondo el tema.

En esa reunión se buscó promover el empoderamiento de las mujeres en los negocios agropecuarios, transitando de modelos empresariales familiares a enfoques de negocios a escala.

“La participación de las mujeres en el sector agropecuario de Bolivia requiere fortalecerse, no solo desde la perspectiva de aporte como mano de obra poco calificada y de sostenimiento de las unidades familiares productivas, sino también como participantes activas, líderes reconocidas que toman de decisiones y están decididas a transformar toda la cadena productiva”, indicó La Representante Residente del PNUD en Bolivia, Luciana Mermet.

El valor de la mujer en los campos

El preciso informe de FIDA enfatiza que si las agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres, entre 100 y 150 millones de personas dejarían de pasar hambre, lo que también aumentaría su resiliencia a la crisis climática.

Es por eso que el FIDA crea oportunidades para que las mujeres accedan a lo que necesitan, como este proyecto en Nigeria, que les brinda semillas y préstamos.

Otro dato interesante establece que en el mundo, apenas un 15 % de los propietarios de tierras son mujeres y esto ocurre a pesar de que casi uno de cada dos agricultores son mujeres, es mucho menos probable que las mujeres, frente a los hombres, sean las propietarias legales de las tierras que cultivan. 

«Técnicamente 164 países reconocen el derecho de las mujeres a ser propietarias de tierras, a usarlas y a tomar decisiones con respecto a ellas, las normas sociales dictan que estos derechos son accesibles en apenas 52 de estos países» se subraya en el referido estudio del Fida.

Un trabajo sin recompensas 

Cuando las mujeres no son propietarias de las tierras que trabajan, su principal fuente de ingresos y de alimentos es incierta, y no pueden tomar decisiones relevantes en cuanto a su gestión sostenible en el contexto de la crisis climática.

Apenas un 8 % de la ayuda internacional se destina a proyectos que se centran principalmente en la igualdad de género.

Esto refleja que las mujeres agricultoras no son tomadas en cuenta por parte de muchos gobiernos y los donantes pasan por alto los medios de vida y la experiencia de las mujeres y sus conocimientos especializados a la hora de planificar y financiar programas de desarrollo rural y promover iniciativas de adaptación al cambio climático. 

Las desigualdades estructurales implican que las mujeres son desproporcionadamente más vulnerables a los efectos del cambio climático, y pese a ello, son las que menos asistencia reciben.

«Estamos movilizando US $500 millones para ayudar a 10 millones de personas a mejorar su resiliencia y adaptarse al cambio climático.

Las mujeres de las zonas rurales en los países en desarrollo se encuentran entre las más afectadas por el cambio climático. Muchas de ellas dependen de la agricultura para subsistir, por lo que también son más vulnerables a los efectos del clima sobre la productividad agrícola. 

Cuando ocurren desastres, las mujeres tienen más probabilidades de morir o de perder el acceso a los servicios esenciales.

Fuente: FIDA / PNUD

Redacción: Publiagro