Desde el Centro de Investigación y Producción del Campesinado (Cipca Norte Amazónico) se trabaja en la reactivación económica con el aprovechamiento de productos forestales no maderables como la castaña, que además favorece a las conservación de los bosques y al bienestar de familias y comunidades indígenas.


El director regional del Cipca, Marco Antonio Albornoz, dijo que decidieron apostar por promover la valoración de la castaña en mercados internacionales como un producto de alta calidad que aporta en la conservación del ecosistema amazónico.
“Para ello formamos parte del grupo núcleo que ha diseñado un Plan de Acción Binacional Perú-Bolivia, en el marco del proyecto Innovact II, financiado por la Unión Europea”, señaló Albornoz.
El Cipca analizó los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre los productos forestales no maderables, comparado con la actividad maderera a nivel nacional. Según estos, las exportaciones e importaciones de madera hasta el 2009 ocupaban el primer lugar, sin embargo, el 2010 fue alcanzado por la castaña y de ahí en adelante continuó en ascenso hasta llegar a su pico más alto el 2018 logrando superar los 221 millones de dólares en exportaciones.
En ese sentido, Cipca indica que en los últimos años se importa más madera de la que se exporta.


Albornoz señaló también que los bosques amazónicos cuentan con una biodiversidad única que contribuye en la producción de alimentos, son una fuente de medicina tradicional y regulan el clima.
Según estimaciones del Cifor (Center for International Forestry Research), la deforestación alcanzó el 12% en la región norte de Bolivia. Es decir, sería la región que contiene los bosques más conservados en el país, favoreciendo el aprovechamiento y comercialización de la castaña que son un motor de la economía.
“Pese a ello, no existen políticas públicas orientadas a fortalecer este importante sector”, indicó el director de Cipca del Norte Amazónico.
Estos bosques juegan un rol importante como una fuente primaria de medios de vida para los pueblos indígenas y para las comunidades campesinas.
Fuente: Los Tiempos

