¿Sabía usted que la quinua es el tercer producto más exportado de Oruro y el séptimo de Potosí? ¿Que el café boliviano generó 7,5 millones de dólares por ventas al exterior en 2018? ¿Que el singani boliviano llegó hasta Hollywood, donde es visto como un producto exótico y para el que ahora se busca reconocimiento?
Que el 80 por ciento de los recursos por exportaciones bolivianas provengan del gas y minerales no es novedad. Que el gas está de bajada, tampoco. Entre los productos no tradicionales aparece la soya y sus derivados. Sin embargo, por debajo, aparecen muchos productos no tradicionales que dan la cara por Bolivia en el exterior y que dan alguna esperanza a Bolivia, según expertos consultado por este medio.
Así, asoman como productos prometedores los “superalimentos andinos” (quinua, cañawa, tarwi, amaranto y otros), las bebidas de altura (vino y singani), y el café yungueño, además de otros rubros, como la joyería, las maderas y mármoles.
“Bolivia tiene muchas ventajas comparativas naturales para destacar internacionalmente con varios productos, tal el caso de la ‘quinua real orgánica’ que solamente se puede producir en el espacio intersalar Uyuni-Coipasa, por tanto es única en el mundo”, comenta el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.
Las ventas de quinua al exterior en 2018 generaron para el país un poco más de 80 millones de dólares, lo que supone un incremento de alrededor de 12 mil toneladas respecto al volumen vendido en 2017, según datos de la dirección del Centro Internacional de Quinua.
Sin embargo, Bolivia tiene una fuerte competencia en el mercado mundial con la quinua peruana, que incluso va mezclada con la boliviana que —se dice— sale de contrabando al vecino país, para mezclarse y mejorar su calidad, advierte Rodríguez.
Otra fortaleza que Bolivia podría desarrollar es la “producción orgánica” o exótica de ciertos superalimentos del altiplano, como el tarwi o la cañawa (totalmente ignorados) o “productos de altura” como los vinos de Tarija. Estos vinos ocupan el noveno y décimo lugar en la lista de productos de exportación de Tarija por 128 mil dólares en 2018.
Otra bebida: el singani, único en el mundo. Tan único que en Estados Unidos se lo clasifica como brandy. Actualmente se realiza una campaña para buscarle su categoría propia. La campaña del director de cine Steven Soderbergh representó un buen golpe publicitario desde Hollywood. Actualmente es el octavo producto de mayor exportación de Tarija.
Según Rodríguez, el singani debería tener una protección de “denominación de origen” para su diferenciación y mejor cotización en nichos de mercados con alto poder de compra.
Existen productos, como los de joyería, que es el segundo más exportado de La Paz, o las maderas, cuyas variantes ocupan siete de los 10 productos de Pando “for export”.
Entre otros productos que se explotan de forma casi exclusiva para la exportación están los mármoles finos. Según explica el gerente de la empresa Diesse y, a la vez, presidente de la Cámara de Exportadores de Cochabamba, Gunther Haas, el mármol azul (sodalita) explotado en su veta de Sivingani se vende a razón de 100 dólares por metro cuadrado en el exterior, precio que nadie pagaría en Bolivia, pero sí en China, India y otros países.
Rodo Hurtado, gerente de Marmobol, que explota mármol azul, ónix, granito, basalto y otros arrancados de canteras de Independencia (Cochabamba), La Paz y Lípez (Potosí), explica que ha llegado a mercados de Estados Unidos, España, Alemania, Italia y China.
“LOS PROBLEMAS SON LOS DE SIEMPRE”
En Cochabamba, en tanto, el presidente de la Cámara de Exportadores (Cadexco), Gunter Haas, coincide con varios de estos puntos, reclama buscar nuevos mercados, además de repensar en el tipo de cambio, y sugiere dar mayor impulso a los alimentos, manufacturas de cuero y minerales no tradicionales, como las piedras preciosas.
Según interpreta Haas, los problemas para la exportación son los de siempre: el tipo de cambio que encarece los productos nacionales haciendo que pierdan su poder competitivo en el exterior, la falta de control del contrabando y la falta de mercados exteriores. “El Gobierno no apoya en este rubro, siempre son las cámaras las que tienen que buscar mercados”.
“A VECES DE NADA SIRVE SER LOS ÚNICOS EN EL MUNDO”
“De nada sirve ser únicos en el mundo cuando la oferta no se desarrolla o cuando se descuida la competitividad, que no es ni más ni menos que tener un producto de calidad, con un precio accesible y con oportunidad en el mercado”. Así sintetiza el gerente del IBCE, Gary Rodríguez, ante la consulta de qué se puede hacer para promocionar estos productos.
Identificado el producto y el mercado, lo que correspondería hacer es planificar su perfeccionamiento, producción y exportación, considerando el empaque, presentación, etc., sabiendo que siempre habrá otros países que puedan ofrecer productos similares.
Sin embargo, todo esto “no es algo que pueda hacer el empresario, el productor o exportador privado por sí solo”, explica Rodríguez a tiempo de poner como ejemplo de lo que se debería hacer la conquista del mercado chino para la carne boliviana.
“Primero, se trabajó en una sinergia público-privada, en la erradicación de la fiebre aftosa; luego vino el contacto diplomático, que generó el ‘paraguas’ para poder avanzar en la apertura de ese mercado, con la negociación del Protocolo Sanitario, que habilite al sector ganadero y dos frigoríficos en nuestro país, lo que se logró luego de dos años de trabajo. Finalmente, el sector privado ideó una marca de exportación Bolivian Natural Beef, para diferenciarse en el mercado mundial”, explica.
Sólo así, se podrá hacer crecer las exportaciones. Hay que “pensar en grande” y actuar con unidad de objetivos, sectores público y privado. “Lo mismo se debería hacer para otros sectores, como el forestal/maderero, donde el país tiene un potencial tan grande, que con poco esfuerzo, se podría exportar a mediano plazo por 3 mil millones de dólares, explica Rodríguez.
Fuente: Periódico La Prensa