En la actualidad el costo de la fanega es de $us 45 cuando en 2018 llegó a valer $us 60. En los silos las bolsas del grano copan la infraestructura. Calculan que hay excedente de 100.000 toneladas
En el Norte Integrado de Santa Cruz, la cosecha de arroz se encuentra en la recta final. Los resultados de acuerdo con los productores y acopiadores no son nada alentadores debido a que a la sorpresiva sobreproducción se debe sumar la caída de los precios. Un cóctel peligroso para el desempeño del sector.
En Montero (Santa Cruz), donde se concentra la mayor cantidad de centros de acopio (silos) del país, la fiebre arrocera por los buenos precios de 2018, cuando la fanega llegó a costar $us 60, está lejos de repetirse. En el mejor momento del negocio entre febrero y marzo de 2019 los empresarios intermediarios llegaron a pagar a los productores $us 45 por la fanega y a los que se atrasaron en su cosecha y recién la sacaron del campo a fines de mayo, en los centros de acopio solo les pagan hasta $us 35.
A esto se debe sumar que la superficie sembrada en esta campaña pasó de unas 100.000 hectáreas (2018) a 120.000 hectáreas. A decir de Yeri Vargas, productor arrocero y presidente de la Asociación de Ingenios Arroceros de Montero, este aumento de la superficie se debe por el ingreso de Guarayos y Beni que ha provocado una sobreproducción arrocera no planificada generando que los precios del quintal, debido a la sobreoferta, disminuyan de valor pasando de Bs 220 y Bs 200, que se estaba pagando en la gestión pasada, a no más de Bs 160 en la campaña de esta gestión.
Vargas explicó que el aumento de la superficie de siempre dio como resultado una producción de alrededor de 350.000 toneladas de arroz, unas 100.000 toneladas extras que no estaban contempladas y que se encuentran almacenadas en los distintos silos del norte cruceño.
“El mercado interno con unos 250.000 toneladas está cubierto, entonces ¿qué hacemos con las restantes 100.000 toneladas que tenemos almacenadas? No lo podemos vender porque los precios son muy bajos, nos están pagando el quintal a Bs 160, es un precio muy bajo”, explicó Vargas.
Otro aspecto que observó Vargas es el rol que desempeña la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), pues a su criterio, la misma provoca una distorsión de los precios debido a que paga a los productores precios por arriba de lo que se ofrece en el mercado generando expectativas entre ellos, pero que al final no todos se benefician de los costos altos y los mismos se deben conformar con los precios que se genera por la oferta y la demanda.
“Emapa paga caro a no más del 10% de pequeños y medianos arroceros y luego vende el quintal más barato, esta subvención de los costos está matando al sector. En vez de gastar esos recursos en subvencionar, el Gobierno debería invertirlos, pero seriamente en un adecuado sistema de riego que permita aumentar el rendimiento en la producción arrocera y su calidad para que el mismo se pueda exportar. Eso es lo que se necesita urgente”, dijo Vargas.
Valerio Salinas, productor arrocero y vicepresidente de la Asociación de Ingenios Arroceros de Montero, sostuvo que el aumento de producción es una buena señal, pues permite hacer una proyección para una posterior exportación del cereal, aunque reconoció que al ya estar cubierto el mercado interno con la producción nacional y con la importación legal y el contrabando del alimento los precios están bajos, una situación que desincentiva al productor que apostó por está campaña debido a los buenos precios de 2018 y que se encontró con otra realidad.
Salinas precisó que el excedente de las 100.000 toneladas almacenadas preocupa a los acopiadores, pues si no se lo logra comercializar en estos meses, para la campaña 2020 no habrá espacio para la nueva producción. “Se debe trabajar en la búsqueda de nuevos mercados para que este tipo de situaciones no afecten la rentabilidad del sector. Es un trabajo a mediano y largo plazo que se debe encarar. El ingreso de nuevas zonas de producción es un llamado de atención”, precisó Salinas.
Para Reinaldo Rojas, productor y comerciante arrocero, la actual situación es resultado de una mala planificación productiva, en donde el sistema de siembra es el secano que ocupa entre el 80% y 90% de la superficie de producción y solo el 10% se da bajo el sistema de riego, por lo que a su criterio, el productor tiene poca posibilidad de pelear por un mejor precio, debido a que su rendimiento es menor y la calidad del cereal no es de lo mejor.
Otro aspecto que criticó Rojas es la importación legal de arroz lo que provoca una competencia desleal con la producción nacional. “La importación y el contrabando, también nos perjudica, la autoridades deben trabajar mejor para proteger al producto boliviano”, precisó Rojas
La lenta comercialización del cereal preocupa a los acopiadores
Arroz extranjero
De acuerdo con los datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior elaborados con información del Instituto Nacional de Estadísticas, la importación del cereal en 2016 fue por un valor de $us 12,8 millones, registrando un volumen de 25,7 millones de kilos. En 2017, las compras fueron por un valor de $us 11,7 millones y un volumen de 22,5 millones de kilos. Sin embargo, en la gestión pasada se da un repunte de la importación del arroz, pues ingresaron 26,4 millones de kilos por un valor superior a los $us 12 millones.
En cuanto al origen del producto, Argentina es el principal proveedor con un 70%, seguido por Brasil con un 27% y por Paraguay con el restante 3%.
Fuente: Periódico El Deber