Se confirmó que el gen humano fue dirigido específicamente al tejido mamario, evitando que la insulina circule en sangre o se exprese en otros órganos. El siguiente paso es generar una manada efectiva, validar la insulina en estudios clínicos, asegurar procesos de purificación escalables, y avanzar hacia aprobaciones regulatorias internacionales
Un avance biotecnológico histórico convierte a un bovino en biofábrica de insulina, abriendo una nueva vía para el abastecimiento global del medicamento clave contra la diabetes.
Un equipo de científicos de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, liderado por el zootecnista Matt Wheeler, ha marcado un hito en la biotecnología moderna: por primera vez, una vaca genéticamente modificada ha producido insulina humana funcional a través de su leche. Este avance, publicado en la revista Biotechnology Journal, representa una prometedora alternativa para abastecer de forma más eficiente y económica este medicamento vital para millones de personas que viven con diabetes en el mundo.
Para lograr este resultado, los investigadores insertaron un segmento de ADN humano —que codifica la proinsulina— en los núcleos de 10 embriones bovinos. Solo uno de ellos logró desarrollarse con éxito y nacer. Cuando esta vaca transgénica alcanzó la madurez, se intentó sin éxito que quedara preñada por diferentes métodos, por lo que el equipo recurrió a una inducción hormonal para estimular la lactancia. Si bien la producción de leche fue limitada, los análisis de laboratorio revelaron la presencia de proinsulina y también de insulina activa, junto con péptido C, lo que sugiere que el propio organismo del animal fue capaz de procesar la proinsulina en insulina.
Actualmente, la insulina utilizada a nivel mundial se produce principalmente a partir de bacterias E. coli y levaduras modificadas genéticamente. Aunque efectiva, esta técnica implica costos elevados en infraestructura y procesamiento, además de ser centralizada en pocos países. La posibilidad de obtener insulina a partir de vacas lecheras transgénicas podría descentralizar y democratizar su producción, especialmente en regiones donde la disponibilidad del medicamento es crítica.
Según datos de la Federación Internacional de Diabetes, más de 537 millones de personas en el mundo conviven con esta enfermedad, muchas de ellas sin acceso constante a insulina. En este contexto, los científicos proyectan un escenario futuro en el que un rebaño de apenas 100 vacas transgénicas podría abastecer la demanda de un país entero. Con una escala mayor, podría incluso cubrir las necesidades globales durante un año.
Este enfoque no es completamente nuevo. Ya en décadas anteriores se experimentó con el uso de animales como “biofábricas” para producir proteínas terapéuticas, incluyendo cabras y conejos modificados genéticamente. Sin embargo, es la primera vez que se logra sintetizar insulina humana activa directamente en la leche de un bovino, lo cual podría convertir al ganado en una nueva fuente bioindustrial para medicamentos complejos.
La iniciativa no está exenta de desafíos. A nivel técnico, aún deben resolverse aspectos relacionados con la fertilidad de animales transgénicos, la escalabilidad del proceso y la bioseguridad. También se plantean cuestionamientos éticos y regulatorios sobre el uso de animales modificados genéticamente para fines farmacéuticos.
No obstante, este experimento sienta las bases para pensar en un modelo ganadero con doble propósito: nutricional y farmacológico. En palabras del investigador principal, “lo que imaginábamos como un primer paso para producir proinsulina terminó sorprendiendo: la vaca procesó ella misma la insulina”.
Más allá de la innovación tecnológica, este avance recuerda cómo el conocimiento agropecuario, la genética y la ciencia animal pueden integrarse para responder a problemas globales de salud, con soluciones desde el campo hacia los hospitales.


«Por primera vez, una vaca modificada genéticamente produce insulina en su leche, lo que podría revolucionar el acceso global al tratamiento de la diabetes”




Un hito en la biotecnología aplicada a la salud
Un equipo de investigadores de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, liderado por el zootecnista Matt Wheeler, ha logrado lo que hasta hace poco parecía ciencia ficción: una vaca genéticamente modificada cuya leche contiene proinsulina humana, la precursora directa de la insulina.
El trabajo, publicado en Biotechnology Journal y reportado por Science Alert, marca la primera vez que se obtiene esta proteína terapéutica en un rumiante, sentando un precedente hacia una futura bioindustria ganadera con fines farmacéuticos.
El proceso incluyó la inserción de un segmento de ADN humano que codifica la proinsulina en embriones bovinos, de los cuales uno llegó a término con éxito. La leche de esta vaca, estimulada hormonalmente para lactar, fue analizada y se comprobó la presencia no solo de proinsulina, sino también de insulina funcional y péptido C, una molécula que indica conversión biológica dentro del animal.
¿Por qué es tan importante este avance?
Actualmente, más de 537 millones de personas viven con diabetes en el mundo, según la Federación Internacional de Diabetes (IDF). Y aunque existen múltiples fuentes de insulina, el acceso sigue siendo limitado en regiones vulnerables.
Hoy, la insulina se produce en gran escala mediante fermentación microbiana, utilizando bacterias E. coli o levaduras modificadas genéticamente. Aunque efectiva, esta tecnología implica costos elevados de infraestructura, purificación y transporte.
La posibilidad de producir insulina a partir de leche bovina puede abaratar costos, descentralizar la producción y hacerla más accesible, especialmente en países en vías de desarrollo.
«Con 100 vacas se podría abastecer toda la demanda nacional, y con un hato más grande, incluso la demanda mundial», proyecta Wheeler.
Vacas como biofábricas: ¿qué sigue?
El concepto de “bioreactor animal” no es nuevo. Ya se han utilizado cabras, conejos y vacas para producir proteínas como anticuerpos, albúmina o enzimas específicas en su leche.
Sin embargo, este experimento es el primero en generar insulina humana activa en un bovino, lo cual eleva la expectativa sobre nuevas terapias a bajo costo.
Los desafíos por delante incluyen:
- Reproducibilidad: solo uno de los 10 embriones resultó viable.
- Fertilidad: la vaca transgénica no logró preñarse por métodos convencionales.
- Regulación bioética y sanitaria: se deberá garantizar que este tipo de producción no implique riesgos ambientales ni sanitarios.
El origen de la insulina y su evolución
La insulina fue descubierta en 1921 por los médicos Frederick Banting y Charles Best, utilizando páncreas de perros. Posteriormente, durante décadas, se extrajo de páncreas de vacas y cerdos.
En 1978, la compañía Genentech creó la primera insulina «humana» mediante ingeniería genética, insertando ADN humano en bacterias E. coli, dando origen al primer medicamento recombinante de la historia: la insulina biosintética.
Desde entonces, se han producido variantes de acción rápida, lenta y combinada, pero el suministro global sigue siendo desigual. Este avance con vacas podría significar una vuelta al ganado, pero con la tecnología del siglo XXI.
Fuentes: Biotechnology Journal, DW Ciencia y Salud, Nature Biotechnology y Frontiers in Bioengineering
Redacción: Publiagro