La Cámara Forestal de Bolivia rechaza cualquier intento de justificar el cambio de uso de suelo en estas áreas. Los suelos forestales cumplen funciones ambientales clave, incluso después de haber sido quemados y su capacidad de uso de suelo la hace inviable a un cambio forzado a uso agrícola o ganadero.

Al igual que el resto del país, el departamento de Santa Cruz enfrenta un duro golpe ambiental tras los incendios de 2024, que arrasaron con 6.2 millones de hectáreas, equivalentes al 38.3% de las 16.4 millones de hectáreas de tierras de producción forestal permanente (TPFP), destinadas a la conservación y el aprovechamiento sostenible de los recursos maderables.

Dentro de esta afectación, 1.52 millones de hectáreas corresponden a tierras forestales bajo derechos empresariales o Autorizaciones Transitorias Especiales (ATE), de las cuales el 45.1% han sido dañadas por incendios. La zona más impactada ha sido el Área Natural de Manejo Integrado (AMNI) San Matías, donde el 33% del área ha sido agredida por el fuego.

Pedro Colanzi, presidente de la Cámara Forestal de Bolivia, indicó que la institución rechaza cualquier intento de justificar el cambio de uso de suelo en estas áreas. “El fuego no elimina la vocación forestal de la tierra; estas zonas deben ser restauradas y protegidas para garantizar la sostenibilidad ambiental y económica del país”, afirmó

La preocupación del sector maderero surge porque, históricamente, los incendios han sido utilizados como una excusa para convertir tierras forestales en áreas agrícolas o ganaderas. 

“Permitir estos cambios fomentaría directamente las quemas ilegales y aceleraría la degradación de nuestros ecosistemas”, advirtió Colanzi.

 “El fuego no elimina la vocación forestal de la tierra; estas zonas deben ser restauradas y protegidas para garantizar la sostenibilidad ambiental y económica del país”

Asimismo, expertos señalan que los incendios afectan en gran medida la estructura y fertilidad del suelo, pero esto no significa que deban convertirse en terrenos agrícolas o ganaderos.

Ricardo Suárez Mejía, ingeniero agrónomo y máster en suelo y nutrición de plantas por la Universidad Federal de Viçosa en Brasil, explicó que el fuego consume la materia orgánica del suelo que protege contra la erosión y mantiene los nutrientes esenciales. 

“Cuando la vegetación se quema, lo que queda son cenizas con minerales que pueden ser arrastrados por la lluvia, causando una pérdida severa de fertilidad”, explicó Suárez

Sin embargo, el experto destaca que la resiliencia natural de estos ecosistemas permite su regeneración si se aplican estrategias adecuadas de restauración y manejo sostenible.

Desde el punto de vista científico, el uso de la tierra debe definirse por su aptitud natural y no por eventos como los incendios. “Los suelos forestales cumplen funciones ambientales clave, incluso después de haber sido quemados”, señaló el especialista al advertir que un cambio forzado de uso del suelo, sin respaldo técnico, puede generar efectos devastadores en la biodiversidad, el ciclo del agua y la capacidad productiva del ecosistema.

La Cámara Forestal de Bolivia reafirma la importancia de proteger y restaurar las tierras de producción forestal permanente, evitando interpretaciones erróneas que busquen justificar su conversión en tierras agrícolas o ganaderas. El respeto al PLUS y la implementación de estrategias de recuperación forestal son clave para la sostenibilidad ambiental y económica del país.

Fuente: Cámara Forestal de Bolivia