A 60 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz, en la localidad de La Angostura, se encuentra la producción de pitahaya del señor Carlos Ortuño y su esposa Lorena Guzmán. En su finca cultivan las variedades Vietnam, Golden White y Zamorano, todas altamente valoradas en los mercados y muy apreciadas por la población cruceña.

Las plantaciones de pitahaya llevan tres años en producción, obteniendo excelentes rendimientos.

Para este año, los productores estiman cosechar aproximadamente ocho toneladas, lo que representa un crecimiento significativo para su emprendimiento. La cosecha de la pitahaya se realiza de manera escalonada, ya que no todas las plantas florecen y producen frutos al mismo tiempo.

El manejo del cultivo y la importancia del agua
Carlos Ortuño, ingeniero agrónomo y asesor especializado en el cultivo de pitahaya, destaca que esta planta, al igual que cualquier otro cultivo, requiere de un manejo adecuado y una atención especial en el suministro de agua, sobre todo durante la etapa de maduración de la fruta.

Preparación del suelo: clave para un buen rendimiento
Existe la creencia de que, por ser un cactus, la pitahaya no es exigente en cuanto a agua y nutrientes en el suelo. Sin embargo, al tratarse de un cultivo relativamente nuevo en la región, la información disponible es limitada, lo que ha llevado a los productores a innovar y experimentar diferentes técnicas para lograr buenos resultados.

«La pitahaya necesita y es exigente en el tema de la materia orgánica, nosotros utilizamos fertilizantes orgánicos como compostaje, tierra negra que sacamos del campo, gallinaza y guano de ganado, lo que nos permite llevar adelante una producción totalmente natural».

“La pitahaya necesita y es exigente en el tema de la materia orgánica, nosotros utilizamos fertilizantes orgánicos como compost, tierra negra que sacamos del campo, gallinaza y guano de ganado, lo que nos permite llevar adelante una producción totalmente natural»

Sistemas de siembra: tutorado y conducción del cultivo
Según Ortuño, existen dos sistemas principales para la siembra de la pitahaya. El primero es el método de tutorado con postes, donde se utilizan gomas en la parte superior para sostener la planta. El segundo es un sistema similar al empleado en el cultivo del tomate o maracuyá, donde se utiliza una estructura tipo sombrilla que permite que los esquejes caigan hacia abajo.

En cuanto a la densidad de plantación, el productor recomienda sembrar de dos a cuatro plantines por poste, con una distancia de tres metros entre surcos y dos metros entre postes.

«La altura ideal es de un metro cincuenta, para facilitar la cosecha y evitar inconvenientes con las espinas de los esquejes», detalla.

Para multiplicar las plantas, se utilizan los esquejes de las plantas ya productivas.

«Se siembran a unos dos centímetros de profundidad y se amarran al poste para evitar que el viento las tumbe. Al mes, la planta enraíza y al año y medio ya comienza a producir frutos», explica Ortuño.

Variedades comerciales: selección para el mercado
Si bien existen alrededor de 60 variedades de pitahaya, no todas son aptas para la producción comercial.

«Cuando me refiero a variedades comerciales, es que deben tener buen color, buen tamaño, buena carga de frutos y buen sabor», señala Ortuño. «De esas 60 variedades, nosotros cultivamos seis: la Golden Yellow, Costa Rica, Red Taiwán y Vietnam, que consideramos las mejores para la producción».

El crecimiento de la producción de pitahaya en La Angostura es una muestra del potencial de este cultivo en Bolivia. Con prácticas innovadoras y un manejo adecuado, productores como Carlos Ortuño y Lorena Guzmán continúan apostando por la diversificación agrícola y la oferta de productos de alta calidad para el mercado.

Fuente: Carlos Ortuño
Redacción: Publiagro