Productores pecuarios migran al comercio y al transporte

0
600

Buscan rubros más rentables y el fenómeno se presenta con mayor fuerza desde 2016. La Cámara Agropecuaria de Cochabamba ve un riesgo para la seguridad alimentaria.

 

La falta de mercado, el crecimiento de la mancha urbana y la competencia desleal del contrabando sumado a la importación son las razones para que los productores lecheros y porcinocultores de Cochabamba hayan comenzado a migrar a otros rubros, sobre todo al comercio y al transporte, según datos de la Cámara Agropecuaria de Cochabamba (CAC).

 

El fenómeno se presentó con mayor incidencia en los últimos tres años, según se verificó en varios recorridos a centros productivos, y representa un riesgo para la seguridad alimentaria, explicó el asesor general de la CAC, Rolando Morales.

La migración a otros rubros obedece a la expansión de la mancha urbana, como sucede en La Maica, donde los productores tuvieron que alejarse de sus centros productivos y eso encarece sus costos. También incide la dependencia de Santa Cruz para la provisión de alimento (maíz, cascarilla y harina de soya) para pollos, vacas y cerdos.

 

El presidente de la CAC y líder del sector lechero, Jhasmany Medrano, dijo que en 2016 había 6.000 productores lecheros y este año hay 4.000, una merma del 33 por ciento.

 

La caída del precio internacional de la leche, que reduce el precio de compra al productor primario, y el ingreso de derivados lácteos, sobre todo de Argentina, ocasionaron que los productores vendieran su hato lechero para dedicarse a actividades más rentables.

En 2017, había 320 granjas porcinocultoras registradas formalmente. A la fecha, esa cantidad se redujo hasta en 15 por ciento sobre todo entre los pequeños productores, afirmó el presidente de la Asociación Departamental de Porcinocultores, Germán Aguilar.

 

Dijo que la inseguridad jurídica por avasallamientos y la sobreregulación de parte del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) debilitan al sector.

 

El presidente de la Federación Departamental de Pequeños y Medianos Productores de Pollo, Héctor Cordero, explica que al tratarse de un producto muy sensible, no es fácil migrar a otros rubros; sin embargo, la crisis y las pérdidas generadas por el bajo precio del kilo de pollo ocasionó el cierre de 40 por ciento de las 1.100 granjas registradas.

 

El precio para la cascarilla y la harina de soya para lecheros y porcinocultores es fijado cada seis meses a través del Gobierno, actualmente está en 252 dólares la tonelada. Hace un mes, el precio internacional de la soya estaba en 302 dólares y la semana pasada bajó a 221 pero los productores no pudieron beneficiarse de esa caída porque están sujetos a una banda de precios.

 

En julio, cuando se revise el precio, pedirán que se fije un “precio social” para que el impacto de las fluctuaciones internacionales no recaiga en el precio al consumidor final.

 

Morales señaló que para vitar estas migraciones “las políticas agropecuarias deben construirse desde los sectores productivos y no desde los escritorios de los poderes del Estado”.

 

Fuente: Periódico Opinión