En el Este y Norte Integrado de Santa Cruz, la falta de agua afectó la producción de soya, maíz, sorgo, trigo, girasol y chía
Jaime Hernández, gerente general de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), indicó que producto de la extrema sequía que afectó al Este y Norte Integrado del departamento, “los excedentes para las exportaciones como grano y con productos con valor agregado como el aceite y la torta de soya, se verán afectados”.
A tiempo de aclarar que la oferta de soya para el mercado interno que consume un 20% de la producción, está garantizada, pero hizo notar que en la producción de sorgo, maíz y trigo no se tendrá la suficiente cantidad para abastecer la demanda interna por las cuantiosas pérdidas productivas, “siendo la más crítica la del sorgo, porque en 2023 producimos 1,7 millones de toneladas y para este año estimamos una producción de 600 mil toneladas, es decir una pérdida en producción de 1,1 millones de toneladas”, puntualizó Hernández.
El dirigente detalló que las principales zonas productivas del Este y del Norte Integrado se vieron afectadas por la extrema sequía presentada en ambas campañas agrícolas, dañando los cultivos de soya, maíz, sorgo, trigo, girasol y chía.
“En lo que corresponde a nuestro sector productivo, hay una disminución de al menos 2,3 millones de toneladas de granos comparado con el año anterior”, explicó.
En cuanto al daño económico, Hernández señaló que ante las cuantiosas pérdidas productivas que hubo en la campaña de verano 2023-2024 y las de esta campaña de invierno 2024, se calcula una pérdida de $us 600 millones “que los productores dejarán de recibir como ingresos, y también todos los actores de la cadena productiva de alimentos, como son los proveedores de insumos, industrias, exportadores, transporte, entre otros”, detalló.
Ante esta situación indicó que plantean de forma urgente crear un fondo de reactivación económica para aliviar financieramente a los productores y viabilizar que puedan seguir produciendo esta siguiente campaña de verano.
Fuente: El Deber