Son fundamentales la selección de las mejores hembras, uso de machos receladores y un protocolo de inseminación adecuado

La selección de las hembras más productivas es vital en este proceso. Foto: Publiagro
El uso de machos receladores se aplica también en cerdas destetadas. Foto: Publiagro
Peña enfatizó que el mejor protocolo de inseminación es el que funciona. Foto: Publiagro

Este fue el tema de la disertación que hicieron Javier Lorente de España, René Salazar de Bolivia y Adriana Peña de Colombia (directora técnica de la empresa 333 para Latinoamérica), durante el Primer Encuentro Técnico de la Porcicultura que se realizó en nuestro país con la participación de productores, técnicos y estudiantes universitarios del rubro pecuario.

El concepto de la prolificidad corresponde al promedio del total de lechones nacidos (vivos o muertos) por parto. Pero en principio, todos los esfuerzos en la reproducción de cerdos se dirigen a mejorar la fertilidad.

Selección genética de reproductoras

En la primera parte de la disertación se habló sobre la optimización de la fertilidad en las granjas, que implica primero a las futuras reproductoras jóvenes y cómo se debe trabajar con ellas, desde seleccionar por peso al nacimiento.

Adriana Peña, directora técnica de la empresa 333 Latinoamérica

“El mejor protocolo de inseminación es el que funcione, lo importante es que el operario esté bien capacitado para detectar el celo de las cerdas para implementar el protocolo que se le indique bajo las condiciones de la granja”

“En la selección de las futuras reproductoras hay que ver el número de tetas funcionales, crecimiento y también es importante la fase de alimentación antes de empezar con la estimulación y el recelo de las cerditas”, dijo Lorente.

Actualmente las necesidades de una cerda joven no son las mismas que una cerda adulta, para eso hay sistemas con nueva tecnología en las granjas que permiten individualizar la alimentación en función de las necesidades de las cerdas que permitirán optimizar la fertilidad y productividad.

Para conseguir esos objetivos es preciso una presión de selección más potente de los animales de lo que regularmente se hace, según Lorente esa acción permitirá tener en las granjas a los mejores animales, eso implica hembras más productivas y duraderas.

Machos receladores

René Salazar por su parte enfatizó en la necesidad del uso de machos receladores como punto de inicio de la reproducción porcina, para la estimulación de celos de las hembras. Sin ello el operario no podría por sí solo hacer un buen trabajo.

“El estímulo lo hace el macho, nosotros lo que tenemos que hacer es interpretar los signos y señales de las cerdas en la presencia de ese animal, como el enrojecimiento de la vulva, la inquietud que presenta y gruñidos característicos de que están en proceso de entrar en celo”, expresó Salazar.

Por otra parte, explicó que la alimentación y la provisión de agua de calidad son importantes para que las cerdas cumplan su ciclo sexual cada 21 días, también es vital que el medio ambiente en que se encuentran sea tranquilo, que las cerdas no estén estresadas para manifestar los síntomas indicados.

Inseminación artificial

Adriana Peña, especialista de Colombia, sostuvo por su lado que el conocimiento de la fisiología de las cerdas es fundamental para ejecutar con éxito un protocolo de inseminación artificial y en el momento oportuno durante la presencia del celo.

“El mejor protocolo de inseminación es el que funcione, lo importante es que el operario esté bien capacitado para detectar el celo de las cerdas para implementar el protocolo que se le indique bajo las condiciones de la granja”, sostuvo Peña.

Sobre este asunto agregó que en su país se aplican protocolos cada 12 y 24 horas que funcionan bien, tomando en cuenta que el personal encargado tenga el conocimiento exacto de lo que está haciendo.

Al mismo tiempo, explicó que la colecta de semen debe hacerse con mucho cuidado y el transporte de los espermatozoides que deben llegar al sitio para encontrarse con el óvulo tiene que estar esterilizado para mantener su calidad.

Hay que hacer notar que el periodo de vida del espermatozoide y el óvulo es de 24 horas para el primero y 12 horas para el segundo, además se debe tomar en cuenta que el momento de la ovulación de las cerdas -por los estudios realizados- se da en la primera parte del tercer tercio del celo.

La disertante refirió por otro lado que aparte de tener una cerda bien tenida, buena detección del celo y el operario bien capacitado, se debe tener también un buen material seminal que es importantísimo ya que significa la mitad del proceso.

 

Fuente: Publiagro