Maní más cultivada combina genes argentinos y bolivianos

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Las investigaciones realizadas por científicos de diferentes países concluyeron que la semilla tuvo que pasar por diferentes etapas

 

En un trabajo conjunto, 50 investigadores de Argentina, Brasil, China, Estados Unidos, India, Corea, Francia y Japón secuenciaron el genoma de una de las especies de maní más cultivadas del mundo, conocida como Arachis hypogaea, y hallaron que surgió de la hibridación de dos especies de Sudamérica, una de Argentina y la otra de Bolivia, según el artículo de Claudia Mazzeo en el diario digital scidev.net.

 

Como muchos otros cultivos, el maní cultivado es de origen híbrido y su genoma es poliploide, que indica que su núcleo tiene más de dos conjuntos de cromosomas de dos especies ancestrales.

 

Según describe el estudio, publicado en Nature Genetics (mayo), los investigadores analizaron más de 200 variedades de maní de todo el mundo y decenas de poblaciones silvestres y obtuvieron una secuencia compuesta por más de 2.500 millones de pares de bases de ADN, dispuestos en veinte pares de cromosomas, con diez pares por cada una de las especies ancestrales.

“La secuenciación del genoma permite tener el catálogo de los genes en su contexto cromosómico, lo que tiene enorme potencial para el desarrollo de proyectos de mejoramiento genético y para obtener, por ejemplo, variedades tolerantes a enfermedades, sequía o con mejor proporción de ácidos grasos”, dijo Guillermo Seijo, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica de Argentina y uno de los autores del estudio.

 

Los investigadores también dilucidaron los mecanismos que dieron paso, con el tiempo, a distintas variedades de maní con características particulares (crecimiento de las plantas, color de las flores, tamaño de las semillas).

 

“Por interacción de los genomas de las especies parentales en el núcleo del maní se generan combinaciones genéticas que amplían su diversidad fenotípica (características visibles). La selección que realizaron los pueblos originarios sobre esa diversidad permitió el desarrollo de numerosas razas locales que hoy conocemos”, comentó a SciDev.Net Sebastián Samoluk, del Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE), en Corrientes, Argentina.

 

Para Sergio Feingold, coordinador del Programa Nacional de Biotecnología del INTA (Argentina), el trabajo es un hito del consorcio de secuenciación de maní, que pone a disposición de los investigadores gran cantidad de datos genómicos.

“La secuenciación de un genoma es el punto inicial a un catálogo de genes de ese organismo, que se continúa en proyectos para asignar funciones e identificar variantes para enfrentar el cambio climático o mejorar la calidad nutricional del producto, entre otras. El origen filogenético de la especie Arachis hypogaea resalta también el valor de la diversidad genética del continente”, destacó a Feingold a SciDev.Net.

 

¿Cómo se encontraron los ancestros del norte de Bolivia y los de Argentina (originarios de la provincia norteña de Salta) que dieron origen a Arachis hypogaea? “Como la biología de la especie no lo permite, por sus características geocárpicas (forman la semilla debajo de la superficie del suelo), suponemos que el rol de los seres humanos fue fundamental para mover esas semillas desde un lugar a otro, permitiendo que se encuentren ambos genomas”, explica Sebastián Samoluk.

 

Considerada fuente importante de proteínas y lípidos, bajo en materia grasa y rico en omega 9 y omega 6, el maní de cultivo es una leguminosa muy valorada mundialmente, presente en la dieta de gran parte de la población. Su producción mundial ronda las 45,5 millones de toneladas, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos para 2017-18.

 

A diferencia de otras variedades del maní que se emplean como alimento del ganado (forraje), Arachis hypogaea resulta susceptible a las enfermedades. Entre ellas, la llamada enfermedad del carbón del maní, representa una amenaza a los rendimientos de cultivo en la Argentina.

 

“Estudiar las especies resistentes es muy importante para tratar de introducir luego esas características al maní cultivado”, opinó Samoluk.

 

“Participar en la secuenciación del genoma del maní (Â…) es un orgullo y a la vez un desafío, porque ahora contamos con las herramientas genómicas para el desarrollo más eficiente de nuevas variedades que atiendan las demandas de los productores, de la industria y de los consumidores”, sostuvo Seijo.

 

Fuente: Periódico El Diario