Estas dolencias pueden afectar especialmente a las aves de postura: la urolitiasis, la fatiga de jaula y el hígado graso, siendo este último el más perceptible en el campo
Los trastornos metabólicos en aves de postura pueden estar relacionados con diversas enfermedades, como la urolitiasis, el hígado graso y la fatiga de jaula, así lo explica Fernando Rutz, docente de la Universidad Federal de Pelotas en Brasil.
Asegura que es fundamental realizar un examen exhaustivo de las aves y tomar las medidas correspondientes.En el caso de la fatiga de jaula, es necesario realizar estudios sobre la genética, la nutrición y el manejo de las aves para identificar las posibles deficiencias y mitigar la situación.
En cuanto al hígado graso, se debe buscar la manera de aumentar el aporte de proteínas, utilizar vitaminas B12 y metionina, y determinar las causas subyacentes de esta enfermedad metabólica.
“El avícola tiene que tener cuidado con el manejo de las granjas y pedir ayuda a los especialistas en nutrición”
Urolitiasis
La Urolitiasis es un estado etiológico poco comprendido que ocurre principalmente en gallinas ponedoras criadas en jaulas, caracterizado por la obstrucción de uno o ambos uréteres con uratos, atrofia de uno de los lóbulos renales y diversos grados de gota renal y visceral.
Este problema suele estar vinculado a aves en etapas tempranas de desarrollo que han sido alimentadas con niveles elevados de calcio y bajos niveles de fósforo, resultado de una dieta desequilibrada.
Las aves jóvenes son particularmente susceptibles a la formación de cálculos en el riñón, que pueden provocar lesiones renales y eventualmente derivar en insuficiencia renal. No obstante, mantener una ingesta abundante de líquidos es una de las mejores formas de prevenir la formación de cálculos renales.
Fatiga de Jaula
También conocida como osteoporosis, es principalmente causada por trastornos metabólicos. Los síntomas principales que se observan en el campo incluyen la postración debido a un debilitamiento progresivo del animal, acompañado de anorexia y la presencia de huesos frágiles.
En lo que respecta a la producción de huevos, se observa una serie de cambios significativos, tales como una disminución en la cantidad de huevos puestos, una reducción en el peso del huevo, un aumento en el porcentaje de huevos rotos y sin cáscara, así como una disminución en la resistencia de la cáscara.
Además, al realizar necropsias a animales con esta condición, se observan una serie de hallazgos que confirman el deterioro de su estado de salud. Estos incluyen pérdida de peso corporal, reducción en el tamaño del timo y otras glándulas endocrinas, así como alteraciones en el hígado.
En cuanto a la nutrición, el Dr. Rutz enfatiza la importancia de proporcionar a las aves las vitaminas necesarias, especialmente calcio y fósforo, para mantener su salud óptima y prevenir enfermedades metabólicas.
Además, el Dr. Rutz sugiere evitar poner a las gallinas en el suelo para prevenir enfermedades, y en su lugar, proporcionarles más espacio en las jaulas para que puedan moverse con mayor facilidad. Esto permite que las aves mantengan una actividad física adecuada, lo que contribuye a su bienestar general y ayuda a prevenir problemas de salud.
Sin embargo, el punto focal del experto radica en el factor genético. Destaca la importancia de partir de este punto para realizar una evaluación exhaustiva de cada enfermedad metabólica. Comprender la predisposición genética de las aves puede proporcionar información crucial para implementar medidas preventivas y terapéuticas eficaces.
Hígado Graso
El Dr. Rutz destacó que entre las tres enfermedades mencionadas, la que está teniendo un mayor impacto en el campo es la del hígado graso. Esta condición suele ser causada por un exceso de energía en la ración alimenticia, en relación con las proteínas o debido a un desequilibrio de aminoácidos. Cuando hay una baja proporción de proteína en relación con la energía, puede resultar en la acumulación de exceso de grasa en el hígado.
Otra causa de esta enfermedad metabólica es la deficiencia en factores lipotrópicos, como la colina, la metionina y la vitamina B12. Esta deficiencia puede contribuir al desarrollo del hígado graso en las aves.
El hígado graso es uno de los trastornos que más afecta a las aves en postura durante periodos de alta producción, lo que representa un significativo impacto económico para los productores avícolas.
El exceso de grasa en el hígado puede alterar su arquitectura, debilitando el armazón reticular y los vasos sanguíneos, lo que puede comprometer la función hepática y la salud general de las aves.
El hígado graso es una condición grave que afecta a las aves en periodos de alta exigencia productiva, lo que aumenta su susceptibilidad a esta enfermedad. Se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa en el hígado y la cavidad abdominal, lo que puede provocar hemorragias con ruptura del órgano y, en casos extremos, resultar en muerte súbita.
El primer signo de esta enfermedad suele ser un aumento en la mortalidad de las aves en plena producción, que son encontradas con las cabezas pálidas. Al realizar una inspección post mortem, se observa que el hígado está agrandado, de color más claro que lo normal y con una textura friable. Además, puede mostrar diversos grados de hemorragia y estar acompañado de grandes cantidades de grasa en la cavidad abdominal y alrededor de las vísceras.
Una vez más, el profesional hizo hincapié en que el manejo adecuado de las aves en los galpones desempeña un papel fundamental en la prevención del hígado graso y otras enfermedades metabólicas. En este sentido, recomendó enfáticamente a los productores avícolas tomar medidas específicas para mejorar la dieta de las aves.
Entre estas medidas, destacó la importancia de aumentar el contenido de proteínas en la dieta en un rango del 1 al 2%. Además, sugirió agregar factores lipotrópicos esenciales a la dieta, como colina, vitamina B12 y metionina, que pueden ayudar a mantener la salud del hígado y prevenir la acumulación de grasa.
Asimismo, el Dr. Rutz recomendó reemplazar los ingredientes con un menor contenido de lípidos, como la cebada y el trigo, por aquellos con un mayor contenido de lípidos, como el maíz.
“El avícola tiene que tener cuidado con el manejo de las granjas y pedir ayuda a los especialistas en nutrición”, recomendó.
Fuente: Publiagro