Es un ácaro similar a la garrapata, se mete en las colmenas y afecta principalmente a las larvas de los insectos melíferos






Daniel Coca Cabrera, un vallegrandino de 63 años, se dedica a la producción de miel desde hace 18 años en su propiedad de dos hectáreas ubicada en la comunidad El Portugués que corresponde al municipio de Porongo.
Él informó que este año la cantidad de miel se reducirá de manera notable, debido a la sequía, los incendios y sobre todo la humareda que generó una merma en la población de abejas.
Por otra parte mencionó que estos insectos polinizadores también son afectados por enfermedades y principalmente por una plaga que se llama varroa.
Se trata de un género de ácaros que produce la enfermedad denominada varroosis o también llamada varroasis y su aspecto es similar al de una garrapata.
Es un ectoparásito de las especies de abejas Apis mellifera y Apis cerana que se reproduce sobre su estadios de larva y pupa (cría abierta y operculada).
“La varroa es una garrapatita que se prende en la parte posterior de la abeja, y no puede sacarse, pero como trabajamos con las abejas africanizadas entre ellas se limpian este parásito”, explicó Coca.


“La varroa es una garrapatita que se prende en la parte posterior de la abeja y no puede sacarse, pero como trabajamos con las abejas africanizadas entre ellas se limpian este parásito”


Las abejas de origen europea, de acuerdo a su experiencia, son más susceptibles a la varroa, por eso ya no trabajan con ello porque llegaron incluso a extinguirse en Porongo.
Efecto de la varroa
Este ácaro se alimenta principalmente del tejido corporal graso de la abeja melífera, un órgano en los insectos que cumple una función similar al hígado humano.
En estado larval es más crítico debido a que los adultos nacen con menos del 30% de peso de un adulto no parasitado y puede destruir incluso las colmenas, constituyéndose en la mayor amenaza de las explotaciones apícolas y el medio ambiente.
“La varroa debilita a las crías una vez que se depositan en las celdas donde están los gusanitos (larvas) de las abejas, se chupan su alimento y por eso las nodrizas nacen débiles, con alas rotas, no pueden producir miel y son expulsadas de las colmenas”, agregó el productor.
El control del ectoparásito se puede realizar con acaricidas sintéticos, sin embargo en Porongo no se aplica debido a que la producción es orgánica y existe la premisa de no hacer fumigaciones con productos químicos.
Fuente: Publiagro