Con esa acción se puede lograr la “inmunidad de rebaño” y no permitir la mutación del virus que afecta a pollos y gallinas.
El ingeniero Ariel Rolón, propietario de la empresa Avícola Rolón en Cochabamba, fue una de las víctimas de la influenza aviar ya que en su granja se presentó un brote del virus y tuvo que sacrificar muchas aves.
Esa experiencia negativa en su sistema de producción la compartió como un testimonio, en el Seminario internacional “Productiva Eggs + Calidad del huevo” organizado por la empresa Veterquimica.
Con ese conocimiento de causa sugirió a los productores cruceños aplicar la vacunación en sus granjas como medida preventiva, para evitar algún brote y las pérdidas cuantiosas que se generan.
Durante la charla hizo énfasis en que esta es una verdadera pandemia, ya que el 2022 no había en el continente sudamericano y ahora no hay país que no lo tenga.
“Es irrisorio pensar que el virus no está presente en aves silvestres o en mamíferos en Santa Cruz y se debe tomar en cuenta que la opción de la enfermedad está en las puertas de las granjas”, dijo Rolón.
“Es irrisorio pensar que el virus no está presente en aves silvestres o en mamíferos en Santa Cruz y se debe tomar en cuenta que la opción de la enfermedad está en las puertas de las granjas”
APOYO
Cuando entró el virus a su complejo de producción se vio en la obligación de despedir personal, pasar su carta de retiro porque era imposible sostenerlos.
A pesar de esa situación muchos de los trabajadores decidieron quedarse porque había mucho por hacer desde la limpieza de la granja, la eliminación de las aves muertas, el entierro y los vacíos sanitarios.
“Había mucho trabajo después del brote para responsablemente contener la enfermedad y dejar la granja limpia y que no sea un riesgo de contaminación”, agregó.
Con mucha emoción, Rolón comentó primero tuvieron que apoyar al Senasag en el proceso de la eutanasia masiva de las aves que quedaban vivas y eran muchas.
Después pidieron maquinaria para hacer las fosas sanitarias, los enterramientos, las pasadas con cal, se tuvo que compostar el estiércol y medir la temperatura para confirmar la inactivación del virus.
Fuente: Publiagro