La producción agrícola argentina enfrenta un desafío crucial ante el creciente declive en comparación con su vecino Brasil. Analizamos las razones detrás de esta brecha y exploramos posibles soluciones para revitalizar el sector.
Las comparaciones son odiosas, pero muchas veces son una buena herramienta para abordar fenómenos complejos. En este sentido, una arista válida para comprender el declive de la producción agrícola argentina puede ser contrastarla con la brasileña, cuyas cifras escalaron fuerte en los últimos años. Ese fue el eje central de un reciente informe de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en el que se realizó una profunda reflexión sobre las causas detrás de esta disparidad y cómo el país puede recuperar su posición en el sector.
El documento aborda desde diversos planos la evolución de la producción agrícola de ambos países. Por un lado realiza un análisis histórico, en el que se marca que si bien hoy Argentina produce -en sus tres principales cultivos- un 20% de lo que lo hace Brasil, en períodos anteriores ese guarismo rondó el 50%.
«La potencia de Brasil también se nota en un robusto crecimiento de su superficie cosechada con soja, maíz y trigo. En la última década las hectáreas cosechadas con estos tres cultivos crecieron en un 53% comparando la campaña 2012/23 con la 2021/22. Brasil incorporó a la producción más de 250.000 km2, casi dos veces la superficie de la provincia de Santa Fe. En ese interín, la superficie cosechada en Argentina también creció, pero por debajo del ritmo brasilero, un 8%», plantean los técnicos de la BCR.
En ambos países se verificaron aumentos promedios en los rendimientos, aunque en el caso brasileño, nuevamente, fue mayor. Ello se atribuyó a los marcos normativos: «La ausencia de una ley de semillas más robusta nos hace perder 8 millones de toneladas al año sólo de soja», se indicó.
En este contexto, los técnicos de la BCR sostienen que existen vías prometedoras para que Argentina recupere su posición. Para ello se basan en el informe «Agrobioindustria, aportes para un país diferente», elaborado por Roberto Bisang y Santiago Felice, que propone algunas soluciones concretas: la incorporación de 6,5 millones de hectáreas adicionales a la producción de cultivos, así como la adopción de estrategias para cerrar las brechas de productividad. Estas medidas podrían impulsar la producción argentina en más de 44 millones de toneladas de granos, según se sostiene.
“La potencia de Brasil también se nota en un robusto crecimiento de su superficie cosechada con soja, maíz y trigo. En la última década las hectáreas cosechadas con estos tres cultivos crecieron en un 53% comparando la campaña 2012/23 con la 2021/22. Brasil incorporó a la producción más de 250.000 km2, casi dos veces la superficie de la provincia de Santa Fe. En ese interín, la superficie cosechada en Argentina también creció, pero por debajo del ritmo brasilero, un 8%”
La reducción de los derechos de exportación y la implementación de políticas de apoyo efectivas también se presentan como pasos cruciales para el renacimiento de la agroindustria argentina.
Grandes diferencias
El informe recupera también datos de Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que a través de un indicador llamado Estimación de Apoyo Total (EAT) reúne el «valor monetario anual de todas las transferencias que surgen de políticas de apoyo a la agricultura».
«Aquí está la principal diferencia entre Argentina y Brasil: Entre el 2002-2021, el Estado en Argentina detrajo casi US$ 200.000 millones del campo y la agroindustria. Mientras tanto, el sector agrícola brasilero acumuló un apoyo positivo cercano a los US$ 190.000 millones», concluye.
Fuente: Agritotal