La roya y el Oídio son las principales afectaciones que tiene este cultivo en el campo.




El experto Javier Toledo, con 30 años de experiencia en el área, fue uno de los disertantes que expuso sobre «Enfermedades foliares en el cultivo de la soya» en el ciclo de conferencias «Potenciando el nivel productivo de la soya con nuevas herramientas fitosanitarias».
El fitopatólogo señaló que en la temporada de invierno, hay dos enfermedades que afectan al cultivo de la soya: la roya y el oídio.
Sin embargo, en el verano también hay una diversidad de enfermedades, pero las más importantes son la roya de la soya y la mancha anillada.
El experto indicó que la roya y el oídio son enfermedades que a veces aparecen al mismo tiempo durante el invierno y ambas tienen presencia en la zona norte, como San Juan de Yapacaní, entre otros lugares.
La Roya de la Soya es causada por un hongo llamado Phakopsora pachyrhizi y sin duda, es la enfermedad más importante, ya que puede causar una gran disminución en el rendimiento del cultivo.
A pesar de que casi todos los cultivos son susceptibles a ser atacados por otras especies de hongos patógenos, la característica común del oídio son las manchas blancas y harinosas que aparecen con mayor frecuencia en el haz de las hojas. Estas suelen empezar a aparecer en la parte inferior de la planta.


“La falta de humedad en el suelo provoca que la siembra se vaya alargando hasta agosto y normalmente debería ser desde junio hasta aproximadamente un 20 de julio”
A medida que el hongo se extiende, puede cubrir toda la superficie de la hoja, provocando su amarillamiento y, finalmente, su desecación. También puede inhibir el crecimiento de toda la planta, provocar el rizado de las hojas y, en el peor de los casos, la muerte de algunas partes de la planta.
En caso de infección grave, los síntomas pueden aparecer también en el envés de la hoja y, dependiendo de la especie, en otros órganos de la planta por encima del suelo.
Toledo hizo referencia al tratamiento de estas enfermedades, indicando que lo más recomendable para prevenir sería que el productor intentara adelantar la siembra o acortar el ciclo de siembra durante el invierno.
Sin embargo, el profesional también mencionó que lo ideal sería respetar los ciclos de siembras. El problema surge en zonas con insuficiente precipitación, donde los agricultores no pueden sembrar y deben esperar a que llueva para iniciar la siembra, lo que ocasiona el retraso en el proceso.
“La falta de humedad en el suelo provoca que la siembra se vaya alargando hasta agosto y normalmente debería ser desde junio hasta aproximadamente un 20 de julio”, explicó.
Fuente: Publiagro