El impulso al sector agroindustrial, caracterizado por tener un potencial importante de explotación de forma sostenible, un rápido retorno de inversiones y uso intensivo de fuerza laboral, surge como una alternativa para superar la crisis económica de Bolivia en el corto plazo.


Así lo refiere una propuesta presentada por la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (Cainco) y difundida a fines de junio en el foro titulado “La Bolivia que queremos”.
El documento menciona que la agroindustria, en relación a otros rubros de exportación, posee mayor potencial y rápida respuesta, dado que la mayor parte de los otros sectores productivos implica inversiones y retornos de mediano o largo plazo, en especial los de extracción de recursos naturales no renovables.
“En cambio, el sector agroindustrial posee un potencial importante de explotación de forma sostenible”, dice la propuesta.
Además, destaca que otra característica ponderable de la agroindustria es el uso intensivo de la fuerza laboral y un alto efecto multiplicador en el empleo y la inversión.
En base a datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la propuesta de Cainco menciona que uno de cada cuatro empleos está ligado al sector agropecuario, haciendo un total de 1,6 millones de personas.
“A eso se debe sumar 130 mil personas que están en las agroindustrias y un número importante de otras ramas de apoyo como transporte, comercio y servicios. También implica una importante movilización de capital operativo y de inversión”, añade el documento.
Entre los factores indispensables para fortalecer el sector agroindustrial está la mejora de la productividad del cultivo de soya. El estudio menciona que, en 2020, la superficie apta para el cultivo era de 1,7 millones de hectáreas, pero ésta se podría ampliar a 4,1 millones de forma sostenible y sustentable.
“Manteniendo constantes los rendimientos o la productividad, esto implicaría triplicar la producción de esta materia prima para la agroindustria a un total de 8,6 millones de toneladas métricas”, refiere el documento.
Asimismo, subraya que, si adicionalmente se mejora el rendimiento de la cosecha, de 2,1 tonelada por hectárea a 3 toneladas por hectárea (el promedio latinoamericano), la producción aumentaría a 12,4 millones de toneladas. Dicha mejora será posible de alcanzar mediante el análisis de suelos y los componentes requeridos en términos de fertilizante, riego y tipo de semillas.


“Tomando supuestos conservadores se calcula que implicaría hasta 3 mil millones de dólares anuales netos de insumos externos. Tal proyección considera un aumento del valor bruto de producción de 8,5 por ciento por año hasta 2030”
“Tomando supuestos conservadores se calcula que implicaría hasta 3 mil millones de dólares anuales netos de insumos externos. Tal proyección considera un aumento del valor bruto de producción de 8,5 por ciento por año hasta 2030”, indica la Cainco.
Con esos datos, el estudio infiere que el valor exportado podría crecer por encima de dos dígitos (10,5 por ciento) hasta llegar a 7 mil millones de dólares en 2030.
Sin embargo, hay tareas específicas por ejecutar en cuanto a normativa y tecnología. En primer lugar, la Cainco identifica el uso de la tecnología, incluida la biotecnología, porque permitirá un mejor manejo de suelos y cultivos. Además, conectar el campo permitirá la implementación de agricultura predictiva.
También considera fundamental garantizar la seguridad jurídica para las propiedades y las inversiones, así como liberar exportaciones de manera irrestricta, ya que esto permitirá capturar mercados y traer divisas.
Asimismo, sugiere un mejor control de las fronteras y pasos ilegales para atenuar el contrabando, además de la institucionalización de los equipos técnicos del Servicio Nacional de Seguridad Agropecuaria e Inocuidad alimentaria (Senasag) y del Instituto Nacional de Innovación Agrícola y Forestal (Iniaf).
Otra propuesta es contar con mayor y mejor infraestructura para el sector agrícola enfocada en caminos que conecten los nodos productivos y más acceso a la energía eléctrica, priorizando la grava para trayectos cortos y pavimento para largas distancias.
Cainco considera que la ampliación de la capacidad productiva y exportadora es y debe ser compatible con la preservación de la naturaleza.
“La deforestación en Bolivia ha aumentado y ha hecho que el país sea emisor neto de carbono. Esto ha ocurrido principalmente por la amplia ilegalidad en nuevas áreas cultivadas y avasallamientos ilegales. Al respecto, el problema no es la falta de leyes, sino su cumplimiento y la mejor institucionalidad de las entidades reguladoras”, añade el documento.
Causas de la crisis
Según la Cainco, una serie de desaciertos y omisiones en la política económica agudizaron la falta de divisas.
Entre esos desaciertos menciona la no emisión de bonos soberanos (hasta 3.500 millones de dólares en dos emisiones) en condiciones favorables de tasas de interés al cierre de 2020 y a inicios de 2021, dado que contaban con las aprobaciones legislativas en las leyes financiales.
Otra medida desfavorable, según el documento, fue la devolución de la facilidad otorgada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) de 327 millones de dólares, en lugar de la aprobación siguiendo el camino legal establecido por el Legislativo en 2020 y sin la condicionalidad aludida en 2020.
Asimismo, el estudio de Cainco observa la ausencia de una estrategia de endeudamiento por el Gobierno boliviano en general y del Ministerio del caso en particular durante más de un año y medio, lo cual que impidió la llegada de préstamos en condiciones concesionales en la primera mitad del Gobierno.
Fuente: Los Tiempos