La granja lechera de la familia de Mario Mercado en Villa Asunción de Cota, al sur de Quillacollo, desde hace ocho años es avasallada sin ninguna contemplación. La situación ahora es insostenible, por lo que debe vender su ganado lechero.
La granja tenía una extensión de 30 hectáreas, pero cientos de personas se asentaron en sus tierras y comenzaron a construir. Mario Mercado denunció la invasión de su propiedad privada e inició 25 procesos y mientras duraba el proceso judicial todo el sector se convirtió en una zona urbanizada con casas de hasta dos pisos. Hoy solo tiene un corral y los otros tuvo que alquilar para pagar la comida del ganado que aún le queda.
“El sector lechero está en crisis muy aguda y los avasallamientos nos están poniendo en una situación muy conflictiva. No hay protección del Estado de derecho. Tenemos los saneamientos del INRA, pero sigue este mal. Pedimos a las autoridades que tomen cartas” en el asunto, dijo.
Mercado, hijo de uno de los dirigentes más reconocidos de los lecheros, contaba con alrededor de 180 vacas, pero desde los avasallamientos vendió más de la mitad, ahora solo le quedan 50. La granja tenía la capacidad de producir 2 mil litros diarios de leche, pero hoy apenas saca 300.
Otros casos
Los avasallamientos no solo se dieron en esta zona, sino también en otras. Mercado, quien también es presidente de la Asociación de Criadores de Ganado de Bolivia (Acrobol), explicó que la misma situación se vive en la Hacienda Pairumani, donde los mineros se apoderaron de sus tierras y luego a través de un convenio le obligaron a venderlas a un precio irrisorio.
Otros lugares con estos problemas son Colcapirhua, en la propiedad lechera de la familia Calatayud, el playón de Marquina, la Ciudad del Niño y la Hacienda Angostura en valle alto. “Puedo citar muchas más propiedades que fueron víctimas, pero las autoridades no hacen nada”, remarcó.
Para Mercado, también existe otro factor que ahonda aún más la crisis en las granjas y es el contrabando.
Dijo que ingresa una enorme cantidad de leche en polvo, incluso personas abrieron sus negocios de queso y yogur con derivados de ese producto. “A diario se instalan más ferias, van creciendo y no hay controles”, observó.
Hacienda Canelas
La hacienda es una de las más antiguas del departamento de Cochabamba, ya que desde hace 116 años se dedica a la producción lechera y de quesos. Sin embargo, desde hace dos años, está rodeada de loteadores y los asentamientos se han intensificado en los últimos meses con la ocupación de los terrenos destinados a los cultivos de alfalfa y la destrucción de las acequias.
Una de las propietarias de la hacienda, Luz Marina Canelas, dijo que los asentados se apropiaron de tierras donde antes se cultivaba el alimento para los animales.
“Mantener una granja es costoso y con animales más aún. Alimentación, veterinaria y diferentes cuidados que se requieren. Seguimos en la incertidumbre de saber qué es lo que pasará”, agregó.
Sector descuidado
El representante del Sindicato Agrario Albarrancho, Pascual Orellana, aseguró que hace más de una década el departamento se encontraba entre los mejores productores, pero ahora varias granjas se cerraron y otros se dedicaron a otros oficios.
Aseguró que el Gobierno no tiene políticas de apoyo al sector. “Sabemos que muchos se han prestado para ampliar su producción, pero como varios cerraron siguen pagando como pueden”, agregó.
Fuente: Los Tiempos