Una decisión tomada por el ministerio de Agricultura del país vecino confirma que no autorizará nuevas ventas al exterior de dos de los productos que más divisas generan. Se teme que extiendan las medidas a otros cultivos por lo cual podrían aumentar las retenciones al campo.
El Gobierno nacional de Argentina justo en el arranque de la cosecha tomo la decisión de cerrar el registro de nuevas exportaciones vinculadas a los subproductos de soya como la harina y el aceite, de acuerdo a una información publicada en el portal digital del diario El Clarín.
Para los expertos es el posible aumento de retenciones, tal como anticipó en su columna en Clarín, Marcelo Bonelli, el último viernes.
Ayer domingo el ministerio de Agricultura, a través de una Comunicación dictada por la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios, cerró la posibilidad de anotar nuevas exportaciones de la harina de soya, el mayor producto de exportación.
La medida también alcanza al aceite de soya. Esos dos derivados de la molienda de soja hoy pagan el 31% y la primera impresión es que el gobierno podría eliminar el diferencial histórico y subir ese tributo a 33%.
Se calcula que podrían arrimar unos US $400 millones extras que totalizaron US $6.800 millones en retenciones por esos productos.
A su vez el poroto de soya paga el 33%. Pero en este caso su exportación no está cerrada.
Con las Declaraciones Juradas de Ventas de Exportación el gobierno busca evitar que las aceiteras sigan anotando negocios de exportación.
Argentina produce unas 40 a 45 millones de toneladas de soya y exporta el 95%. Unas 35 millones de toneladas se procesan en las fábricas locales y solo se exporta sin procesar unas 8 a 10 millones de toneladas anuales.
El complejo soyero, que por sí solo aportó en 2021 unos 9.000 millones de dólares en retenciones, consignó el sitio especializado Bichos de Campo.
El ministro Domínguez negó la semana pasada cualquier retoque a las retenciones. Es probable que su promesa se mantenga en el caso del trigo y del maíz hoy en 12% y que podría elevar la alícuota al 15% sin pasar por el Congreso.
Casi todas esas cosechas están prácticamente vendidas y solo quedan unas 700.000 toneladas de trigo para el mercado doméstico.
Por otra parte, al tocar las retenciones de harinas y aceites se elimina el diferencial arancelario que permite comprar a la industria el poroto de soya más barato para su procesamiento.
Fuente: El Clarín
Redacción: Publiagro