Agropecuarios del occidente advierten alza de precios de la proteína animal por guerra en Europa del Este

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Representantes del sector piden al Gobierno que garantice la estabilidad de los costos de soya, maíz y trigo, granos destinados a la alimentación de animales de granja.

La guerra entre Rusia y Ucrania provocó el alza de los precios en productos agropecuarios como la soya, maíz y trigo. Sin embargo, esta buena noticia para el sector puede convertirse en mala para los consumidores, ya que puede causar el incremento en el precio de carne de pollo y cerdo.

La situación fue advertida por el coordinador general de la Cámara Agropecuaria regional de Cochabamba, Rolando Morales. “El Gobierno tiene que tomar medidas para evitar que el costo de la carne se incremente debido a que el de los alimentos para los animales puede subir”, explicó Morales a Página Siete.

“A causa del conflicto armado los precios de la soya, maíz y trigo se han disparado en las bolsas de Chicago y Buenos Aires. Esto significa que su costo también se incrementó. Ahora bien, la mayor parte de la soya producida en el país es destinada a la exportación, pero una parte se queda para el consumo interno y quienes crían animales, como pollos y cerdos, dependen de eso para alimentarlos. Si sube, por consiguiente, el precio de la carne también lo hará”, aseguró.

Actualmente el precio del excedente para la venta interna es mantenido estable por el Gobierno. Pero, advirtió Morales, sí podría dispararse.

“Hay que recordar que en cuanto se dispara una guerra, de las características de la de Rusia y Ucrania, los gobiernos del mundo comienzan a tener políticas de acopio para garantizar la alimentación de su población. Y eso incluye a gigantes del cultivo de soya como China y Estados Unidos. Por tanto, incluso productores  pequeños como nosotros veremos aumentados los ingresos”, dijo.

Esta situación también afecta al maíz y el trigo. Su potencial es alto, ya que no sólo sirven para la alimentación humana, sino también para la ganadería y su procesamiento en la industria.

Actualmente, el país atraviesa por escasez de granos. La semana pasada, la Asociación de Avicultores de Santa Cruz (ADA) denunció que la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) continúa sin abastecer a gran parte de los productores avícolas y que discrimina a los avicultores en la  distribución de los cupos de maíz.

Los productores coinciden en la necesidad de provisión y estabilidad de precios. “Lo que nosotros pedimos oficialmente como Cámara Agropecuaria de Cochabamba es que el Estado mantenga el control de  precios”, dijo el representante del sector.

El viernes se reportó que la cotización de la soya para contratos que vencen en marzo bajó un 4% y cerró con un valor de 584,3 dólares la tonelada. Un día antes, el jueves, se había disparado a 645 dólares a causa del conflicto armado en Europa.

El gerente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (Anapo), Jaime Hernández, indicó que el alza en los precios puede generar al menos 1.500 millones de dólares de divisas, similares a las del año 2021, contribuyendo a la reactivación económica.

Esto significa un avance importante para el sector, ya que este 2022 las sequías de principios de año afectaron a la producción de oleaginosas. “Si bien es posible que igualemos el récord de exportaciones del año 2021, a pesar de tener mejores precios,  tendremos menos producción de grano de soya por las pérdidas productivas generadas por la sequía presentada en esta campaña de verano. Por eso la importancia de la biotecnología para evitar  pérdidas y generar mayores ingresos para el país”, indicó Hernández a Página Siete.

Por su parte, el presidente de Anapo, Fidel Flores, consideró que esta coyuntura puede ayudar a que el sector agropecuario salga adelante después de las sequías. “Es una oportunidad para productores”, remarcó.

Pero hay un incremento que en vez de ayudar perjudica al país. Es el caso del trigo. Los productores nacionales sólo cultivan el 30% del consumo boliviano. El resto se debe importar, principalmente de Argentina.

Fuente: Página Siete