Pedro Pellegrino, presidente de Asosemillas, recalcó que para realizar una nueva variedad o un híbrido de semilla se tarda entre cinco y siete años. Por ello, sostiene que en los programas de investigación en soya, maíz o en girasol se pierde la continuidad para la renovación de nuevas variedades. Resaltó que el contrabando les hace un daño fuerte y sobre el Iniaf afirmó que no tiene el personal calificado para poner freno a la situación.
«El uso de semilla legal que se comercializa en el país viene bajando muy fuertemente en los últimos cinco años por cuanto el agricultor está buscando otras opciones y lamentablemente esas opciones son material prohibido que no está registrado y eso genera que el sector semillero se encuentre en emergencia».
Así se pronunció el ingeniero Pedro Pellegrino, presidente de Asosemillas, quien en una entrevista realizada por el equipo de Publiagro en el marco de la Exposoya 2022, presentó un análisis de la difícil realidad que enfrenta el sector semillero nacional.
En ese sentido manifestó que cuando señala que están en emergencia no es solo por la caída de las ventas, sino que para hacer una variedad o un híbrido de semilla se tarda entre cinco y siete años por lo que en los programas de investigación en soya, maíz o en girasol se pierde la continuidad para la renovación de nuevas variedades.
El especialista señala que al no haber, por parte del agricultor, el uso de semillas registradas, adaptadas y producidas en Bolivia hace que las empresas reduzcan sus nuevas producciones.
Por ello sostiene que de continuar esta situación dentro de unos tres a cuatro años habrá muchas menos variedades y se tendrá que seguir el trabajo con las mismas que están vigentes en la actualidad.
¿Qué recomendaciones realizaría usted ante esta situación?
«Las recomendaciones son no hacer los monocultivos, es necesario hacer rotaciones, buscar otras alternativas. Santa Cruz no es solo soya, se puede cultivar otros rubros como sésamo, chía, entre otros.
Entiende que el productor está ávido de nueva tecnología, pero considera que esa tecnología está prohibida en el país y por ello los semilleros nacionales no las pueden producir.
Igualmente, por esa razón cree que los agricultores la buscan en el mercado informal y por ello atribuye que se presente el contrabando que le hace daño al sector y que entra por Brasil o Argentina.
Para el especialista en semillas en el país hay mucha producción ilegal y se comercializa entre productores, incluso las redes sociales están inundadas con ofertas de posiblemente entre 12 a 14 variedades.


“El Iniaf no tiene personal calificado”
Al preguntársele qué se debería hacer tomando en cuenta que el Iniaf anunció que van a empezar a decomisar la semilla ilegal, Pellegrino respondió que el Iniaf es un organismo público que está muy debilitado porque hay mucha rotación de personal que no está calificado y además subrayó que no tienen recursos, tampoco los Ítems y es por ello que no tienen los profesionales que realmente conocen este tema.
«Hay situaciones en la cual muchas empresas semilleras exportan y para hacer esas exportaciones se necesitan varios años (…) y a veces cuesta obtener la firma de un profesional registrado a nivel internacional y no es fácil conseguirlos por lo que esto afecta a todas la industria semillera del país», afirma.
En cuanto a los pasos que se deben seguir para remediar esta situación señaló que lo básico es concientizar al agricultor, quien a pesar de que busca nuevas variedades, no es que está desabastecido pues para todas las regiones, no sólo en soya, sino para el maíz y otros cultivos.
Al referirse a la biotecnología afirma que es una herramienta más que tiene el agricultor, aunque sostiene que el aumento de la producción se da por el desarrollo genético.
«Hace diez años en el país el promedio de soya era de 1.1 toneladas por hectárea y hoy en día estamos en solo dos toneladas. Eso obedece al desarrollo genético, no por la biotecnología», destaca.
El dirigente señaló que el sector semillero está en emergencia.
«Yo defino la situación como una emergencia. Estamos perdiendo nuestra soberanía genética, la soberanía que la estamos creando las empresas semilleras para lo cual invertimos con la finalidad de que el productor tenga un producto de calidad, una semilla que la va a sembrar y le rendirá, a pesar de que el clima influye como ha ocurrido en los últimos años», culminó el entrevistado.
Redacción: Publiagro