En los municipios de Puerto Villarroel, Chimoré, Entre Ríos, Villa Tunari y Shinahota siembran tambaquí, pacú, surubí y otras variedades de peces.


El Chapare, la zona cocalera de Bolivia, también crece en la producción de peces. En los últimos cinco años, este sector mostró un crecimiento de 181% que se refleja en un mayor número de productores, de piscinas o estanques y de carne que llega a mercados locales y nacionales.
De acuerdo a datos del Fondo Nacional de Desarrollo Integral (Fonadin), en 2016 la producción de pescado en el Chapare llegaba a 2.000 toneladas al año. En 2020 el volumen creció a 3.621 toneladas anuales, lo que refleja un crecimiento de 181%.
Piscicultura en el Chapare
Los habitantes del Chapare, la mayoría afiliados a las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, han diversificado sus ingresos mediante la piscicultura sin dejar de lado la producción de coca, que es la que genera mayores ingresos por el menor esfuerzo, inversión y dedicación que requiere.
“Con mi familia decidimos ingresar a la piscicultura sin dejar de lado el cultivo de coca porque tenemos que hacer trabajar nuestro cato de coca. Intentamos plantar frutas, pero tarda más y produce menos. Vimos que hay rendimiento y apoyo en el cultivo de peces”, explica a Página Siete Germán, productor y habitante de Villa Tunari.
La carne de pescado es muy apreciada por sus propiedades como la vitamina B, A, D y E. Es baja en calorías y rica en proteínas y minerales como el calcio, hierro, yodo, zinc y otros. Las variedades de pescado más buscadas en Cochabamba son el tambaquí, el pacú, la trucha, el pejerrey y el surubí.
Su preparación es variada. Puede ser a la parrilla, en sartén, ahumado, a la plancha, en caldo, ceviche, chicharrón, rebosado o frito. Y el precio puede variar desde los 15 hasta 50 bolivianos el plato dependiendo la variedad y el tamaño. En el Chapare los restaurantes se especializan, sobre todo, en la venta de pescado a la parrilla ya sea de tambaquí, pacú y surubí y el precio puede variar entre 25 y 50 bolivianos.
Boom del pescado chapareño
El Fondo Nacional de Desarrollo Integral (Fonadin), dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, impulsa la producción piscícola en el Chapare como en otras regiones.
Gualberto Rodríguez, coordinador regional del Fonadin en el trópico, informa que los municipios productores de pescado son Puerto Villarroel, Chimoré, Entre Ríos, Villa Tunari y Shinahota.
En esas cinco regiones entre 2016 y 2020, ésta y otras instituciones apoyaron a 2.759 familias con 4.527 estanques piscícolas que alcanzaron un volumen de producción por tonelada (se puede obtener 800 kilos en un estanque de 1.000 metros cuadrados) de 3.600, alcanzando un valor de venta de 13 millones de dólares (25 bolivianos por kilo aproximadamente).
“Los estanques piscícolas tienen una medida de 20 por 50, que son 1.000 metros cuadrados de espejo de agua donde se puede sembrar mil alevines. Los alevines son de dos a ocho centímetros de largo, ya sea de la variedad de tambaquí o pacú, las que más impulsan las instituciones del Estado. Pero hay familias productoras que trabajan con otras variedades como el surubí, carpa y sábalo”, afirma Rodríguez.


También explica el ciclo de producción de los peces. Señala que en un estanque o piscina de 1.000 metros cuadrados (20 por 50 metros) se siembran 1.000 alevines de tambaquí (u otra variedad similar) de cinco a siete centímetros de largo (cada alevín cuesta de 1,50 a 2 bolivianos).
Si la siembra fue en noviembre, la cosecha sería entre junio y julio del siguiente año con una producción de alrededor de 800 a 900 kilos. Para que la cosecha sea en Semana Santa, la siembre debe ser a mediados de año.
El promedio del precio por kilo es de 25 bolivianos, pero los intermediarios incrementan el precio hasta en 10 bolivianos por kilo. Por ejemplo, en el kilómetro 2 de la avenida Petrolera en Cochabamba –zona donde comercializan carne de pescado– el kilo de pacú se vende a 30 y 35 bolivianos, mientras que el kilo de trucha hasta en 40 bolivianos.
En los supermercados y friales, el precio puede encarecerse aun más por la extensión de factura.
Demanda pospandemia
Según Rodríguez, el incremento de la producción de pescado está relacionado con el consumo. Asegura que, antes de la pandemia, el consumo era reducido, pero se fue incrementando porque las personas tomaron conciencia de la importancia de consumir carnes blancas por sus diversas propiedades.
“Aumentó bastante el consumo. Antes de la pandemia, el precio del kilo no subía de los 25 bolivianos en las mejores épocas como Semana Santa. Actualmente, el kilo se vende (del productor) a 28 bolivianos. Hay bastante demanda”, afirma el responsable del Fonadin.
En 2019, según datos oficiales, el consumo per cápita de carne de pescado era de 2,5 kilos por persona. Desde el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras y el Programa Nacional de Pesca, se propusieron hasta 2020 duplicar el consumo a 5,2 kilos por persona, mediante incentivos en programas de producción y ferias del productor al consumidor.
Milton Peredo, padre de familia y vecino de la zona de Tupuraya, recuerda que hasta hace unos años consumía un promedio de dos kilos de pescado al año, pero desde que se casó y tuvo hijos incrementó el consumo de esta carne a cinco kilos por año debido a sus múltiples beneficios.
“Siempre me gustó la carne de pescado y podría consumir más, pero el precio es elevado a comparación de otras carnes. Un kilo de res rinde más que el de pescado. Para toda mi familia debo comprar al menos cinco kilos de pescado y gasto más de 150 bolivianos. En pollo o res sale más económico”, compara Peredo.
Los incentivos
Para acceder a los incentivos del Fonadin, explica Rodríguez, los productores deben cumplir una serie de requisitos. Para los beneficiarios, el Estado financia el 70% de los costos y el 30% lo deben cubrir los productores. Para sumarse al proyecto, se necesita un mínimo de 20 personas interesadas en la piscicultura sin importar la comunidad o municipio del trópico al que pertenezcan.
Los beneficiarios deben tener a disposición los estanques y alevines, alimento y asistencia técnica por un año. Los estanques deben estar ubicados en lugares cercanos a ríos o agua para que no requieran bombear el líquido. El financiamiento es en efectivo y los recursos van destinados para la excavación y construcción de los estanques (hasta 20 piscinas) y quizás la comercialización.
En cinco años el Fonadin llegó a establecer 1.020 estanques piscícolas en los cinco municipios del Chapare, incrementando la producción y el consumo de la carne de pescado. “Las oportunidades son buenas y el pescado, delicioso”, asegura Germán.
Fuente: Página siete

