El precio de la soya en su nivel más alto mejora los ingresos

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El sector privado pide aprovechar mejor la coyuntura y dice que las restricciones son una traba. Si el precio sigue alto, se puede llegar a ventas por $us 1.000 MM.

El precio de la soya y sus derivados está en su nivel más alto de los últimos años y el martes alcanzó los 602 dólares la tonelada en el mercado internacional, lo que beneficia el repunte del valor de las exportaciones y el ingreso de divisas. La industria pide aprovechar esta coyuntura para compensar la caída en hidrocarburos.

Ese precio fue el máximo valor registrado desde septiembre de 2012, año en el que el grano se cotizó en 650 dólares.

Este año también repuntaron las cotizaciones del aceite de soya que en 2020 cerraron con un promedio de 837,7 dólares la tonelada a 1.201,6 dólares en abril, según el INE. En un año el repunte es de 76,7%.

Lo mismo ocurre con la harina de soya, el aceite de girasol y el grano de soya que mejoraron en 12 meses en 27,2%, 21,57% y 64,3%, reportó el INE.

El presidente de la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas de Bolivia (Caniob), Jorge Amantegui, informó que la actual coyuntura de buenos precios es una oportunidad para reactivar la economía del país y si se aprovecharía se tendría un gran impacto en la generación de más empleos, mejores ingresos para los productores de granos, por impuestos y divisas para el tesoro nacional.
Además, es imperioso aprovechar este ciclo de buenos precios para incrementar las exportaciones de oleaginosas y compensar los bajos niveles de los productos tradicionales como el gas.

Los últimos años las exportaciones del sector soyero han estado alrededor de 900 millones de dólares. “Con esta coyuntura y una buena cosecha con buenos rendimientos como se evidencia, podríamos estar exportando alrededor de 1.200 millones de dólares”, añadió.

Amantegui explicó que los precios de los commodities varían por las condiciones climáticas en los países mayores productores como Brasil y Argentina, que condicionan los volúmenes de producción, hasta el volumen de la demanda de subproductos por parte de China o diversas circunstancias que ocurren en la relación internacional de EEUU y otros países del mundo, especialmente China.

Hoy los precios de la soya están elevados, pero mañana cualquier circunstancia como las mencionadas u otras pueden hacerlos variar, aclaró.

El gerente de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), Martín Salces, señaló que los precios de la soya mejoraron en los mercados debido a una mayor presión en la demanda mundial (principalmente China) por este grano.

Sin embargo, en términos de volumen, si se compara el primer trimestre 2021 con 2020 se exportaron 4.262 toneladas menos, debido a varios factores que limitan las exportaciones bolivianas: restricciones, tramitología y logística, entre otros, dijo.

El gerente del IBCE, Gary Rodriguez, manifestó que el alza de los precios tendrá un beneficio para el país con mayor ingreso de divisas y mejora del sector oleaginoso para la compra y venta de soya y sus derivados.

En 2013 y 2014 se alcanzó el mayor nivel de exportaciones de oleaginosas cuando se superó los 1.000 millones de dólares. “En 2020 las ventas llegaron a 784 millones de dólares. Si los precios se mantienen, podríamos estar esperando alcanzar los niveles históricos de 2013 y 2014”, dijo.
Una docena de empresas exportan soya y hay 15.000 productores de los cuales más del 90% son medianos y pequeños.

En el primer trimestre de este año las ventas externas de soya y derivados sumaron 241,4 millones de dólares, un 48% más que en similar período de 2020 y representan el 11% de las exportaciones, revelan cifras el IBCE.

Rodríguez sostuvo que la oferta se estancó desde hace 10 años con una producción anual de 2,5 millones de toneladas, pero si se apostaba a la biotecnología se hubiese exportado este año 1,2 millones de toneladas más.

Amantegui agregó que las restricciones a las exportaciones son un freno para la economía. En el caso de las industrias oleaginosas, sus ventas están condicionadas a obtener un certificado que acredite abastecimiento del mercado interno con un precio fijado por el Gobierno para los subproductos de soya. La demanda interna sólo representa el 20% de la producción.

Fuente: Página Siete