CAO arguye que biotecnología evita daños en la salud y medioambiente

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En medio de una serie de cuestionamientos al Decreto Supremo 4232, que autoriza la evaluación de seis productos genéticamente modificados para su uso en Bolivia, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) ratificó su apoyo a la medida gubernamental y aseguró que la biotecnología permitirá prescindir de aplicaciones de insumos cancerígenos, además que evitará daños ambientales con la disminución de emisiones CO2. Las fundaciones Tierra y Probioma cuestionan la norma.

El mencionado decreto establece procedimientos abreviados para la evaluación de maíz, caña, algodón, trigo y soya genéticamente modificados en sus diferentes eventos.

El vicepresidente de la CAO, Óscar Mario Justiniano, citando estudios de 155 Premios Nobel, señala que el uso de la biotecnología en el cultivo de maíz, por ejemplo, permitirá prescindir de hasta 10 aplicaciones de pesticidas que, al ser derivados de organofosforados, son cancerígenos. Añadió que estos productos también se aplican en el tomate y la lechuga.

En cuestiones medioambientales, mencionó que, al evitar hasta 10 aplicaciones de pesticidas en el maíz, se reducirá el movimiento de maquinaria agrícola disminuyendo así las emisiones de CO2.

También -dijo- se evitará la contaminación de napas de agua porque los pesticidas no se volatilizan fácilmente y terminan en el suelo.

Por otro lado, Justiniano negó que el uso de la biotecnología implique el crecimiento de la frontera agrícola. Aseguró que, al cultivar alimentos genéticamente modificados, lo que aumentó son los rendimientos por hectárea.

Citó que la producción de maíz (que en 2019 alcanzó un rendimiento de 2,64 T/H) puede ser hasta triplicada y la de soya (que llegó a 1,91 T/H) incrementada en 30 por ciento sin necesidad de desmontes.

Por su parte, el director de la Fundación Tierra, Gonzalo Colque, aseguró que los transgénicos contaminan el suelo y el agua y producen grandes daños ambientales, aunque advirtió que lo más preocupante es que el modelo del agronegocio pretende expandirse a costa de la destrucción de bosques y tierras fiscales, como ocurrió el año pasado con la quema de 3,6 millones de hectáreas en la Chiquitanía de Santa Cruz.

“Entonces el daño ambiental es grande porque es un modelo que va a seguir manteniendo las altas tasas de deforestación. Bolivia deforesta como 200 mil hectáreas por año. Es una tasa elevadísima en términos per cápita. Bolivia es uno de los mayores depredadores del Bosque en este momento”, agregó.

24 meses es el tiempo que tomarán las evaluaciones de eventos que mejor se adapten a las condiciones de Bolivia. Eso dará paso al uso comercial.

VEN FAVORECIMIENTO A AGROPECUARIOS CON PRETEXTO DE DAÑOS EN CUARENTENA
JOSUÉ HINOJOSA
El director de Fundación Tierra, Gonzalo Colque, considera que el Gobierno nacional aprovechó la situación de la emergencia sanitaria para dar vía libre al cultivo de alimentos genéticamente modificados con la excusa que el sector agropecuario de Santa Cruz necesita apoyo al verse perjudicado económicamente por la pandemia del coronavirus.
Según Colque, dicho sector fue uno de los pocos que contó con licencia para transitar y continuar sus actividades desde el inicio de la cuarentena, de modo que su periodo de cosecha no fue interrumpido.

“No se puede argumentar que la cuarentena y la situación de emergencia han afectado en términos de producción, porque no han podido cosechar en esta temporada; es decir, la cuarentena ha llegado un momento que estaba empezando la cosecha de soya y, desde el primer día, ellos han obtenido autorizaciones para seguir cosechando”, dijo.

Añadió que el Decreto Supremo 4232 sobrepasa al mandato de la Constitución Política del Estado (CPE) que establece que la producción, importación y comercialización de transgénicos debe ser regulada por una ley.

El director de la Fundación Probioma, Miguel Crespo, dijo que la soya no es un cultivo fundamental en la dieta de los bolivianos pero que, contrariamente, su siembra desplaza a otros más importantes como el trigo, frutas, tubérculos y hortalizas.

Fuente: Periódico La Prensa