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El 20 por ciento de los floricultores del valle bajo ya abandonó el rubro para dedicarse al cultivo de verduras. Las flores no se venden por la cuarentena y el sector perdió más de 11 millones de bolivianos, informó el presidente de la Asociación de Floricultores Quillacollo (Asoflorqui), Viviano Lafuente.
El 99 por ciento de la producción de los 800 floricultores de los municipios de Quillacollo, Vinto y Tiquipaya se han echado a perder por falta de demanda durante la cuarentena para hacer frente al coronavirus. Para evitar más pérdidas, las flores han dejado de cosecharse y se secan en los campos de cultivo.
Los floricultores han arado sus cultivos de flores y en su lugar han puesto pimentón, tomate y otras verduras para generar recursos y reponerse del daño económico.
En los últimos cinco años, los floricultores del valle bajo se habían incrementado en 800 por ciento y la producción subió en más de 400 por ciento.
Las flores se veían como producto rentable: se cosecha casi cada día, en muchos casos sólo se siembra una vez y se vendía a buen precio. Pero el crecimiento saturó el mercado interno, y la última exportación se realizó en 2017.
Hace seis años Asoflorqui tenía registradas sólo a tres asociaciones con 100 a 150 productores, pero actualmente son 15 organizaciones con 846 floricultores.
LAS FLORES DEJARON DE SER RENTABLES
Según Lafuente, el 70 por ciento de los agricultores en Quillacollo se dedicaba a la floricultura porque era un negocio rentable: no se vuelve a sembrar. Un rosal puede vivir hasta 30 años dando flores.
Fuente: Periódico La Prensa