La economía más importante del departamento se desploma, y es que el 48 por ciento del mercado de vino en Bolivia es copado por el contrabando (34%) y la producción clandestina (14%). Así lo revelan los datos del Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) Tarija 2040, documento elaborado con el apoyo de la Cooperación Alemana.
El precio de la uva cayó hasta en 40 bolivianos la caja, situación que sumió en la desesperación y llevó a denunciar a los productores la falta de mercado para ese fruto. Además, apuntaron a los industriales por reducir el cupo de compra, sector que reconoció esta situación y explicó que se debe a la pérdida del mercado interno para sus vinos y singanis, a causa del contrabando.
El argumento de los bodegueros resultó tener base estadística, pues, el PEVI muestra que la demanda en el año 2017 fue de 14 millones de litros (1,5 litros por adulto por año), y la tendencia es que se incrementa un 7 por ciento interanual.
Es así que el mercado es abastecido un 45 por ciento con producción nacional y solo un 7 por ciento por importaciones; estas últimas bajaron a casi la mitad desde el año 2012, sobre todo por las tasas arancelarias e impositivas que deben afrontar. Sin embargo, aumentó el contrabando y éste cubre el 34 por ciento de la demanda, mientras la elaboración clandestina ocupa un 14 por ciento del mercado.
El documento también revela que la cadena de uva, vino y singani de Bolivia genera un volumen de ventas de 140 millones de dólares, distribuidos 38 por ciento por uva de mesa, 33 por ciento vino y 29 por ciento singani. Aporta aproximadamente 20 millones de dólares al Estado. Esto involucra a más de 57 comunidades con 20.000 trabajadores directos e indirectos y 3.500 familias incluidas.
Toda esta cadena productiva en la actualidad se ve afectada, el presidente de la Asociación Nacional de Vitivinicultores Tarija (ANIV), Luis Pablo Granier, sostuvo que entre el año pasado y en lo que va del 2020 perdieron un 20 por ciento de mercado para sus vinos y singanis, lo cual se tradujo en una disminución en la elaboración de sus productos.
Por endehubo una merma de compra de materia prima a los viticultores, quienes también sienten el efecto de este fenómeno. Sin embargo, aclaró que su sector paga el precio de antes por caja de uva, no menos, como se ve en los mercados actualmente.
El empresario explica que, del total de la producción de uva, un 30 por ciento es destinado para la producción de vinos y singanis, mientras que el restante porcentaje de la fruta va a los mercados para consumo de las personas.
Por lo tanto, pide no culpar a su sector por la crisis que se atraviesa, ya que se tratade toda una cadena productiva. Por ello llama a las autoridades a tomar acciones de hecho para frenar el contrabando, que es el principal flagelo.
Las cifras en Tarija
La superficie cultivada en el Valle Central de Tarija representa el 80 por ciento del cultivo nacional con 3.996 hectáreas, según datos del Centro Vitivinícola Tarija (Cevita). Los rendimientos posibles son de 25.000 kilogramos por hectárea para uvas de mesa y 15.000 para uvas de vinificar.
El destino de los vinos producidos en Tarija se distribuyeen porcentajes de la siguiente forma: 35 corresponde al consumo local, impulsado por las actividades turísticas y gastronómicas;64 va al consumo nacional y 1por ciento se destina al mercado internacional.
En el caso del singani el consumo regional llega al 8 por ciento y el mercado nacional absorbe el 91 por ciento, de la misma forma se exporta solo el 1 por ciento de lo elaborado.
Para la vendimia 2019-2020 se tiene previsto una producción de alrededor de 1.500.000 quintales de uva.Sin embrago, el jefe de Desarrollo Productivo de la Subgobernación de Uriondo, Wilmar Sfarcich, sostiene que la preocupación por parte de los productores es que los precios actuales de la uva ni siquiera cubre sus hojas de costos.
Por su parte, el dirigente de la Asociación de Regantes de Uriondo, Eider Quiroga, añade que las constantes lluvias elevan el costo de la producción, pues, se tiene una mayor inversión para el tratamiento fitosanitario de la uva, por lo tanto, el costo de mantenimiento sube, pero no hay un equilibrio con los precios del mercado, los viticultores se ven en pérdida.
Por otro lado, Quiroga explica que las bodegas, tanto por producción propia y por el argumento de pérdida de mercado redujeron el cupo de compra. Es por eso que los productores están preocupados, ya que sus cultivos son de variedad exclusiva para hacer vino, no para uva de mesa.
Los datos del PEVI muestran que el 85 por ciento de las familias dedicadas a la viticultura en Tarija son productores pequeños, con 0,5 y 1 hectárea de vid.
Compromiso y exportación
En conclusión se tienen problemas con la falta de mercado para la uva producida en más de 3.500 hectáreas. A finales del año pasado se inauguró un proyecto de riego de 200 millones de bolivianos, el cual permitirá duplicar la cantidad de parcelas productivas. La pregunta de los viticultores es dónde irá a parar esa producción si con la actual se tiene problemas para la comercialización.
Este panorama motivó una reunión entre la Federación Departamental de Empresarios Privados de Tarija (FDEPT), la Agencia para el Desarrollo de la Gobernación y el Viceministerio de Comercio Exterior e Integración de Bolivia.
Es así que se arrancó el compromiso de exportación a la titular de esa cartera nacional del Estado, Claribel Aparicio, quien explicó que este tipo de exportaciones requieren de varios requisitos, sobre todo en el tema de logística, para que el producto llegue a su destino final con la calidad que se necesita.
Para lograr ese objetivo, la autoridad nacional comprometió conformar grupos de trabajo técnico y trabajar en todos los aspectos que se exigen para la exportación, labor de la que también participará el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), además de todas las agencias del Gobierno Nacional encargadas de generar un espacio de facilitación al comercio.
Aparicio adelantó que la exportación de productos altamente perecibles, como la uva, tienen que cumplir requisitos y normas fitosanitarias.
Apuntes sobre la temática
Pablo Granier
Es muy importante que las autoridades entiendan que tienen una responsabilidad con el sector más importante del sur de Bolivia. La crisis se la viene hablando desde el año pasado, pero no hubo ninguna solución de fondo. No se debe echar barro a un solo eslabón de la cadena productiva.
Heider Quiroga
El año pasado se logró vender en 90 y 100 bolivianos la caja, pero ahora eso bajó y lo que más sorprende a los productores chicos es la reducción de los cupos en las bodegas, y la baja en el mercado nacional, para lo cual necesitamos el apoyo de las autoridades nacionales, departamentales y municipales.
Uva, vino y singani
La cadena de uva, vino y singani de Bolivia genera un volumen de ventas de 140 millones de dólares, distribuidos 38 por ciento por uva de mesa, 33 por ciento vino y 29 por ciento singani. Aporta aproximadamente 20 millones de dólares al Estado. Involucra a más de 57 comunidades con 20.000 trabajadores directos e indirectos.
Fuente: Periódico El País Tarija