La fábrica de Stevia no debería estar en el trópico cochabambino

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Se descubren 8 marcas de stevias falsas en Bolivia, y no solamente ha sorprendido al agricultor, sino que al consumidor en general, ya que afecta directamente a la salud.

Rafael Pando, presidente de Castebol, comentó en el programa Publiagro Radio una extensión del descargo que ellos como Cámara hicieron en las redes sociales, donde dejaban en claro que para ellos esta noticia no era una novedad, ya que hace más de 10 años venían denunciándolo. Sin embargo, aplaudían la gestión del Senasag y del Sedes de Cochabamba por haber retomado el tema.

Castebol y las autoridades del Senasag, representantes como Rafael Pando y Alejandro Matos, se reunieron el pasado martes 4 de febrero para tocar el tema de la Stevia falsa.

«Manifiesto mi agradecimiento por habernos tomado en cuenta para coordinar ciertos tipos de acciones para beneficio de la sociedad, no somos autoridades por normas o leyes, pero sí somos una referencia que por años hemos luchado por causas justas en beneficio de la salud» comenta Rafael pando en la entrevista.

Las acciones que propone Castebol están enfocadas a la educación y orientación al consumidor, como por ejemplo leer las etiquetas, enseñarles los códigos de los edulcorantes químicos y el código de la stevia, ya que ahora en las etiquetas todo está codificado. «Nuestra colaboración va a estar orientada en la enseñanza, y a que diferencien sobretodo visualmente entre lo natural y lo químico».

En los últimos 6 meses se ha despertado el interés por la stevia en Bolivia, sin embargo, la superficie no ha tenido un crecimiento considerable. Actualmente tiene una superficie de 300 hectáreas, donde el mayor porcentaje se encuentra en Santa Cruz. Esta falta de crecimiento se debe a la falta de apoyo técnico de las instituciones y personas particulares que empezaron a fomentar por cuenta propia el cultivo, no dando un buen asesoramiento a los productores.

En el trópico de Cochabamba se entregaron 92 millones de plantines que corresponde para 92 hectáreas, donde solo hay 10 hectáreas productivas, lo que revela el seguimiento técnico deficiente.

Rafael Pando: «Nosotros hemos cuestionado siempre esa situación, pero no hemos sido bienvenidos por ser críticos y cuestionadores de las políticas que se han realizado en la planificación, sin embargo, el tiempo nos ha dado la razón, esto no estaba bien encaminado»

Planta de stevia en el Chapare
Esta fábrica se encuentra en Shinahota, al noreste de la ciudad de Cochabamba, tuvo un presupuesto alrededor de 13 millones de dólares, de los cuales 11.3 millones eran para la industria, y el saldo (1.7) para el desarrollo agrícola del cultivo en el trópico solamente.

Según comentó Pando, se cerraron en el trópico, sin hacer ninguna planificación, estudio de suelo accesibilidad, cultura productiva, experiencia, etc. Sin tomar en cuenta que sus suelos tienen un pH bastante ácido, que están en 1.3 o 1.4.

«Yo particularmente hice los análisis de suelo y advertí, hice las observaciones a los técnicos del anterior gobierno, pero obvio, siempre estuvieron acostumbrados a escuchar lo que ellos querían».

Dicha fábrica tiene una capacidad de procesar 500 toneladas de hojas secas al año, 41 toneladas al mes de materia prima, lo que significa que solo en el trópico para esa planta debería haber 300 hectáreas productivas, de las cuales solo hay 10, siendo que se entregó como para 92.

Otra observación, según Rafael Pando, es que esta variedad de stevia actual no es apta para la industria, «es solamente apta para tecito de champar, para el bolo (hoja de coca), pero para una industria de esta magnitud y ofrecerle al consumidor un polvo blanco que no tenga ese amarguito, es otra variedad, situación que también se las advertí al anterior gobierno, pero ellos ya habían hecho su camino».

Castebol asegura que la planta puede ser salvada, ellos ofrecen sus mejores oficios, relaciones nacionales e internacionales, incluso sin costo. «No perseguimos un interés, solo queremos por lo menos salvar esta fábrica, es por lo que tanto hemos peleado en Bolivia».

La única variedad que existe en el país y que es utilizada es la criolla paraguaya, que tiene 11% de glucósidos de esteviol, que tienen varios componentes, los mas imponentes son el Rebaudiósido A que es el que le da el dulce a la hoja, y el Esteviosido que le da el amarguito, bueno para el diabético. Sin embargo, no cumple los estándares de calidad internacional.

En los países industrializados exigen productos con mayor concentración de Rebaudiósido A, y es lo que también propone Castebol, que la hoja no sea amarga sino dulce. «Esta fábrica está diseñada para procesar ese tipo de materia prima, lo que no tenemos en Bolivia. Hay que traerla de otro país, la única solución es importar y luego promover y ponerla en competencia».

La cultura productiva debe adecuarse al manejo del lugar, al sur del país hubiera sido buen lugar para la fábrica, según comenta Pando, donde los niveles de fertilidad son buenos y la humedad relativa es baja. En el trópico los suelos son básicos, hay mucha lluvia, la humedad relativa es bastante alta, no es lo mismo secar 100kg en el trópico a 100 kg en Samaipata, por ejemplo. «Esa fábrica no debería estar en el trópico, lo dijimos desde el primer momento».

Al mes en toda Bolivia se consume 6 mil kg de stevia, que ahora sabemos que no es stevia, si se saca toda la mezcla que no es stevia pura, esas 6 toneladas tiene que ser lo que procese la industria que se tiene sin inaugurar, precisamente la capacidad industrial que tiene. «Tiene ya mercado aquí adentro, da para sacar toda la trucha y meter la nacional pura».

 

Fuente: Publiagro