Foto: Publiagro
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En los últimos años, el manejo de malezas resistentes se ha convertido en uno de los principales retos para los productores agrícolas. El uso intensivo y, en muchos casos, repetitivo de herbicidas con el mismo modo de acción ha favorecido la selección natural de especies que desarrollan resistencia, reduciendo la eficacia de los controles químicos tradicionales y aumentando los costos de producción.

Malezas como Amaranthus spp., Echinochloa colona o Sorghum halepense han mostrado resistencia a principios activos ampliamente utilizados como el glifosato, lo que ha generado la necesidad urgente de adoptar estrategias integradas. Estas estrategias combinan prácticas agronómicas, químicas y mecánicas para abordar el problema de manera efectiva.

Eduardo Cortez, ingeniero agrónomo y especialista en malezas en Argentina, enfatiza que frente a este escenario, el Manejo Integrado de Malezas (MIM) es clave para mitigar el avance de la resistencia sin comprometer la sostenibilidad del sistema productivo.

“La idea es que los productores de Bolivia tengan herramientas para poder ralentizar esa resistencia a las malezas difíciles, que, si bien acá en Bolivia no hay muchas malezas resistentes, lo bueno es que se puede trabajar muy bien con aquellas que ya están en los campos”, señaló Cortez.

El especialista explica que el manejo debe basarse tanto en tecnologías de procesos como en tecnologías de insumos. Las primeras se refieren a aquellas prácticas que no implican grandes inversiones económicas, pero que son altamente efectivas si se aplican correctamente.

“La tecnología del proceso es aquella que se realiza sin necesidad de altos costos, tiene que ver con conocer a la maleza, monitorear, hacer rotaciones eficientes, son las que no tienen que ver necesariamente con insumos”, explicó.

Sin embargo, reconoce que los insumos también cumplen un rol esencial.

“Después, la tecnología de insumos, porque sí debemos apoyarnos en los herbicidas, ya que son los principales controladores de las malezas. Y así como son los principales controladores, también tienen su lado negativo, por eso es necesario conocer la maleza y evitar que se potencie”, agregó.

El enfoque debe ser integrado, estratégico y preventivo.

“No basta con aplicar más herbicidas o rotarlos ocasionalmente; se necesita un enfoque multidisciplinario que combine herramientas químicas, agronómicas, biológicas y mecánicas”, aseguró Cortez.

Sobre las causas de la resistencia, el especialista hizo una analogía con los seres humanos.

“Las malezas, como los humanos, van mutando y esas mutaciones se dan en ciertas poblaciones. Con la aplicación de herbicidas o manejos distintos, incluso si no son herbicidas, vamos seleccionando esas poblaciones. Van quedando las más fuertes y esas son las que se van volviendo más tolerantes. La población resistente frente a la sensible se va incrementando”, explicó.

“En lo posible, siempre debemos tener un buen asesoramiento de un profesional para que ese profesional pueda determinar cuándo hacer los mejores manejos. Y siempre capacitarse, conocer, recorrer los campos y estar atentos”

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Estrategias clave para el manejo de malezas resistentes:

  1. Diagnóstico temprano
  •  Identificar correctamente la especie de maleza y confirmar si realmente es resistente.
  • Revisar los registros históricos del lote para entender el comportamiento previo de las especies.
  • Realizar pruebas específicas de campo o laboratorio si se sospecha de resistencia.
  1. Diversificación de modos de acción
  •  Rotar herbicidas con distintos mecanismos de acción (MOA) entre campañas agrícolas.
  • Evitar la repetición continua de un mismo principio activo.
  • Aplicar mezclas de herbicidas que actúan sobre diferentes sitios en la planta para reducir la selección de resistencias.
  1. Manejo agronómico del cultivo
  •  Rotación de cultivos para romper el ciclo de vida de las malezas.
  • Uso de densidades de siembra adecuadas para generar una mayor cobertura del suelo.
  •  Ajuste en las fechas de siembra para evitar coincidencias con las ventanas de emergencia de las malezas.
  1. Control mecánico y cultural
  • Aplicar labores de labranza ocasional en casos donde se ha acumulado un banco de semillas resistentes.
  • Usar desmalezadoras o cortes en los bordes de los lotes o en los manchones donde se concentran las especies problemáticas.
  • Introducir cultivos de cobertura como centeno o vicia, que ayudan a reducir la presión de malezas.
  1. Prevención y monitoreo continuo
  •  Limpiar la maquinaria agrícola entre lotes para evitar el traslado de semillas resistentes.
  • Realizar monitoreos frecuentes para detectar escapes y nuevos focos de infestación.
  • No permitir que las malezas lleguen a semillar, ya que una sola planta resistente puede producir miles de semillas.

Finalmente, Cortez recomienda trabajar siempre con asesoramiento técnico. 

“En lo posible, siempre debemos tener un buen asesoramiento de un profesional para que ese profesional pueda determinar cuándo hacer los mejores manejos. Y siempre capacitarse, conocer, recorrer los campos y estar atentos”, concluyó.

Fuente: Eduardo Cortéz
Redacción: Publiagro

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