En un mundo cada vez más interconectado y vulnerable a amenazas sanitarias, ambientales y agropecuarias, los laboratorios se han consolidado como herramientas fundamentales dentro de los sistemas de bioseguridad. Su rol ha dejado de estar limitado únicamente al análisis de muestras o diagnóstico de agentes patógenos; hoy en día, desempeñan funciones estratégicas en el monitoreo, la vigilancia epidemiológica, la evaluación de riesgos y la implementación de medidas correctivas en tiempo real.
En este contexto, la médica veterinaria Marisol Cardoso destaca la importancia de integrar estos espacios con protocolos adecuados y personal técnico debidamente capacitado.
“La articulación de laboratorios con protocolos de bioseguridad adecuados y personal capacitado fortalece la capacidad de respuesta frente a emergencias sanitarias y promueve la sostenibilidad de los sistemas productivos y ecosistemas”, afirma.
Además, resalta que, dentro del marco de las normativas internacionales, la certificación y trazabilidad de los resultados refuerzan la transparencia y la confianza en los mercados internacionales.
Para Cardoso, el laboratorio no solo cumple un rol técnico, sino estratégico.
“El laboratorio es la herramienta más importante para hacer el monitoreo de la contaminación microbiológica de todos los ambientes de producción animal, pero es necesario saber cómo utilizar, cómo hacer un muestreo correcto, porque no podemos subestimar la cantidad de microorganismos que están en el ambiente”.
La especialista recomienda a los productores y técnicos del área siempre apoyarse en el conocimiento del laboratorio al momento de planificar un muestreo.
“Siempre preguntar a los laboratorios, solicitar orientaciones; el laboratorio sabe cómo hacer, pero puede también consultar al sanitarista, porque siempre es necesario conocer cómo realizar la colecta dependiendo de lo que se está investigando”.


«La articulación de laboratorios con protocolos de bioseguridad adecuados y personal capacitado fortalece la capacidad de respuesta frente a emergencias sanitarias y promueve la sostenibilidad de los sistemas productivos y ecosistemas”




Herramientas y métodos en constante evolución
Hoy, entre las herramientas más utilizadas destacan las de microbiología convencional, que son exigidas por los entes regulatorios como el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (SENASAG) en Bolivia. Sin embargo, Cardoso señala que también existen tecnologías avanzadas de gran utilidad, como las técnicas moleculares, por ejemplo la secuenciación de nueva generación (NGS), así como métodos rápidos como el uso del albuminómetro.
Esta última técnica permite realizar una cuantificación de la materia orgánica en los ambientes productivos, ofreciendo resultados en tiempo real. De este modo, los laboratorios no solo permiten detectar bacterias y hongos existentes, sino que también previenen brotes mediante el control de variables ambientales clave.
Uno de los patógenos más comunes en los entornos agropecuarios es la Salmonella spp., especialmente en granjas avícolas. Para su detección, los laboratorios aplican métodos microbiológicos, bioquímicos y moleculares.
“Mucho depende del ambiente, por ejemplo, si fue en un galpón de producción de pollos, el método más utilizado es el suave de arrastre que debe de ser humedecido en agua peptonada, y esta permite recuperar bacterias dañadas o en bajo número”, explica la médica veterinaria.
Añade que es necesario utilizar un medio de colecta apropiado que permita mantener la viabilidad de la bacteria, y prestar especial atención a la temperatura y al tiempo de envío de las muestras al laboratorio.
“El tiempo del envío puede durar hasta 24 horas desde la recolección hasta que llega al laboratorio y la temperatura tiene que ser entre 2 y 8 grados”.
Uno de los errores más frecuentes, advierte, es no respetar esas condiciones, lo que compromete la validez de los análisis.
“Uno de los problemas es el tiempo de la muestra al laboratorio, la temperatura —que es muy normal si se dejara a más de 8 grados—, así como la calidad del material de colecta. Por ejemplo, si es una investigación de salmonella, el suave no puede ser seco, debe tener la sustancia que es el agua peptonada”.
La calidad del agua como factor clave en bioseguridad
Otro aspecto central es la calidad del agua, un elemento transversal a todos los procesos dentro de la producción animal. Cardoso enfatiza que el agua es utilizada para diluir desinfectantes, detergentes, antimicrobianos y vacunas, y por ello su pureza microbiológica debe ser garantizada.
“El agua es la fuente de todo. Si existe una contaminación del agua, la contaminación es para los ambientes, las personas, para los animales. Es muy importante que la calidad microbiológica del agua esté controlada”.
Entre los microorganismos más comunes que pueden encontrarse en el agua se incluyen bacterias como Aeromonas y diversos tipos de bacilos que, aunque muchas veces provienen del suelo, pueden indicar contaminación por materia orgánica o aguas mal tratadas.
“Las bacterias nos dan una información sobre cómo está el agua, si está limpia o si tiene materia orgánica en gran cantidad”, concluye.


Fuente: Marisol Cardoso
Redacción: Publiagro

