





En muchas zonas productivas del país, la presencia de malezas representa uno de los mayores desafíos para los agricultores, y entre ellas, el chiori se ha convertido en una de las más problemáticas. Esta especie, de rápido crecimiento y alta capacidad de adaptación, afecta directamente al desarrollo de cultivos comerciales como la soya, el maíz o el sorgo, provocando pérdidas significativas si no se controla a tiempo.
Roly Limachi, encargado de la parte de desarrollo de la empresa Mainter, explica que esta maleza, conocida también como “pasto erizo” por sus semillas espinosas que se adhieren con facilidad a la ropa y a los animales, “no solo compite de manera agresiva por agua, luz y nutrientes, sino que además dificulta las labores agrícolas y puede provocar lesiones en el ganado”.
La expansión del chiori se ve favorecida por su alta capacidad de reproducción y su tolerancia a condiciones adversas, como suelos pobres, compactados o con escasa cobertura vegetal.
“En campos agrícolas, esta maleza puede reducir significativamente el rendimiento de cultivos como soya, maíz o sorgo, al interferir en su desarrollo desde etapas tempranas”, explicó Limachi.
Además del impacto productivo, el chiori representa un riesgo físico tanto para los trabajadores como para los animales que transitan por los lotes infestados, debido a sus espinas rígidas que pueden causar heridas, infecciones y molestias constantes. Por esta razón, el manejo de esta maleza debe integrarse en un programa de manejo integrado de malezas, combinando prácticas culturales, químicas y preventivas, especialmente durante el barbecho o la etapa de preparación del terreno.


«Prácticamente estas malezas, en un metro cuadrado de chiori, en 10 plantas pueden llegar a reducir de un 8 hasta un 60% de rendimiento”




Control con aplicaciones químicas
El control del chiori representa un reto particular debido a su rápida germinación. “El problema del chiori es que germina demasiado rápido con la exposición al sol, es por eso que se ve bastante en los campos”, explica Limachi. Esta capacidad de germinación explosiva lo convierte en una amenaza real para los cultivos, especialmente cuando no se aplican herbicidas preemergentes de forma oportuna.
“Prácticamente estas malezas, en un metro cuadrado de chiori, en 10 plantas pueden llegar a reducir de un 8 hasta un 60% de rendimiento”, advierte. Las condiciones climáticas actuales, con niveles adecuados de humedad y fuerte radiación solar, han favorecido su propagación. “Las condiciones de humedad con el sol han generado que germine bastante y en campo donde no han utilizado preemergente, están con germinaciones de chiori casi al 100%”, afirmó.
Ante esta problemática, Mainter ha incorporado una solución innovadora para su control: se trata de Balon, un producto a base de Benazolin, un herbicida selectivo diseñado para cultivos como soya y girasol. Según Limachi, “se pueden realizar aplicaciones con dosis de 0,6 para el control de amarantus, con malezas de 5 a 10 centímetros”.
Cuando la infestación supera el 10% en campo, se recomienda intensificar el tratamiento con una mezcla de imazetapir al 0,8% y Benazolin al 0,6%, lo que permite un control más eficiente y dirigido.


Fuente: Roly Limachi
Redacción: Publiagro