

¿Es Bolivia un país autosuficiente en la producción de trigo?
Para el ingeniero Juvenal Bonilla, presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Bolivia, la respuesta es clara: aún no lo es, aunque el país sí tiene el potencial para llegar a serlo. Sin embargo, factores como la reducción de la superficie cultivada y la falta de políticas públicas concretas están limitando esa posibilidad.
“Bolivia podría ser un país autosuficiente, pero por el momento no lo es, y la disminución de hectáreas sembradas cada vez es más notoria”, advierte Bonilla.
Según datos del sector, Bolivia necesita entre 700 mil y 800 mil toneladas de trigo al año para abastecer la demanda interna. No obstante, en la presente campaña solo se sembrarán alrededor de 80 mil hectáreas. Al extrapolar esa superficie con los rendimientos promedios del país, Bonilla estima una producción de aproximadamente 150 mil toneladas.
“Eso no alcanza para cubrir ni siquiera el 20% al 25% de la demanda total”, puntualiza.
Una creciente vulnerabilidad
Para Bonilla, Bolivia se ha vuelto un país vulnerable en materia de trigo, especialmente en los últimos años.
“Podríamos ser un país autosuficiente si existieran políticas públicas bien definidas respecto a este cultivo, que exista un plan a nivel país. Con un objetivo claro, podríamos cubrir la demanda nacional en un plazo de 5 a 10 años”, asegura.


“Podríamos ser un país autosuficiente si existieran políticas públicas bien definidas respecto a este cultivo, que exista un plan a nivel país. Con un objetivo claro, podríamos cubrir la demanda nacional en un plazo de 5 a 10 años”


Factores que limitan la siembra
Uno de los principales obstáculos, según Bonilla, es la falta de semillas certificadas. El Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) logró certificar solo 8 mil toneladas de semilla el año pasado.
Si se considera que se necesitan unos 150 kilos por hectárea, esa cantidad alcanza para cubrir unas 60 mil hectáreas. Las 20 mil hectáreas restantes, según el ingeniero, probablemente se siembren con semilla ingresada por contrabando.
Propuestas para revertir el escenario
Bonilla insiste en la necesidad de una estrategia nacional integral que contemple, entre otros aspectos, el mejoramiento genético del cultivo e introducción de biotecnología, con el fin de elevar los rendimientos.
“Se debe incentivar a los productores mediante un plan. En primer lugar, trabajar en el mejoramiento genético del cultivo de trigo, introducir biotecnología, cuyo propósito sea aumentar la productividad. No podemos seguir con 1,5 toneladas por hectárea; debemos llegar a rendimientos de 2 a 3 toneladas por hectárea”, propone.
Finalmente, señala que también es clave garantizar un incentivo económico para los agricultores.
“Un precio fijado con anterioridad es fundamental, para que el agricultor pueda animarse a sembrar este cultivo y planificar mejor la siembra”, concluye Bonilla.


Fuente: Juvenal Bonilla
Redacción: Publiagro