En los sistemas agrícolas modernos, las malezas no solo representan una competencia directa con los cultivos por recursos esenciales como el agua, los nutrientes y la luz solar. En muchos casos, estas plantas indeseadas cumplen un rol más complejo y perjudicial: actúan como hospederas de plagas y enfermedades, que afectan directamente a cultivos comerciales de importancia económica.

Lucas Vittorio, responsable de Investigación y Desarrollo en Syngenta Bolivia, señala que este fenómeno, conocido como “maleza hospedera”, ha cobrado creciente relevancia entre investigadores y técnicos del sector agropecuario, debido a su impacto directo sobre el éxito de los programas de manejo integrado.

“Este fenómeno, conocido como maleza hospedera, ha sido objeto de creciente atención por parte de investigadores y técnicos del sector agropecuario, ya que puede comprometer el éxito de los programas de manejo integrado y aumentar significativamente las pérdidas productivas”, explica.

A diferencia de las malezas comunes que compiten pasivamente con los cultivos, las malezas hospederas ofrecen refugio y alimento a insectos vectores, hongos, bacterias o virus, los cuales luego pueden diseminarse hacia los cultivos principales. Además, algunas de estas especies facilitan indirectamente la persistencia de malezas parásitas, como es el caso de Orobanche cumana, conocida comúnmente como Jopo, una de las más agresivas en cultivos como el girasol.

“En campo hemos encontrado que, además de dentro del cultivo de girasol, hay muchas especies de malezas que estaban parasitando la Orobanche cumana (Jopo). Esto llega a ser bastante inusual, sin embargo, existe información que indica que la Orobanche cumana está parasitando además de en el girasol, también en otras especies”, afirma Vittorio.

“Estas malezas, al igual que cultivos susceptibles, pueden mantener activo el banco de semillas del Jopo en el suelo, dificultando su erradicación. En un enfoque de manejo integrado, el control de estas especies es crucial para evitar que funcionen como ‘puentes biológicos’ entre una campaña y otra”

Existen otras malezas que pueden ser hospederas del Jopo/ Foto: Internet
Existen otras malezas que pueden ser hospederas del Jopo/ Foto: Internet

El especialista destaca que las investigaciones realizadas en Bolivia revelan una situación particular. ¨Lo que se encontró es que existe una diversidad mucho más grande que lo que se registra en la literatura, ya que al ser una especie exótica en nuestra región, podría encontrarse germinando en muchas otras malezas, muchas de ellas convirtiéndose en hospederos del Jopo¨.

Esta capacidad del Jopo para adaptarse a nuevos hospederos representa un reto adicional. Un problema clave de estas malezas hospederas es su contribución al banco de semillas en el suelo.

“Una planta coloca al suelo una gran cantidad de semilla, y mientras más hospederos tengamos en el área, significa mayor cantidad de semillas en el sistema, lo que dificulta con el tiempo, ya que el cultivo siguiente va a tener una alta presión de esta maleza parásita (Jopo)”, señala.
Entre las malezas potencialmente hospederas o que estimulan la germinación del Jopo, se encuentran las siguientes especies:

  1. Chenopodium album (Quinoa silvestre o cenizo): produce exudados radiculares capaces de inducir la germinación de Orobanche.
  2. Amaranthus spp. (Kiwicha silvestre, bledo): se ha detectado actividad de estrigolactonas, compuestos químicos que podrían activar la germinación del Jopo.
  3. Datura stramonium (Chamico o estramonio): común en zonas cálidas, puede estimular la germinación sin necesariamente ser parasitada por completo.
  4. Solanum nigrum (Hierba mora): al ser de la misma familia que el tomate, puede compartir patógenos y también atraer a Orobanche.
  5. Portulaca oleracea (Verdolaga): aunque no siempre permite la conexión del haustorio del parásito, puede formar parte del entorno que favorece su desarrollo.
  6. Xanthium strumarium (Cadillo): hay reportes anecdóticos que asocian su presencia con campos infestados de Jopo.
  7. Heliotropium spp.: Algunas especies nativas se han estudiado por su influencia indirecta en la germinación de Orobanche en ambientes semiáridos.

Frente a este panorama, el control riguroso de malezas se vuelve una pieza clave del manejo agronómico.

“Estas malezas, al igual que cultivos susceptibles, pueden mantener activo el banco de semillas del Jopo en el suelo, dificultando su erradicación. En un enfoque de manejo integrado, el control de estas especies es crucial para evitar que funcionen como ‘puentes biológicos’ entre una campaña y otra”, recomienda Vittorio.

Si bien el girasol continúa siendo el cultivo más vulnerable, el especialista hace énfasis que en zonas donde no hay girasol, pero donde las condiciones climáticas son favorables, Orobanche cumana puede desarrollarse en otras especies, aumentando significativamente la cantidad de semillas en el suelo y prolongando su persistencia en el agroecosistema.

Fuente: Lucas Vittorio
Redacción: Publiagro