



En la producción avícola moderna, el control ambiental es uno de los pilares fundamentales para lograr altos niveles de rendimiento, eficiencia y bienestar animal. Las aves, especialmente los pollos de engorde, son extremadamente sensibles a las variaciones de temperatura, humedad y calidad del aire. Por ello, el mantenimiento adecuado y periódico de los sistemas de climatización en las granjas se ha convertido en una necesidad crítica, sobre todo en regiones con climas extremos o alta oscilación térmica.
El ingeniero Dilson Bock, especialista brasileño en sistemas de ventilación y climatización avícola, resalta que factores como la ventilación adecuada, la temperatura ambiente y la humedad relativa deben mantenerse dentro de parámetros óptimos para evitar el estrés térmico, prevenir enfermedades respiratorias y asegurar un crecimiento uniforme del lote. Esto solo es posible si todos los componentes del sistema —extractores, ventiladores, paneles evaporativos, sensores, termostatos y controladores automáticos— están en correcto estado de funcionamiento y calibración.
Mantenimiento: más que una tarea técnica, una estrategia productiva
Contar con un plan de mantenimiento preventivo y correctivo no solo reduce el riesgo de fallas inesperadas, sino que también prolonga la vida útil de los equipos, mejora la eficiencia energética y, sobre todo, contribuye a una producción avícola más sostenible y rentable. Según estudios de la Embrapa, las pérdidas de peso vivo en aves sometidas a condiciones de calor extremo pueden superar el 15%, lo cual tiene un impacto directo en la rentabilidad del productor.
“Trabajamos con el objetivo de enfocarnos en el tema del mantenimiento de estos equipos para su correcto funcionamiento”, explica el Ing. Bock. “Por ello comenzamos planteando cuáles son las condiciones necesarias para que este sistema evaporativo funcione correctamente. Lo que realmente se debería buscar es bajar la temperatura y eliminar el calor acumulado, que es lo que genera el estrés térmico”.
La importancia del diseño y el sellado de galpones
Para que el sistema funcione de manera eficiente, Bock subraya la necesidad de un galpón correctamente sellado. Esto significa que el aire solo debe ingresar al ambiente interior a través de los paneles evaporativos, lo que permite un proceso de enfriamiento efectivo mediante la evaporación del agua.
“Cuando se logra esto, el aire que circula por el galpón llega a las aves con una temperatura adecuada, oxigenado y libre de gases como el CO₂, lo que genera un ambiente confortable para que los animales puedan expresar su máximo potencial productivo”, añadió.


“El sistema de climatización hará que el animal se sienta cómodo para consumir la máxima cantidad de agua y alimento balanceado”




Tecnología y eficiencia térmica
En la actualidad, existen sistemas portátiles de climatización que pueden brindar soluciones rápidas, aunque con una eficiencia inferior a la de los sistemas evaporativos bien instalados. Según el especialista, en condiciones de baja humedad (entre el 15 y 20%), el sistema evaporativo puede reducir la temperatura interior hasta en 10 a 15 °C respecto a la temperatura exterior. Esta capacidad de enfriamiento es vital, especialmente durante las horas de mayor radiación solar, cuando la temperatura ambiente puede superar los 35 °C.
Impacto directo en el consumo y la conversión alimenticia
“El sistema de climatización hará que el animal se sienta cómodo para consumir la máxima cantidad de agua y alimento balanceado”, destaca Bock.
Esto se traduce directamente en ganancia de peso o producción de carne y, en el caso de gallinas ponedoras, en producción de huevos. Un animal sometido a estrés por calor prioriza deshacerse del exceso térmico y deja de comer. Abren sus alas, jadean, disminuyen su actividad metabólica.
De ahí la importancia de asegurar un flujo constante de aire mediante extractores potentes y bien distribuidos. Estos equipos no solo eliminan el calor, sino que también renuevan el aire, disminuyen la concentración de amoníaco y permiten que el sistema de climatización cumpla su función de “cura ambiental”, como lo denomina Bock.
Recomendación
El mantenimiento de los sistemas de climatización en granjas avícolas no debe ser visto como un gasto, sino como una inversión estratégica. El confort térmico de las aves influye directamente en su desempeño zootécnico y, por tanto, en la rentabilidad del productor. La integración de buenas prácticas de manejo, tecnología adecuada y mantenimiento periódico garantiza no solo la productividad, sino también el respeto al bienestar animal.
Fuente: Dilson Bock
Redacción: Publiagro

